Una vida más fácil para el inversor conservador

Con el fin de los tipos negativos y la liquidez infinita se acabó la represión financiera. Sigue el entorno de riesgo, pero está correctamente remunerado

Altea Tejido (EFE)

El inversor conservador fue vapuleado por los mercados en 2022. Por primera vez desde 1926 (no hay datos más atrás), bonos y Bolsa registraron pérdidas de doble dígito, pero sin duda alguna fue la renta fija la que se llevó la peor parte, haciendo que fueran los inversores más conservadores los que sufrieron pérdidas superiores a las que en muchos casos podrían tolerar.

La fuerte caída en el precio de los bonos (y fondos de renta fija por extensión) ha sido consecuencia de un proceso de subidas de tipos de interés sin precedentes por su rapidez y por su intensidad. Esa subida de tipos de interés se explica por una inflación disparada que sigue por las nubes, pero bajando. Posiblemente resulte más pegajosa de lo que la mayoría pensábamos hace unos trimestres, pero caerá rápido al menos hasta niveles en torno al 3%.

La inflación caerá, porque esta vez no será diferente. Los procesos de subidas de tipos como el actual terminan en recesión y las recesiones matan la inflación. Costes de producción, laborales y de financiación más altos terminan en contracción de los márgenes empresariales, caída de beneficios, incremento de las quiebras de compañías y aumento del desempleo. Todo esto se refleja en un menor consumo, menor actividad económica y necesidad de bajar los tipos de interés para estimular la economía. Solo se podrá hacer cuando la inflación esté algo más baja, porque la estabilidad de precios sigue siendo el mandato de los bancos centrales, que ahora, con un ojo puesto también en la estabilidad financiera, serán algo más cautos con su proceso de subidas de tipos, pero no pueden aún declarar su victoria en la guerra contra la inflación.

Me cuesta pensar que la Reserva Federal (y menos el BCE) vayan a comenzar a bajar los tipos de interés tan pronto como en el mes de mayo, como piensa el consenso de mercado, pero el simple hecho de que cesen las subidas es una muy buena noticia para la renta fija más conservadora.

Con el fin de los tipos de interés negativos y la liquidez infinita se acabó la represión financiera. Por fin, después de muchos años, el inversor conservador vuelve a tener perspectivas de rentabilidad atractivas y no se ve forzado a asumir un nivel de riesgo superior al que realmente puede tolerar para alcanzar rentabilidades esperadas razonables. ¡La renta fija vuelve a tener renta!

La economía se dirige hacia una leve recesión. Los ciclos existen y este está en la fase inicial de contracción, pero eso no es una mala noticia para los mercados. Es de hecho un excelente entorno para invertir en deuda corporativa de buena calidad crediticia. Seguimos en un entorno de riesgo, pero después de mucho tiempo, ese riesgo está correctamente remunerado.

Estamos invirtiendo dinero nuestro y de nuestros clientes en bonos y fondos de bonos corporativos investment grade, emitidos por las mejores compañías de Europa, con rentabilidades anuales a vencimiento en torno al 4% y el 5% y vencimientos a 3-5 años. No es una inversión libre de riesgos, pero es un riesgo bien pagado. La tasa de impago histórica de este tipo de emisores es prácticamente nula y este ciclo puede ser peor que el ciclo medio, no parece un 2008 lo miremos como lo miremos.

Sin embargo, el enfoque debe ser cauto respecto a la diversificación y algún factor adicional. En los próximos trimestres, las cosas se van a complicar en la economía real y encontrando valor en tantas compañías diferentes, pero conscientes de que habrá impagos, reestructuraciones y quiebras, como siempre hay en la fase del ciclo económico en la que nos encontramos, preferimos la inversión a través de fondos de inversión, bien diversificados, con un profundo análisis de crédito y una gestión activa que huya de malos emisores que en muchos casos están en carteras por el simple hecho de formar parte de un índice.

En los últimos años, la propuesta de valor de la renta fija corporativa investment grade no era igual de atractiva que la actual, no solo por la rentabilidad esperada, sino también por las comisiones. En un entorno de tipos negativos o muy cercanos a cero, una comisión de gestión de 50 puntos básicos implicaba que una gran parte del riesgo asumido por el inversor iba destinada a pagar al gestor. En el entorno actual, con las comisiones en el mismo nivel, pero los tipos de interés más cerca del 3%, la proposición resulta más equilibrada y atractiva para el partícipe.

Ahora sí que los buenos gestores se van a ganar la comisión y hay muchos buenos gestores en esa clase de activo. La gestión activa marcará la diferencia en un mercado en el que sí existe dispersión entre emisiones. Los fondos que lo han hecho bien no serán necesariamente los mismos que lo harán bien en los próximos años, porque el entorno ha cambiado y por esa razón un asesoramiento adecuado y un proceso de selección de fondos que incluya factores cualitativos marcarán la diferencia.

Poder invertir en renta fija de calidad hará la vida más fácil al inversor conservador y es una oportunidad que posiblemente dé grandes alegrías a un amplio espectro de inversores en los años venideros.

Diego Fernández Elices es director general de inversiones de A&G

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