La vuelta de las vacaciones suele ser el momento elegido por emisores soberanos y privados para completar sus ejercicios de financiación. A los nombres tradicionales de la gran banca se suman también entidades de menor tamaño. Aprovechando el exceso de liquidez que aún persiste en el mercado y el apetito de los inversores por rentabilidades atractivas en un entorno de tipos más bajos, Cajamar ha acudido al mercado con la venta de 750 millones de euros en deuda subordinada al 4,25%, uno de los instrumentos que mayor interés despierta entre los gestores.
Aunque los bonos cuentan con un vencimiento a 12 años, la entidad se reserva la opción de amortización a partir del séptimo. El apetito inversor volvió a quedar patente en la elevada demanda registrada: las peticiones alcanzaron los 1.600 millones de euros, más del doble de la oferta. Este respaldo permitió abaratar el precio de la colocación. La operación arrancó con un diferencial de 200 puntos básicos sobre el midswap (tipo de interés libre de riesgo) y se cerró en 175 puntos básicos. En términos de rentabilidad supone un 4,254%. Además, los bonos devengarán un cupón anual del 4,25%, un coste más bajo que el de emisiones anteriores, según subraya la entidad.
La confianza internacional en la economía española se refleja también en sus empresas. El grueso de la demanda de Cajamar procedió de inversores extranjeros, con un peso destacado de Reino Unido (30%), Irlanda (30%) y Francia. En cuanto a tipología, el 51% de las órdenes llegaron de gestoras de fondos, el 29% de fondos de cobertura y el 13% de tesorerías bancarias.
Los fondos obtenidos servirán para reforzar la estructura de capital y diversificar las fuentes de financiación. Santander, BBVA, Morgan Stanley, Barclays y Crédit Agricole actuaron como entidades colocadoras. En paralelo, Cajamar ha lanzado una oferta de recompra de la emisión de deuda subordinada emitida en 2021, con un cupón del 5,25%, una jugada que le permitirá reducir costes financieros y optimizar su perfil de deuda.
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