Editorial

El FLA y las ventajas tangibles de la solidaridad

Tan útil es para Alemania una España quebrada como para España una Cataluña en bancarrota

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en un mitin de JxCat en Amer (Girona), su pueblo natal.David Borrat (EFE)

En las primeras etapas de la crisis financiera, los Gobiernos autonómicos de Cataluña, Andalucía o la Comunidad Valenciana lanzaron, de hecho, emisiones de deuda dirigida a particulares (denominadas coloquialmente bonos patrióticos) que, llegado el agravamiento de las condiciones financieras, solo pudieron devolver gracias al auxilio del Estado. La crisis hundió los ingresos de unos Gobiernos que tenían que proporcionar los servicios a los ciudadanos, salarios de médicos o docentes incluidos.

El Gobierno de Mariano Rajoy lanzó el Fondo de Liquidez Autonómica para evitar el estrangulamiento de las cuentas regionales en julio de 2012, es decir, en pleno pico de la crisis financiera y del euro. Ese mes la prima de riesgo marcó 650 puntos y el bono a 10 años se pagaba al 7%. Y, si España tenía serias dificultades para financiarse, las comunidades no tenían cómo cubrir el desfase entre ingresos y gastos.

El fondo, llamado por sus siglas FLA, fue una suerte de rescate autonómico que evitó el colapso financiero de las regiones. Y no solo eso: la financiación bonificada ha recortado casi la mitad del coste financiero de las comunidades, según los cálculos de BBVA, incluidas aquellas que, como Madrid o Navarra, no lo pidieron. Con el paraguas de financiación estatal, las posibilidades de que las regiones sufran dificultades financieras son menores, por lo que el interés exigido se reduce.

No es un mecanismo muy distinto del aplicado a nivel europeo. Fue en ese mismo mes de julio de 2012 cuando Mario Draghi pronunció el famoso discurso en Londres que precedió a la creación del OMT, mecanismo para evitar que el ensanchamiento de las primas de riesgo rompiera el euro. No fue necesario su uso; simplemente su existencia daba la tranquilidad necesaria para contener las primas de riesgo. Son dos herramientas básicas de solidaridad, claves para contener el impacto de la crisis y que ahorran más dinero del que cuestan.

Ahora, la mezcla de territorialidad y dinero suele ser terreno abonado para el populismo. Normalmente, porque unos perciben que pagan las facturas de otros, confundiendo el sistema financiero con la economía doméstica. En España esta posición la mantiene, paradójicamente, Junts, partido hederero del que gobernó cuando Cataluña fue la comunidad que (acertadamente) más uso hizo del FLA. En cualquiera de los dos casos, la solidaridad financiera ha demostrado ser un mejor negocio para todos. Tan útil es para Alemania una España quebrada como para España una Cataluña en bancarrota.

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