La puesta en marcha de la regulación europea para las criptomonedas no logra conquistar al mercado
La nueva primavera de la criptoindustria en Estados Unidos contrasta con la relativa calma en el Viejo Continente, pese a sus esfuerzos por armonizar el régimen regulatorio
La puesta en marcha del primer reglamento europeo para el mercado de los criptoactivos, conocido popularmente como MiCA, requirió más de seis años de arduas negociaciones en un contexto marcado por la volatilidad, los casos de fraude y las nuevas tecnologías. La entrada en vigor de la primera parte de esta directiva europea ya es oficial desde este lunes, con el foco puesto en las stablecoins (criptomonedas con mecanismos de estabilización de precios) y los tokens (representaciones digitales de bienes físicos, derechos o servicios, pero ha pasado desapercibida para la mayor parte...
Para seguir leyendo este artículo de Cinco Días necesitas una suscripción Premium de EL PAÍS
La puesta en marcha del primer reglamento europeo para el mercado de los criptoactivos, conocido popularmente como MiCA, requirió más de seis años de arduas negociaciones en un contexto marcado por la volatilidad, los casos de fraude y las nuevas tecnologías. La entrada en vigor de la primera parte de esta directiva europea ya es oficial desde este lunes, con el foco puesto en las stablecoins (criptomonedas con mecanismos de estabilización de precios) y los tokens (representaciones digitales de bienes físicos, derechos o servicios, pero ha pasado desapercibida para la mayor parte de la industria a nivel global, que parece hipnotizada por el éxito de los fondos cotizados (ETF) de bitcoin en Estados Unidos.
Motivos no faltan para estar atentos a lo que sucede del otro lado del Atlántico. La decisión de la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense (SEC) de aprobar 11 ETF en enero de este año permitió dejar atrás un largo criptoinvierno y superar los máximos históricos del bitcoin, que alcanzó los 69.000 dólares (64.075 euros, al tipo de cambio actual) en marzo de este año. En total, si se exceptúa la migración del fondo gestionado por Grayscale, el resto de los vehículos de inversión recibieron depósitos por más de 33.000 millones de dólares (30.643 millones de euros). Solo BlackRock, la principal gestora a nivel global, registró aportaciones por 18.000 millones de dólares.
Esta nueva primavera de la criptoindustria en Estados Unidos contrasta con la relativa calma en Europa, pese a que el Viejo Continente ha dado pasos firmes para construir un reglamento integral como es MiCA, el primero a nivel global. “El regulador asume que el enfoque normativo no es completo”, apunta Enrique Palacios Rojo, director de Cumplimiento Normativo y FinCrime en la firma de custodia Onyze. Este experto destaca que los gobiernos europeos optaron por “generar un marco de confianza a través de la seguridad jurídica y la protección al inversor institucional y minorista sin coartar la innovación entre aquellos que proveen servicios descentralizados y, al tiempo, ser capaces de delimitar responsabilidades”.
De momento, y hasta la entrada de nuevas disposiciones a finales de año, la llegada de MiCA ha provocado cambios sutiles para los pequeños criptoinversores europeos, ya que se limita principalmente a las stablecoins. Por ejemplo, para que estas puedan ser comercializadas, deben ser emitidas y ofrecidas al público solo por entidades que estén registradas ante algún organismo autorizado en cualquiera de los 27 países miembros. De cualquier manera, esto ha provocado que los grandes exchanges de criptomonedas limiten el acceso a algunos de estos activos para adecuarse al nuevo marco comunitario. Por ejemplo, Bitstamp, una de las grandes plataformas de origen europeo, eliminó la stablecoin EURT, una criptomoneda anclada al valor del euro. La firma también aseguró que limitará la disponibilidad de otros productos para sus clientes europeos. Pasos similares ha seguido Binance, el mayor proveedor global de servicios de compra y venta de activos digitales.
Los mayores cambios para los usuarios y consumidores aún deben esperar hasta finales de año. Por un lado, la limitación a la publicidad y promoción de los criptoactivos que las empresas pueden hacer es parte de una segunda etapa de aplicación, mientras todas las miradas están puestas en la banca y su oferta de productos cripto. De momento, los neobancos y las gestoras se adelantan en la promoción de alternativas de inversión ligadas a las principales monedas cripto. El gran objetivo de MiCA, afirma Palacios Rojo, es que “las entidades financieras tradicionales puedan ofrecer servicios de criptoactivos” en un marco de seguridad jurídica.
La Autoridad Bancaria Europea (EBA) y la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) publicaron hace pocos días nuevas reglas sobre quiénes pueden ser miembros del equipo directivo y propietarios de empresas que emiten tokens de referencia y prestan servicios de criptoactivos, lo que empieza a dar forma a los aspectos más técnicos de MiCA.
Del otro lado del Atlántico
Los avances en materia regulatoria en Europa contrastan de forma decidida con lo que sucede en Estados Unidos. Mientras que las autoridades comunitarias continúan trabajando en la puesta en marcha del texto aprobado en 2023, y en nuevas actualizaciones para un futuro quizás no muy distante, en Washington la SEC encabeza los esfuerzos del gobierno norteamericano por limar el interés en los activos cripto y limitar la operación de las principales plataformas.
El regulador demandó el pasado viernes a la firma cripto Consensys, responsable por la plataforma MetaMask - utilizada por 30 millones de usuarios-, y la acusó de operar desde 2020 como bróker no registrado al participar de la oferta y venta no registrada de valores. Las autoridades siguen así un modelo de persecución judicial similar al que han intentado con otros pesos pesados del sector, como Kraken o Coinbase. La ofensiva oficial igual podría cambiar antes de fin de año, según el resultado de las próximas elecciones previstas para noviembre de este año. Si es elegido, el candidato republicano y expresidente Donald Trump ya prometió poner fin a lo que él llama la “guerra contra las criptomonedas” de Biden y pidió apostar por una activo digital “hecho en América”.
Sin embargo, estas diferentes velocidades de un lado y otro del Atlántico pueden generar oportunidades para la consolidación del sector. A principios de junio, el bróker Robinhood anunció la compra de Bitstamp por 200 millones de dólares. La adquisición de la compañía con base en Luxemburgo le permite al gigante estadounidense hacerse con más de 50 licencias en los principales mercados globales, incluido España, para operar monedas digitales. Los principales analistas relevados por Bloomberg aplaudieron el anuncio, al destacar que esto permite a Robinhood diversificar sus operaciones a nivel global.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días