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La clave está en si el conflicto se prolonga

La Reserva Federal tomará decisiones en función de los datos

Federal Reserve Chairman Jerome Powell departs after speaking at the 75th anniversary conference of the Federal Reserve Board's International Finance Division at the Federal Reserve in Washington, Monday, June 2, 2025. (AP Photo/Mark Schiefelbein)

La reunión de los dirigentes de los países del G-7 (Italia, Canadá, Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos) en Canadá, en la que el primer ministro canadiense, Carney, ha invitado al presidente ucranio y otros líderes no pertenecientes al G-7 para presionar a Trump respecto a aranceles y el conflicto de Rusia con Ucrania, se ha visto alterada por los ataques entre Israel e Irán. El presidente Trump confía en que Israel e Irán alcancen un acuerdo. La clave está en si el conflicto se prolonga.

Hay que tener en cuenta que la inflación subyacente -sin precios de la energía ni alimentos no elaborados- se había moderado en mayo en EE.UU., posiblemente con aplazamiento de una subida de precios con el acopio de inventarios de las empresas en previsión de la implantación de aranceles de EE. UU.

Ahora, con el intercambio de ataques entre Israel e Irán los precios del petróleo West Texas han llegado a encarecerse 12 % ante una posible escalada del conflicto, aunque por ahora no ha llegado al nivel de principios de año. Además, la OPEP decidió aumentar la producción poco antes. Pero un aumento pronunciado del precio del petróleo puede poner en peligro la desaceleración de la inflación y hacer subir los tipos de interés en EE. UU. y Europa. De hecho, la situación cambiaría mucho si hay ataques a instalaciones petroleras de otros países de Oriente Medio o Irán trata de cerrar el Estrecho de Ormuz, por donde transita alrededor de 20 % del petróleo del mundo, unos 21 millones de barriles y productos derivados al día y un tercio del gas natural licuado.

La Reserva Federal tomará decisiones en función de los datos

El caso es que los aranceles de EE. UU. son centrales para la Reserva Federal, que siempre ha dicho que tomará decisiones de tipos de interés en función de los datos. De manera que necesita conocer el alcance de los aranceles, lo que no se sabrá hasta el 9 de julio, cuando expira el plazo dado por la Administración Trump e incluso agosto para China. De momento EE.UU. y China han reactivado las conversaciones tras el acuerdo comercial alcanzado en Ginebra en Mayo, una tregua táctica, que permite suavizar restricciones a las exportaciones de tierras raras de China durante seis meses. Además, la aprobación del presidente estadounidense de una inversión de Nippon Steel en la empresa US Steel puede engrasar las negociaciones arancelarias con Japón. De todas formas, EE.UU. ha incluido a Suiza en una lista de países con posibles prácticas injustas por gestión de la divisa y política comercial.

Así que la Reserva Federal puede mantener sus tipos de interés inalterados hasta su reunión de septiembre e incluso final de año. Mientras el secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, sondea la idea de nombrar un presidente de la Reserva Federal “en la sombra”, en la práctica el próximo presidente, lo que sería disruptivo para los mercados.

Si esperamos que el Banco Nacional Suizo reduzca sus tipos de interés hasta cero para situarlos en terreno negativo este año y que el Banco de Inglaterra mantenga su tipo de intervención en el 4,25 %, dados los persistentes temores de inflación.

Activos refugio

Con los riesgos geopolíticos, los activos refugio como oro y franco suizo revisten atractivo. De hecho, los inversores en busca de protección se han inclinado por el euro y el franco, en un cambio de paradigma que indica que el dólar se percibe menos como moneda libre de riesgos. El oro, activo refugio, también se ve favorecido.

En este estado de cosas estamos cautos en activos de riesgo. Sin embargo, vemos conveniente mantener opcionalidad respecto a las tecnológicas de EE. UU. dada su resiliencia de beneficios y buenas perspectivas. Se benefician de la debilidad del dólar y son menos sensibles a los altos tipos de interés.

Flexibilidad

Ahora bien, aunque las rentabilidades a vencimiento de los bonos habían llegado a reducirse ante el buen comportamiento de la inflación estadounidense, la política fiscal de EE.UU. aumenta la inquietud sobre la sostenibilidad de su deuda. La ley “Grande y Hermosa” promete una batería de rebajas fiscales, recortes presupuestarios y aumento del gasto, cuando Moody’s ha rebajado la máxima calificación crediticia de EE.UU. La cuestión es el grado en que la menor calificación afectará al déficit y nivel de deuda de EE.UU. Así que esta ley es una apuesta política de éxito o fracaso para la economía estadounidense. El estímulo que promete puede apoyar el crecimiento y reactivar la renta variable, pero los inversores pueden alarmarse ante el déficit presupuestario y nivel de deuda. Si exigen una rentabilidad a vencimiento del bono de EE. UU. a diez años cercana al 5 % el crecimiento se puede ahogar y afectar a los mercados. Por otra parte, para intentar frenar un aumento de dicha rentabilidad las autoridades de EE.UU. disponen de varias políticas, incluyendo una reforma del ratio de apalancamiento, la relación entre deuda y capital propio, lo que puede desbloquear a los grandes bancos hasta dos billones de dólares.

No obstante, existe el riesgo de que algunos compradores extranjeros eludan la deuda del Tesoro de EE. UU. en favor de su propia deuda, dado el aumento de rentabilidades a vencimiento, como en Japón. Otro riesgo es una disposición de ley que aumente los impuestos a determinados inversores extranjeros, alterando los mercados de capitales.

En todo caso, conviene evaluar la perspectiva y mantener la serenidad, pero también mantener la capacidad de aprovechar oportunidades, conservando cierta flexibilidad. Hay que permanecer invertidos, si bien conviene diversificar de EE. UU. a Europa y mercados emergentes, así como a nivel sectorial, con gestión activa. Construir una cartera resiliente requiere evitar el ruido a corto plazo. Se requieren objetivos de inversión y una asignación estratégica a diferentes clases de activos en función de las rentabilidades esperadas, tolerancia al riesgo y horizonte temporal, con una parte líquida para amortiguar resultados imprevistos.

Luis Sánchez de Lamadrid, managing director, Pictet Wealth Management en España

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