Reino Unido se convierte en el gran adalid antimonopolio

Su bloqueo de la compra de Activision por Microsoft se suma al de la de Giphy por parte de Meta

Juegos Call of Duty en una tienda de Manhattan, Nueva York.CARLO ALLEGRI (REUTERS)

Gran Bretaña está enviando un mensaje claro a las grandes tecnológicas de EE UU: constrúyelo, no lo compres. El miércoles, su organismo de competencia infligió un golpe posiblemente mortal a la adquisición por parte de Microsoft de Activision Blizzard, dueña de Call of Duty, por valor de 69.000 millones de dólares, ante la preocupación de que la fusión perjudicara a la competencia en el mercado de los juegos en la nube, en rápido crecimiento. El nivel para que las big tech consigan que las megaadquisiciones pasen por los reguladores antimonopolio ha pasado de duro a extremo.

La resolución de la Autoridad de Competencia y Mercados (CMA) de Reino Unido es una sorpresa. Un estudio provisional publicado en marzo concluía que Microsoft no tenía incentivos para mantener los juegos de Activision fuera de las videoconsolas rivales. La CMA redujo su investigación al incipiente mercado de los juegos en la nube. Mientras, el gigante también había ofrecido concesiones, como poner títulos populares como Call of Duty a disposición de rivales como Nintendo y Nvidia.

Pero el organismo de control británico decidió finalmente que esos compromisos no bastaban para aliviar sus preocupaciones. Estas soluciones no solo están sujetas a cambios, sino que también exigen que los reguladores las supervisen, una ardua tarea en un mercado de rápido crecimiento. Y Microsoft tiene una cuota estimada del 60%-70% del mercado mundial de juegos en la nube, según las conclusiones de la CMA.

Microsoft y Activision recurrirán la decisión, pero el listón está alto. Reino Unido solo examina si la investigación y el proceso de la CMA fueron legales y se siguieron correctamente; no hay margen para que las empresas ofrezcan otras soluciones, por ejemplo. Otras tecnológicas lo han aprendido por las malas. El año pasado, Meta invirtió más de seis meses en un intento inútil de recurrir el rechazo de la CMA a su acuerdo de compra del grupo de imágenes animadas Giphy. Además, otros reguladores antimonopolio también se muestran escépticos. El europeo anunciará su propia decisión el 22 de mayo y la Comisión Federal de Comercio de EE UU ha programado una audiencia para agosto.

Los inversores no pierden del todo la esperanza. La acción de Activision cayó más de un 11% el miércoles, hasta en torno a los 77 dólares, muy por debajo de la oferta de 95 de Microsoft. Pero el Stoxx Global Video Gaming and E-sports ha bajado un 25% desde el 17 de enero de 2022, el día antes de que Microsoft lanzara su oferta. Si Activision hubiera seguido simplemente el índice, ahora valdrían menos de 50.

La decisión de Reino Unido lo consolida no obstante como un actor de peso en la escena antimonopolio mundial. De las más de 800 adquisiciones hechas por grandes tecnológicas en las dos últimas décadas, el acuerdo de Meta para comprar Giphy fue el único que se bloqueó directamente, según una investigación del EDHEC Augmented Law Institute. Es otra señal de que las big tech tendrán que expandirse construyendo, en lugar de comprando.

Esperanza en la IA

Los ingresos del primer trimestre de Microsoft, presentados el martes, ascendieron a 52.900 millones de dólares, un 7% más que hace un año, y se mantuvieron prácticamente estables respecto al trimestre anterior. El acusado descenso de las ventas de PC afectó a los ingresos de Windows. Incluso las viejas estrellas del crecimiento Linkedin y la plataforma en la nube Azure, se frenaron. La tasa de crecimiento anual de esta última es del 27%, frente al 46% de hace un año. Aun así, la empresa ganó 18.300 millones, un 9% más que hace un año.

En Alphabet, el panorama es similar, aunque más desordenado. Los ingresos crecieron un 3% respecto a 2022, hasta 69.800 millones. Ganó 15.100 millones, por debajo de los 16.400 millones del año pasado, pero eso incluye un cargo de 2.600 millones por la reducción de empleados y espacio de trabajo, a medida que la empresa se centra en recortar gastos para aumentar los beneficios en el futuro. También añadió 70.000 millones a su programa de recompra, una forma fácil de poner a Wall Street de su parte.

Las cifras superaron las bajas expectativas de los analistas, en un contexto económico difícil. Fue suficiente para que ambos valores subieran en el postmarket. Pero hay que tener en cuenta que Microsoft cotiza a 27 veces los beneficios estimados para el próximo año, el doble que en 2014, cuando Satya Nadella se convirtió en su jefe. Alphabet cotiza a 20 veces, todavía sustancial para una empresa esencialmente estancada. Mantener estas elevadas valoraciones parece difícil sin un crecimiento rápido de los ingresos.

Eso explica probablemente por qué ambas apenas pueden esperar a que llegue la prometedora IA. Nadella solo necesitó cinco palabras para mencionarlo en sus comentarios sobre los resultados de Microsoft. Sundar Pichai, su homólogo de Alphabet, aguantó hasta la segunda frase. Los rápidos avances de chatbots como ChatGPT, desarrollado por OpenAI, socio de Microsoft, han cautivado la imaginación del público y, según sus defensores, prometen mejorar radicalmente mercados existentes como el de las búsquedas y crear otros nuevos gigantescos.

No está claro hasta qué punto esto se reflejará en los estados financieros. Pero, con unos resultados mediocres por ahora, es un placer fácil tanto para la dirección como para los inversores soñar con ganancias de la IA a la vuelta de la esquina.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

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