Las quiebras en EE UU ponen en cuestión el grado de protección de los depósitos

Las fugas fulminantes de las últimas semanas abren el debate sobre cómo mejorar las garantías, en especial en los bancos pequeños

Un grupo de personas espera frente a la sede del Silicon Valley Bank en Santa ClaraAnadolu Agency (Anadolu Agency via Getty Images)

El aviso fue la quiebra en Estados Unidos el pasado marzo del Silicon Valley Bank (SVB). El rescate de esta singular entidad, ligada al mundo empresarial de la tecnología, llevó a las autoridades estadounidenses a hacer una excepción que sirvió de ejemplo para el resto de entidades y clientes: se garantizaban todas las cuentas de los depósitos bancarios, aunque se superasen los 250.000 dólares (límite actual de la cobertura) en EE UU. Frenar la fuga de depósitos, sobre todo de las empresas, y evitar la desconfianza de los depositantes era el objetivo supremo.

La inquietante velocidad a la que están cayendo los bancos en EE UU, con fugas de depósitos aceleradas que también se llevaron por delante a Credit Suisse, ha impulsado el debate sobre la necesidad de elevar la protección del ahorro. En el caso de España, el Fondo de Garantía de Depósitos cubre los primeros 100.000 euros por titular de la cuenta: si hay dos titulares, la cifra se eleva hasta los 200.000 euros. El último comunicado del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) español al que contribuyen todas las entidades financieras con sus aportaciones, explicaba que a cierre de 2022 los recursos disponibles ascendían a 6.609 millones de euros, lo que suponía el 0,75% de los depósitos garantizados a esa fecha. Está previsto que para el próximo mes de julio y ya con las nuevas aportaciones se alcance el 0,8%, que es el nivel de cobertura fijado en la normativa europea.

A España no ha llegado el temor a una fuga de depósitos. En marzo, se frenó el descenso con que había empezado el año y la caída se limitó a los 3.400 millones de euros. Pero el miedo es libre y lo sucedido en EE UU revela cómo las redes sociales pueden contribuir a poner a un banco en la picota. Lo sucedido está de hecho provocando una revisión de los esquemas de protección del ahorro.

El FDIC (fondo de garantía de depósitos de EEUU) ha iniciado una reforma en la que se barajan tres opciones: subir el límite de los 250.000 dólares, cubrir todo sin importar el importe del depósito o, por último, fijar límites de acuerdo con el tipo de cliente. De momento, esta última es la que más opciones tiene de implantarse, con especial atención a los depósitos de empresas.

A la Comisión Europea, las crisis bancarias de EEUU y del suizo Credit Suisse, le pilló trabajando sobre esta fórmula de cobertura que como mínimo es de 100.000 euros por cliente bancario de la UE. Fernando Zunzunegui, abogado experto en temas financieros, explica en qué consisten estos cambios: “las autoridades europeas a iniciativa de la Junta Única de Resolución (JUR) han propuesto mayor flexibilidad para aplicar los mecanismos de resolución bancaria en caso de crisis de un banco, aunque sea de mediano o pequeño tamaño”. Y añade: “con la reforma se facilitaría la resolución de cualquier banco, con independencia de su tamaño, permitiendo a las autoridades anticipar el traspaso de los depósitos a una entidad sana y solvente. Es una buena medida. Da seguridad a todos los depositantes y garantiza la prestación de los servicios de pagos”, concluye.

La UE busca en definitiva que los fondos de garantía de depósitos sirvan para liquidar bancos pequeños en quiebra, cubriendo así a todos los depositantes. Y plantea además elevar la protección de los ahorros de entidades públicas como hospitales, escuelas o ayuntamientos.

Antonio Luis Gallardo, responsable de estudios de Asufin (Asociación de Usuarios Financieros), destaca dos problemas actuales de los sistemas de fondos de garantía europeos: “Hay países que garantizan más de 100.000 euros de cobertura de los depósitos, con lo que consiguen atraer dinero de otros países hacia sus bancos, en un caso de competencia cuestionable”, indica. Es el caso de Irlanda, país en el que la cobertura es ilimitada. Y añade: “El otro problema, es la desigualdad que existe en los procedimientos cuando llega el momento de hacer efectiva la cobertura, cuando ahorradores de nacionalidad diferente a la del banco tardan más en cobrar frente a los nativos del país. Sin duda debería ser igual para todos”, explica.

El Fondo de Garantía Europeo se convierte en un imposible

Es una de las eternas reivindicaciones que cerraría definitivamente la Unión Bancaria: la creación de un Fondo de Garantía Europeo único, frente al actual modelo de fondos de garantía locales en cada país. Sin embargo, como indica Antonio Luis Gallardo, Alemania siempre se opone porque este fondo debería venir acompañado de una regulación que limitase a las entidades financieras las inversiones en deuda de su propio país con el fin de evitar problemas de liquidez que arrastrasen al conjunto de la banca. Una medida con la deuda a la que Italia se ha opuesto frontalmente.

Para Fernando Zunzunegui, sigue sin haber voluntad política para crearlo. “En la actualidad tan solo se pretende reforzar la mutualización entre los fondos de garantía de depósitos locales. Para que puedan prestarse entre ellos, y que sean accesibles por la Junta Única de Resolución en la gestión de las crisis”, concluye.

Pero en Europa también se está poniendo en cuestión si es suficiente el límite de los 100.000 euros sobre todo en el caso de empresas. “La falta de cobertura de estas cuentas corporativas impacta en el sistema de pagos, crea desconfianza en la banca y extiende las crisis bancarias al tejido empresarial, como ha ocurrido con el SVB”, explica Zunzunegui. Sin embargo, se muestra contrario a extender la cobertura a toda la cuantía de los depósitos ya que “crearía incentivos perversos, como incrementar la remuneración de los depósitos para competir en el mercado de depósitos aun a riesgo de crear un problema de rentabilidad con riesgo de insolvencia”, concluye.

No obstante, para casos excepcionales como cobros de herencias o indemnizaciones también sería adecuado elevar de forma especial los límites de los 100.000 euros, según explica el abogado. También ve conveniente ajustar esta cuantía a las subidas de la inflación.

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