Unicaja tiene una oportunidad
La decisión del Consejo de Administración de la entidad de subir su retribución un 11% no parece la mejor forma de empezar una nueva etapa
Unicaja Banco está hoy ante una oportunidad única. Una oportunidad de seguir siendo aquella entidad, con un lado humano, en la que los empleados estaban encantados de representar a su marca y los clientes estaban igualmente encantados de formar parte de la gran familia de Unicaja.
Sin embargo, las decisiones de algunos directivos atacaron profundamente esa armonía, convirtiendo la entidad en algo muy diferente a lo que empleados y clientes conocíamos y contribuimos a crear.
Hoy, una vez que hemos conseguido expulsar a esos malos directivos, se abre una nueva oportunidad para reco...
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Unicaja Banco está hoy ante una oportunidad única. Una oportunidad de seguir siendo aquella entidad, con un lado humano, en la que los empleados estaban encantados de representar a su marca y los clientes estaban igualmente encantados de formar parte de la gran familia de Unicaja.
Sin embargo, las decisiones de algunos directivos atacaron profundamente esa armonía, convirtiendo la entidad en algo muy diferente a lo que empleados y clientes conocíamos y contribuimos a crear.
Hoy, una vez que hemos conseguido expulsar a esos malos directivos, se abre una nueva oportunidad para recobrar la senda de aquella entidad que todos echamos de menos. Sin embargo, que el nuevo Consejo de Administración inicie su andadura con una subida de sueldo del 11%, cuando la plantilla ha perdido poder adquisitivo en un porcentaje similar solo en los últimos tres años, no parece la mejor forma de empezar.
En la Junta General de 2018, elevamos la voz para transmitir la preocupación de la plantilla por su seguridad y futuro ante la inminente integración de Unicaja Banco y Banco CEISS. En aquella junta solicitamos al presidente el compromiso de no utilizar medidas traumáticas, conservar los derechos adquiridos y, en aras de una mejor integración, proceder a la homologación de las condiciones laborales de las dos plantillas y garantizar el empleo. La respuesta fue inmediata, al asegurar que todo el proceso de integración se llevaría conforme a como siempre se había gestionado en la entidad y evitando las medidas traumáticas.
Si en la junta de 2018 se trató la integración con Banco CEISS, en la de 2020 se abordó la de Liberbank. En ambas enfatizamos la importancia de la plantilla para llevar a cabo con éxito estas operaciones y recordamos el papel fundamental y el esfuerzo que esta realizó con motivo de la pandemia de Covid. Una plantilla que, con su comportamiento ejemplar, aseguró la confianza en la entidad a inversores y clientes,y la afianzó entre las primeras del sector.
No es hasta el año 2021 cuando se lleva a cabo la integración con Liberbank, con un reparto institucional virtualmente diferente a lo acordado en el proyecto de integración, lo que unido a la crisis de gobernanza nos obliga a intervenir y denunciar las irregularidades ante todos los entes jurídicos, económicos, políticos y de supervisión, tanto nacionales como europeos. Durante estos dos últimos años, las dificultades para la plantilla de Unicaja Banco se contagiaron de las que se traían desde la conflictiva Liberbank, lo que llevó las relaciones laborales al punto más álgido de confrontación conocida. En resumen, a pesar de las circunstancias adversas, la plantilla de Unicaja Banco siguió remando por su empresa y por sus clientes hasta la extenuación, en los momentos buenos y en los malos,
De aquellos polvos, estos lodos. En estos días, la plantilla se ha vuelto a manifestar para visibilizar el hartazgo y descontento por la situación, pidiendo reconocimiento, pidiendo recuperar el poder adquisitivo perdido, en un momento en el que la entidad ha obtenido unos resultados récord. La plantilla quiere recuperar la dignidad que siempre tuvo nuestro empleo, y que ha tocado suelo.
La entidad está muy preocupada por la publicación de los resultados. Lo importante parece ser la imagen que se da ante el resto del sector, inversores y supervisores. Sin embargo, peor imagen se proyecta al aprobar una subida de su sueldo del 11% para el próximo trienio, sin ni siquiera haber dado tiempo a demostrar la valía.
Mientras, la plantilla que sí ha demostrado su buen hacer a lo largo de los años, se ve obligada a alzar la voz en la calle, como profesionales peor pagados del sector. Si hay dinero para mejorar las remuneraciones de algunos, también lo tiene que haber, en la misma medida, para mejorar las remuneraciones de todos.
Unicaja tiene una oportunidad única de ser la entidad que siempre fue. Pero debe quedar claro que, si se quiere tener un coche ganador, se debe invertir en mantener y proteger el motor, que es el que hace rodar al vehículo. La plantilla es el motor de Unicaja, y solo invirtiendo en mejorar su situación, podrá convertirse en una entidad ganadora.
Jesús Barbosa es presidente de la Confederación Intersindical de Crédito (CIC)
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