Una buena señal de confianza en Europa

La eurozona ha abandonado las batallas internas que la fragmentaron peligrosamente en la última crisis de deuda y ese clima se refleja en el mercado

Christine Lagarde, presidenta del BCE.picture alliance (dpa/picture alliance via Getty I)

Cuando en el verano de 2022 los diferenciales de las primas de riesgo de algunos países de la eurozona, España entre ellos, comenzaron a tensionarse en el marco del retorno a las alzas en los tipos de interés, Fráncfort hizo un movimiento que a priori parecía insuficiente para calmar las aguas: anunciar la aprobación de un mecanismo dirigido a evitar la fragmentación financiera de la zona euro. El Instrumento para la Protección de la Transmisión (Transmission Protection Instrument, TPI) no ha llegado siquiera a aplicarse, pero ha contribuido de forma efectiva a mantener los diferenciales de deuda en Europa lejos de la línea roja. Aunque el endurecimiento de la política monetaria ha engordado la factura de la financiación de los Estados, ese aumento ha sido razonablemente equilibrado y no ha puesto en cuestión en ningún momento la unidad de la moneda única y su supervivencia, como ocurrió durante la crisis de 2011.

Con la excepción de Italia, cuya prima ha descendido también desde julio de 2022, pero se sitúa todavía en 191 puntos básicos, los diferenciales se mueven actualmente en una aceptable moderación en la que no existen grandes notas discordantes. La prima de riesgo española, que hace 17 meses alcanzó los 136 puntos básicos, se sitúa hoy en 106. Un comportamiento que se repite en el resto de las denominadas economías periféricas y que en algún caso, como el de Portugal, ofrece incluso un diferencial con el bono alemán de solo 68 puntos básicos.

Pese a que la política monetaria de Fráncfort haya hecho su parte del trabajo, el buen comportamiento de las primas de riesgo se explica también por otros factores, como el efecto favorable en términos reales que ejerce la inflación sobre la deuda pública de los Estados, una circunstancia que ha experimentado, entre otras, la economía española. En el caso de España, la moderación del diferencial de la deuda se explica también en buena parte por la estrategia financiera que el Tesoro adoptó en la época del dinero barato, que ha dotado al país de un escudo de la vida media de la cartera de deuda.

Más allá de las circunstancias de cada país, la evolución de las primas de riesgo europeas constituye una buena señal respecto a la confianza de los inversores en la eurozona. Pese a la fragilidad del crecimiento y la incertidumbre en las previsiones económicas, Europa ha abandonado las batallas internas que la fragmentaron peligrosamente en la última crisis de deuda y esa paz se refleja en el mercado. Pero como toda calma financiera, hay que contar con que no tiene por qué ser duradera.

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