Renta fija

Los inversores regresan a la deuda bancaria europea y compran 73.000 millones en tres meses

El 52% de lo emitido desde la crisis de SVB son cédulas, la gran alternativa al BCE para captar liquidez 

Belén Trincado Aznar

Las turbulencias financieras vinculadas a la banca regional estadounidense y la compra in extremis de Credit Suisse frenaron en seco la actividad en el mercado de capitales. En dos semanas apenas se colocó deuda por importe de 5.000 millones en la zona euro, el volumen más bajo en años. Aunque el cerrojazo fue generalizado, las emisiones financieras se convirtieron en las grandes damnificas, en contraste con la hiperactividad vivida a comienzos de año. Las cero emisiones financieras que se registraron entre el 10 y 26 de marzo están muy lejos de los 31.000 millones de euros vendidos en el mismo periodo de 2022. Las emisiones de bancos españoles han sido discretas si bien Santander ha reabierto el mercado de deuda subordinada.

El encargado de dar el pistoletazo de salida fue el canadiense CIBC con la emisión de 1.500 millones en cédulas a cuatro años. A partir de ese momento el mercado de capitales de la zona euro fue recobrando la actividad con cuentagotas. Desde su reapertura a finales de marzo se han registrado 83 operaciones en las que los emisores han levantado 73.000 millones de euros, según explica Jesús Sáez, responsable de mercados de capitales para Iberia de Natixis.

Los emisores españoles se han mostrado un tanto rezagados en su regreso a las colocaciones de deuda. El 24 de abril, Bankinter fue el encargado de abrir fuego. Una vez finalizado el black out que acompaña a la temporada de resultados, la entidad que preside María Dolores Dancausa no dudó en aprovechar la calma tensa para vender 500 millones en formato sénior preferente, con vencimiento a siete años y opción de amortización anticipada al sexto. En los últimos tres meses, las entidades españolas han colocado deuda por un total de 5.000 millones, prácticamente todo lo captado por BBVA y Santander en las dos primeras emisiones de año. Este bajo volumen es visto como una señal de que, aunque se haya recuperado la actividad, los emisores son prudentes. Las entidades no tienen apuros de financiación, no quieren correr riesgos y optan por operaciones más pequeñas para lograr una demanda lo suficientemente amplia para estrechar el precio, ahora que el coste de financiación ha aumentado. “Esperamos que continúe la racha, una vez demostrado que la receptividad de los inversores a los créditos financieros españoles sigue siendo un baluarte”, sostiene Sáez.

Santander protagonizó la primera y única emisión subordinada desde el inicio de las turbulencias. El 15 de mayo captó 1.500 millones en deuda subordinada Tier 2 a 10 años y un cupón del 5,75%. “Casi tres meses ha estado el mercado sin poder traer emisiones subordinadas”, subraya Sáez.

Los bancos españoles han sido también los grandes representantes de las emisiones de deuda sénior (cinco de las seis operaciones han sido bajo este tipo de deuda), si bien el tipo de deuda que más se ha vendido en los últimos tres meses han sido las cédulas. A los 1.500 millones captados por CIBC le siguieron otras 11 emisiones consecutivas de este formato y no fue hasta el mes de abril cuando BNP Paribas ejecutó la primera colocación de deuda sénior, un formato con el que la entidad gala captó 1.000 millones a siete años al 4,25%.

De hecho, las cédulas fueron el tipo de deuda al que primero recurrieron las entidades en su regreso al mercado. Según los datos proporcionados por Natixis, el 52% de todo lo vendido desde el pasado 27 de marzo (más de 37.950 millones) ha sido bajo esta tipología, el formato más defensivo.

Las cédulas, que en la era de los tipos cero y la barra libre de liquidez del BCE de­saparecieron del mapa, han cobrado un protagonismo especial este año. Ahora que la institución está inmersa en la subida de tipos y ha retirado la batería de medidas con las que afrontó la pandemia, las cédulas son el formato que permite a las entidades lograr liquidez. Al endurecimiento monetario se suma la nueva normativa española sobre cédulas que entra en vigor en julio y que obliga a los bancos a contar con un colchón de liquidez suficiente para pagar todos los vencimientos de este tipo de deuda en los próximos 180 días.

El perfil defensivo se aprecia también en los vencimientos. Mientras que en los años de política monetaria ultralaxa los emisores soberanos, corporativos y financieros aprovecharon los bajos precios para emitir a 10 años o más, hoy en día el aumento del coste de financiación ha reavivado los plazos medios. El grueso de las operaciones tras la crisis de SVB han sido en vencimientos que no sobrepasan los cinco años.

Después de que el BCE haya elevado las tasas en 375 puntos básicos en apenas 10 meses, emitir a largo plazo exige un esfuerzo económico muy alto. Además, en un entorno en el que continúa estando en el aire las próximas decisiones sobre tipos, son muchos los inversores que acortan la duración para evitar riesgos. Este movimiento se ve favorecido por unos cupones que compiten de manera directa con la rentabilidad por dividendo.

La asignatura pendiente de los ‘cocos’

Mayor confianza. La recuperación de la confianza de los inversores tras el colapso de SVB se vio impulsada por la actitud de los bancos centrales. Jesús Sáez señala que una vez que los bancos centrales fueron retrocediendo en sus ambiciosas aspiraciones de continuar con su agresividad monetaria, el mercado de capitales fue retomando la actividad. Un comportamiento que tuvo su réplica en el mercado secundario. La prueba más evidente de esto es la recuperación que experimentó el  mercado de bonos contingentes convertibles (cocos en la jerga). Apenas un mes después de la conmoción generada por el trato dado a los tenedores de estos títulos en el rescate a Credit Suisse, el índice Bloomberg Global CoCo Banking Statistics se relajó a los niveles previos a la intervención de la entidad suiza. 
UniCredit. La próxima prueba de fuego para medir la confianza de los inversores en las emisiones financieras, en general, y en la deuda bancaria híbrida, en particular, será la reanudación de las emisiones de cocos. UniCredit, que el próximo 3 de junio tiene opción de amortización de los títulos vendidos en 2017, ya ha adelantado que planea amortizar los 1.250 millones en bonos AT1 y que no necesita emitir un bono nuevo. Septiembre será el momento para las opciones de amortización anticipada de Santander y BBVA. En 2019 Santander revolucionó el mercado cuando decidió no amortizar los 1.500 millones vendidos en 2014. Hubo que esperar un año para la recompra. Las condiciones, sin embargo, han cambiado y el mercado no penaliza con la misma magnitud la decisión de no amortizar cocos si las condiciones financieras así lo aconsejan.



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