First Republic se hunde un 75% mientras espera una intervención

La Fed, el Tesoro y el Fondo de Garantía tratan en los últimos días de implicar al sector privado, según Reuters

Madrid -
Oficina de First Republic en Nueva YorkSpencer Platt (Getty Images)

Las autoridades estadounidenses se han puesto manos a la obra de forma urgente para orquestar un rescate de la entidad First Republic, inmersa en una constante fuga de depósitos que ha desplomado su valor en Bolsa estos días. Entre los rumores de una nueva intervención, las acciones de la entidad en el punto de mira han caído con fuerza en la apertura de los mercados: hasta en un 20%. La volatilidad ha llevado a que se inhiba momentáneamente la cotización en torno a las once de la mañana en hora de Nueva York, una acción que ha ido repitiendo toda la sesión mientras los recortes se iban hasta picos del 50%. La entidad concluyó la sesión con una caída del 43,3%, descensos que en la semana se amplían al 75,38%. En cuestión de unos días las acciones han pasado de valer 14,26 dólares a desfondarse hasta los 3,51, nuevo mínimo histórico.

El castigo a la entidad se prolonga y fuera del horario de negociación se deja más un 45% ante los rumores de que se dirija a una suspensión de pagos. Según la información recopilada por Reuters el fondo de garantía de depósitos estadounidense (FDIC por sus siglas en inglés) está preparado para colocar al banco bajo administración judicial de manera inminente porque se agota el tiempo para buscar rescate privado.

La Reserva Federal, el Tesoro y FDIC están manteniendo conversaciones en las últimas jornadas para buscar una salida para la entidad. De acuerdo con la CNBC, es probable que sea declarado en suspensión de pagos por la FDIC. Con el colapso de Silicon Valley Bank hace ya más de un mes, un grupo de grandes bancos liderados por JP Morgan aportó 30.000 millones de dólares a First Republic para evitar el efecto contagio, una fórmula que no ha logrado ser efectiva.

El propósito de las autoridades estadounidenses es precisamente el de implicar al capital privado, como vía de evitar nuevas inyecciones de capital público y mientras se debate la conveniencia de elevar o no la cobertura de los depositantes. El importe ahora cubierto por el fondo de garantía estadounidense es de 250.000 dólares por cliente, si bien con la quiebra de Silicon Valley Bank y de Signature Bank se optó por dar garantía a la totalidad de los depósitos. “Estamos en conversaciones con múltiples partes sobre nuestras opciones estratégicas sin dejar de servir a nuestros clientes”, se limitó a señalar First Republic en un comunicado.

First Republic ya había quedado tocado con la quiebra de Silicon Valley del pasado 9 de marzo, que puso de relieve las debilidades de la banca regional estadounidense y la fragilidad del modelo de negocio de determinados bancos, con una base de depósitos muy concentrada en un mismo perfil de clientes. Sin embargo, la situación del banco se está deteriorando a gran velocidad esta semana a raíz de la presentación de resultados, en que First Republic anunció que había sufrido la salida de más de 100.000 millones de dólares en depósitos durante el primer trimestre. Desde que colapsó Silicon Valley Bank, su valor en Bolsa se ha hundido el 95%.

En la sesión de ayer, las acciones de First Republic llegaron a rebotar el 20%, para cerrar con un alza superior al 8%. Su derrumbe bursátil sí impactó en el conjunto de la banca estadounidense en la jornada del miércoles, coincidiendo con su publicación de resultados, aunque al día siguiente el castigo se concentró únicamente en la entidad afectada. Si First Republic es rescatado finalmente, tal y como están negociando las entidades estadounidenses, su caída será un nuevo golpe para la banca estadounidense y una nueva señal de los puntos débiles de este sector. En Europa, el sector bancario es hoy el que registra los mayores descensos.

Con sede en San Francisco, California, First Republic es un banco regional mediano que se ha centrado en personas y empresas con alto patrimonio, especializado en hipotecas. Esas hipotecas, así como otros activos a largo plazo en el balance del banco, han elevado su riesgo de impago desde que la Fed comenzó a subir las tasas el año pasado, lo que ha alarmado a los accionistas. Antes de la crisis bancaria de marzo, su capitalización era de 27.000 millones de dólares; a día de hoy es de poco más de 700 millones.

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