La multa a Meta puede ser solo el principio

La tensión en torno a la privacidad de los datos de los europeos puede aumentar con el tiempo

Cartel de Meta en su sede de Menlo Park, California.Tony Avelar (AP)

Meta actúa como mascota de las big tech en una decisión transfronteriza sobre la transferencia de datos. Un regulador de la privacidad de la UE le impuso una multa récord por transferir datos de usuarios de Face­book desde Europa a servidores de su país de origen, EE UU. La multa de 1.300 millones de dólares es una gota en el océano para Meta, que tiene más de 40.000 millones en sus arcas. Pero la resolución tendrá grandes repercusiones en su negocio... y en el uso de los datos personales para todas las tecnológicas.

La decisión, dictada por la Comisión de Protección de Datos irlandesa, da de plazo a Meta hasta octubre para dejar por completo de trasladar datos de Europa a EE UU. Sería una tarea tan onerosa que podría tentarla a considerar el cese de las operaciones de Facebook en Europa, que suponen el 10% de sus ingresos publicitarios. Pero hay una gran salvedad: si los legisladores de EE UU y la UE consiguen cerrar un nuevo acuerdo sobre cómo gestionar la transmisión de datos antes de que la decisión entre en vigor, Meta no tendrá que cumplir la orden de suspensión.

El Gobierno de Biden lleva un año negociando con la Comisión Europea un marco que permita a las empresas de EE UU transferir datos sin menoscabo del derecho de los europeos a impugnar los métodos de recopilación. Que las conversaciones estén en marcha es prometedor para Meta, y la UE aspira a llegar a un acuerdo antes de julio. Pero incluso eso podría no resolver la raíz de la tensión. Dos acuerdos anteriores sobre datos celebrados en la última década fueron anulados por la preocupación de que los europeos no pudieran controlar el uso que hace Washington de esa información con fines de vigilancia. Así que, aunque Bruselas decida adoptar el proyecto de acuerdo publicado en diciembre, podría ser impugnado ante los tribunales o bloqueado por otros organismos, a menos que EE UU revise permanentemente su propia legislación sobre privacidad.

Los costes de un estancamiento serían altos. Un quinto de los ingresos de Meta, 116.000 millones en total en 2022, proceden de la UE, al igual que casi el 30% de los de Alphabet: es poco probable que las tecnológicas decidan que Europa no merece la pena. Más bien, la tensión entre los datos y los organismos transfronterizos puede resultarles más problemática.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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