El supervisor global advierte de los peligros de la banca en la sombra, la elevada deuda y los precios inmobiliarios
La entidad alerta que el sistema sigue siendo vulnerable a nuevas tensiones de liquidez
Una de las tareas de la miríada de autoridades financieras que vigilan la marcha de la economía es anticiparse a los problemas y tratar de evitar que estallen. Con esa intención, el presidente del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), Klaas Knot, ha remitido una carta a los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G-20, justo antes de su reunión del 25 y 26 de julio en Río d...
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Una de las tareas de la miríada de autoridades financieras que vigilan la marcha de la economía es anticiparse a los problemas y tratar de evitar que estallen. Con esa intención, el presidente del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), Klaas Knot, ha remitido una carta a los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G-20, justo antes de su reunión del 25 y 26 de julio en Río de Janeiro, en la que esboza algunos de los riesgos todavía latentes: la elevada deuda, las vulnerabilidades del mercado inmobiliario o el riesgo sistémico que supone la intermediación financiera no bancaria (IFNB), también conocida como banca en la sombra.
La misiva del también gobernador del banco de Países Bajos llama a no dejarse llevar por el “optimismo” ante el aterrizaje suave que parece estar efectuando la economía global, sin rastro de recesión. Recuerda que tanto los gobiernos como el sector privado acumulan niveles de deuda “históricamente altos”, y eso, mientras los bancos centrales no rebajen el precio del dinero con fuerza, comporta riesgos. “Las presiones sobre el servicio de la deuda podrían aumentar aún más en un entorno de tasas de interés altas y prolongadas, o si el crecimiento económico flaquea”, apunta.
En ese contexto, ve necesario seguir de cerca las vulnerabilidades del mercado inmobiliario, “incluidos los elevados precios de las propiedades residenciales en algunas jurisdicciones”. En cuanto a la llamada banca en la sombra, donde se acumulan billones y billones de dólares en manos de intermediarios que no son bancos, pero se comportan como si lo fueran —aunque carecen de unas exigencias de capital y de transparencia tan estrictas como la banca—, cree que supone un riesgo sistémico. “Combinadas con las altas valoraciones de los activos en algunos mercados, estas vulnerabilidades aumentan el potencial de fuertes correcciones de precios en caso de un shock”, alerta.
Por eso, el FSB cree que debería reforzarse la liquidez de ese ecosistema financiero, menos regulado, pero que capta cada vez más capital. Su composición es muy heterogénea. Hay, entre otros, fondos de renta fija, fondos mixtos, fondos de cobertura, fondos inmobiliarios, sociedades de préstamos al consumo, empresas de leasing y factoring, brókers, sociedades de custodia, compañías de seguros de crédito, garantes financieros, aseguradoras monoline, vehículos de titulización o vehículos de financiación estructurada. La crisis desatada por el breve gobierno británico de Liz Truss fue un buen ejemplo de ello: los planes de pensiones locales, que necesitaban desesperadamente liquidez, no podían obtenerla vendiendo sus bonos soberanos porque la confianza se había desplomado tras el plan fiscal presentado por la entonces primera ministra.
Riesgo medioambiental
El uso de las monedas estables y otros criptoactivos, así como los riesgos relacionados con el medio ambiente también aparecen mencionados. Sobre estos últimos, el FSB está elaborando un documento que ayude a identificar y evaluar amenazas como la pérdida de biodiversidad, aunque aún faltan datos. “Si bien algunas (autoridades financieras) han realizado trabajos analíticos y han llegado a la conclusión de que los riesgos relacionados con la naturaleza son riesgos financieros importantes, otras aún se encuentran en una etapa inicial de seguimiento y algunas han decidido no trabajar en el tema”, explica.
El FSB percibe que el sistema financiero está más interconectado que nunca, y esos vínculos hacen necesario más cooperación. “Las crisis financieras son demasiado costosas para tolerar la persistencia de vulnerabilidades que las autoridades ya han identificado y acordado abordar”, concluye.
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