La colaboración que necesita el coche eléctrico y el riesgo de Credit Suisse

El acuerdo entre Tesla y GM es el modelo que facilitará el cambio de paradigma

Cargadores de Tesla cerca de Affoltern am Albis (Suiza).ARND WIEGMANN (REUTERS)

A Elon Musk se le da estupendamente hacer enemigos, pero tampoco se le da nada mal hacer amigos. La aceleración del mercado del coche eléctrico, con la competencia creciente de las empresas chinas (estimulada por el propio Musk, que acaba de visitar el país como si fuera un diplomático) está obligando a los fabricantes a ajustar los precios de sus vehículos, y a buscar sinergias con sus competidores en infraestructuras clave como las de recarga. Tesla ha acordado con General Motors que esta pueda usar los cargadores rápidos de aquella a partir del año que viene, tal y como había pactado ya con Ford.

Es una noticia excelente para la industria en general, y debe ser el modelo para su evolución a corto y medio plazo. Los retos son muchos, y solo se podrán afrontar si hay colaboración entre las marcas. Además, hay poco riesgo de que se comoditicen los coches, porque aunque el precio es un factor de compra importante, los usuarios siguen eligiendo según la marca y otros valores intangibles. Habrá mercado para todos, pero por ahora hay que crearlo.

Apple puede permitirse fallar con sus gafas de realidad virtual Vision Pro

El éxito de Apple no es fácil de explicar. Sus productos son de gran calidad, pero son caros en comparación con los de sus competidores, y aun así son muy populares. Así que las nuevas gafas de realidad virtual y aumentada Vision Pro, que cuestan 3.500 dólares, parecen en principio destinadas a ser un artículo para minorías, pero no se puede descartar que se vuelvan más mainstream de lo esperado. En todo caso, la empresa dirigida por Tim Cook no está enfocando todos sus esfuerzos en esta nueva aventura, a diferencia de rivales como Meta, así que puede permitirse fallar, por una vez.

UBS no las tiene aún todas consigo con el rescate de Credit Suisse

La absorción de Credit Suisse por parte de su rival UBS cierra sus últimos flecos, que incluyen una garantía del Estado suizo para las pérdidas potenciales en que pueda incurrir el comprador con la cartera de activos de la entidad quebrada, que tiene un valor nominal de 44.000 millones de francos suizos. Si superan los 5.000 millones (casi un 10%), se ejecutará el aval, que cubrirá hasta 9.000 millones. A cambio, UBS pagará una comisión anual según los daños. A los contribuyentes suizos no les hará gracia esta nueva cláusula, que por lo demás es similar a la que se ha aplicado a apoyos públicos a la banca en crisis anteriores, como se hizo en España tras la de 2008. Berna cruzará los dedos para que la garantía baste para dar confianza al mercado y a los clientes y no haya que ejecutarla.

La frase del día

Si vas a China, como Macron, pensando solo en los intereses económicos y te olvidas de los intereses políticos franceses, se te oye menos y eres más débil

François Hollande, expresidente de Francia

Pagar por música (en los festivales) se ha vuelto algo casi revolucionario

Se temía que la crisis inflacionaria y energética castigaría a los festivales de música, pero no está siendo así, por ahora. En 2022 el negocio aumentó un 20% respecto a 2019, y en este ejercicio sigue por la misma línea. Seguramente tiene que ver con que los aficionados a la música ya no se gastan el dinero en discos, pero sí en eventos.

Las instituciones públicas apoyan su celebración por las externalidades para el resto de la economía local (turismo, hostelería), y los patrocinadores compiten por acercarse a los jóvenes, el público prioritario de estos acontecimientos. Poco tienen ya de contracultura y de protesta contra el sistema (lejos queda el Festival de Woodstock de 1969); aunque, ciertamente, pagar por música sí se ha vuelto algo casi revolucionario.

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