Lealtad, 1

La complicada tarea de poner precio al (posible) Apocalipsis

La escasa respuesta de Bolsa y petróleo a la tensión en Oriente Medio no impide que parte del mercado se proteja ante eventos extremos

Cazabombarderos estadounidenses sobrevuelan campos de petróleo en llamas durante la guerra del Golfo de 1991.Photo 12 (Photo12/Universal Images Group v)

En un mercado donde los intervalos de atención son cada vez más cortos, son dos las cuestiones que permanecen en la agenda de los inversores mes tras mes, desde hace dos años: la tendencia de los tipos de interés y la geopolítica. El ataque iraní sobre Israel y las dudas sobre la respuesta de Tel Aviv (y sobre las eventuales consecuencias de esta respuesta) han reavivado la preocupación por los grandes juegos políticos, diplomáticos y económicos.

“Es algo por lo que nos preguntan todos los clientes, pero no podemos hacer predicciones, solamente podemos trabajar con escenarios. Si ocurre...

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En un mercado donde los intervalos de atención son cada vez más cortos, son dos las cuestiones que permanecen en la agenda de los inversores mes tras mes, desde hace dos años: la tendencia de los tipos de interés y la geopolítica. El ataque iraní sobre Israel y las dudas sobre la respuesta de Tel Aviv (y sobre las eventuales consecuencias de esta respuesta) han reavivado la preocupación por los grandes juegos políticos, diplomáticos y económicos.

“Es algo por lo que nos preguntan todos los clientes, pero no podemos hacer predicciones, solamente podemos trabajar con escenarios. Si ocurre tal acontecimiento, las consecuencias primarias serán estas; si sucede este otro, las consecuencias serán distintas”, explica un analista de un banco de inversión. “El gran interrogante es el precio del petróleo, por su impacto tanto en crecimiento como en inflación”, añade.

No obstante, el Brent, termómetro habitual de las tensiones en Oriente Próximo, se ha mantenido estable, en el entorno de los 90 dólares, niveles que no están muy lejos de los previos al ataque de Hamás del 7 de octubre. Ahora, toda vez que el precio está intervenido por los recortes de producción que fija la OPEP + (la OPEP de toda la vida más Rusia), el indicador puede no ser tan fiable. La renta variable ha bajado, pero tampoco de forma alarmante.

En la renta variable, el S&P 500 pierde en torno a un 3,5% desde que el jueves pasado saltaran los avisos de un ataque inminente. Desde los máximos históricos retrocede menos del 5%. Teniendo en cuenta que el mercado no está precisamente barato, no parece que haya cundido el pánico.

Mirando con un poco más de detalle, no obstante, aparecen algunos brotes de inquietud. El índice VIX, que mide la volatilidad implícita del S&P 500, ha repuntado a máximos de seis meses. Este índice mide el precio las opciones sobre este índice; dado que una opción protege frente a bajadas de la acción (o subidas), lo que el mercado exija por esta cobertura indica la percepción del riesgo. Por eso se le llama “índice del miedo”.

El VIX ha escalado de los 12,5 puntos de finales de marzo hasta rozar los 20. Es el nivel más alto en seis meses. Cierto es que, a ojos de algunos analistas, y como ya contamos en estas líneas, el cambio de hábitos de los inversores podría haber sesgado a la baja este indicador. Con sesgo o sin sesgo, los inversores están dispuestos a pagar más para protegerse de los vaivenes del mercado.

Además, el volumen se ha disparado. Con datos de Bloomberg, el volumen total de opciones sobre el S&P 500 negociadas marcó el viernes pasado el nivel más alto desde 2018. Según Financial Times, se ha disparado la demanda de opciones de venta (put), cuando en este arranque de 2024 la tendencia había sido la opuesta: inversores comprando opciones de compra (call) para no perderse las eventuales subidas del mercado.

Es difícil, con todo, discernir hasta qué punto esta tendencia obedece a la incertidumbre sobre la geopolítica o sobre los tipos de interés, pues el enfrentamiento entre Irán e Israel ha coincidido en el tiempo con las cifras económicas que han retrasado las perspectivas sobre los tipos de interés de Estados Unidos. “El mercado de opciones se ha mostrado más activo desde que el deshielo bursátil se paralizó por los miedos geopolíticos y la inflación”, apuntan los analistas de Bloomberg Intelligence, que apuntan a un aumento de las coberturas a través de las opciones para protegerse de un tail risk (un riesgo poco probable pero de severas consecuencias).

La contratación de opciones sobre el S&P 500 se ha disparado, con más presencia de los contratos ‘put’

No obstante, los analistas de Citi matizan el impacto de la geopolítica en el mercado. “Si se observan las correlaciones históricas, las perturbaciones geopolíticas parecen tener un impacto negativo en los precios de las acciones, pero este efecto tiende a ser efímero y se invierte con relativa rapidez. Sorprendentemente, este patrón también suele ser válido para los precios del petróleo, que a menudo se centran en los acontecimientos geopolíticos, con la excepción de dos o tres repuntes del riesgo”.

Los cálculos de la firma indican, de hecho, que los mercados de renta variable suelen estar más altos un año después del inicio de los conflictos, a pesar de cierta volatilidad inicial. Pero hay algunas excepciones, cuando los riesgos geopolíticos catalizan las crisis energéticas. “En esos casos, los sectores de materias primas han obtenido mejores resultados”, concluye.

En otras palabras, el riesgo que afrontan los mercados es el de una crisis energética; la geopolítica por sí sola no parece capaz de mover el mercado. Y hoy por hoy, si bien la crisis en Oriente Medio es seria, de momento la tensión no se ha trasladado al sector de las materias primas. De ahí que la caída en los mercados haya sido, por el momento, contenida: no hay perspectivas de una mayor escasez de crudo. En todo caso, la situación internacional sugiere poner las barbas a remojar. El bloqueo del estrecho de Ormuz, vía principal de exportación de hidrocarburos desde del Golfo Pérsico, es probablemente el tail risk contra el que es razonable que se protejan los inversores. El cierre del gas ruso ya provocó una brutal tormenta económica y financiera en Europa hace dos años, y por Ormuz no solo pasan petroleros; también es la ruta de los barcos de gas natural licuado procedentes de Qatar que ayudaron a paliar el impacto de la guerra de Ucrania.

De acuerdo con Citi, la situación actual era, ya antes de la crisis de Oriente Medio, la más delicada en términos geopolíticos desde la gran crisis financiera de 2008-2009. Y España sería el mercado occidental más expuesto a las turbulencias geopolíticas, solo superado por China y muy por delante de otras economías del entorno como la alemana o la italiana.

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