La revolución de los minoristas: el ejemplo de las ‘meme stocks’
Aunque tienen poca presencia relativa en el parqué español, cuentan con mucho potencial de influencia
En los últimos años, hemos sido testigos de varios fenómenos singulares ocurridos en los mercados de valores norteamericanos: las meme stocks o acciones meme. La cadena de tiendas de videojuegos Gamestop abrió la espita en 2021, cuando un grupo de inversores minoristas, coordinados desde un foro de Reddit, se organizaron para plantarle cara a los bajistas y lograron disparar la ac...
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En los últimos años, hemos sido testigos de varios fenómenos singulares ocurridos en los mercados de valores norteamericanos: las meme stocks o acciones meme. La cadena de tiendas de videojuegos Gamestop abrió la espita en 2021, cuando un grupo de inversores minoristas, coordinados desde un foro de Reddit, se organizaron para plantarle cara a los bajistas y lograron disparar la acción hasta un 960%. Otros valores como AMC o Blackberry también protagonizaron comportamientos similares, amparados por los pequeños inversores. Es la lucha de David contra Goliat, la revolución de los minoristas.
Allende Estados Unidos, la pregunta obligada es: ¿podría suceder en el parqué español una meme stock? Para ello, en primer lugar, tendría que haber una base de pequeños inversores importante, capaz de influir con sus órdenes de compra-venta en el devenir de una acción. La participación del minorista en el parqué español, según datos de BME, ronda el 17,1%, porcentaje similar a la media europea pero notablemente inferior a la norteamericana.
Esta cuota se ha mantenido casi constante en los últimos ejercicios, a pesar de que la cultura financiera ha ido ganando peso en nuestro país y de que el pequeño inversor es cada vez más consciente de la necesidad de diversificar sus inversiones, por una parte, y, por otra, de que la rentabilidad de los activos, especialmente en la época de interés negativo que acabamos de presenciar, conlleva una exposición al riesgo. Históricamente, además, el inversor español siempre ha sido tremendamente conservador, colocando sus ahorros en depósitos o preponderando activos de renta fija antes que variable.
Con todo, aunque es poco probable que en España veamos un fenómeno de acciones meme, no por ello el minorista deja de jugar un papel clave en el ecosistema inversor español, aunque a nivel comunicación y mediático pase demasiado desapercibido. Para empezar, que las cotizadas no tengan a los minoristas en su agenda o entre sus prioridades es un desacierto en su estrategia de relaciones con el inversor, pues estos suelen proporcionar estabilidad a la base inversora y este atributo, en los tiempos volátiles que corren, es muy valioso a corto y largo plazo.
Es un hecho constatado que los inversores particulares muestran más fidelidad y compromiso con la empresa en la que están invertidos que los institucionales, más promiscuos y propensos a cambiar constantemente la composición de su cartera. Diversos estudios apuntan en este sentido que el minorista tiene un horizonte temporal a largo plazo y es menos permeable a las turbulencias bursátiles del valor.
Según un estudio nuestro, solo un tercio de las compañías cotizadas españolas ponen el foco en el inversor particular con estrategias de comunicación proactivas. Mientras, tres de cada diez empresas no hacen nada específico con esta parte de su base inversora, más allá de las invitaciones anuales a la junta general de accionistas. En cuanto a la periodicidad de las comunicaciones con los accionistas retail, estas son bastante espaciadas en el tiempo, lo que juega en detrimento de su fidelización para con la marca.
Según el informe, la bidireccionalidad en las comunicaciones también es restringida, salvo puntuales excepciones, impidiendo así que exista retroinformación y la conversación entre las partes. Aspecto este especialmente crítico, pues todos los consumidores, independientemente del tipo, esperan poder interactuar con las marcas que consumen o en las que invierten.
Los accionistas, según el artículo 93 de la Ley de Sociedades de Capital, cuentan con derechos económicos y derechos políticos y entre estos últimos figura el Derecho de Información, y para poder ejercerlo debe estar al tanto de qué sucede en la empresa en un sentido amplio. Esto incluye el acceso a las cuentas anuales, al Informe de Gestión y a todo tipo de información relevante clasificada como Información No Financiera, en donde se incluyen cuestiones tan valiosas como la estrategia de sostenibilidad de la compañía, su sistema de gobernanza o su responsabilidad social corporativa.
La estrategia de comunicación, por tanto, debe incluir informaciones de todos estos bloques, pues, hoy día, el interés y la sensibilidad del minorista va mucho más allá del desempeño de la acción. Además, muchas veces, esta preocupación de los inversores por cuestiones no financieras prende rápidamente en la esfera pública, impactando, como vemos habitualmente en la prensa económica, de forma notable en los resultados o en la gobernanza de la compañía.
Con todo, aunque en el parqué español la base inversora de minoristas es, de momento, incipiente, ello no le resta potencial al recorrido y a la influencia que los accionistas particulares puedan llegar a tener. No tenerlo en cuenta, además de una oportunidad perdida, puede provocar serios riesgos financieros y reputacionales para las cotizadas españolas. Revoluciones virtuales como las meme stocks son una buena muestra de su poder.
Sonia Álvarez Ferro es directora de la división de comunicación financiera de Evercom
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