Thomas Schuessler (DWS): “La sorpresa es que la sacudida bancaria no haya sucedido antes”

El responsable global de renta variable de la gestora alemana considera que el riego de recesión es muy alto, aunque matiza la sensación de crisis con una perspectiva histórica

Encontrar los patrones en la historia económica y evitar cometer los mismos errores no es tarea sencilla. Para Thomas Schuessler (Mannheim, Alemania, 1966) esta es una tarea central como responsable global de renta variable de la gestora alemana DWS, de la que el Deutsche Bank controla el 79,5%. Su equipo gestiona el DWS Top Dividend, el mayor fondo de dividendos de renta variable de Europa, que administra activos por valor de 19.613 millones de euros. Su apuesta se concentra en compañías de consumo masivo, energía y sanidad, como Schlumberger, Shell y Merck.

“Me gusta mucho mirar la historia del mercado y trazar los paralelismos con el pasado”, reconoce Schuessler, quien conjuga en su análisis lecciones históricas con los avatares del presente. La combinación de una subida rápida de tipos de interés, alta inflación e incertidumbre, que compara con las dificultades de la década de 1970 y principio de los 2000, vuelve a generar un contexto problemático, que puede provocar una recesión.

¿Estamos viviendo el inicio de un nuevo 2008?

Lo principal es que no es una crisis, todavía, incluso a pesar de la inquietud que hay en el ambiente. Lo que existe es cierta preocupación sobre lo que está ocurriendo en el sector bancario y cuál será la rentabilidad de las inversiones en este contexto. No creo que los inversores actúen realmente bajo estas preocupaciones, ya que es un problema de liquidez, no de solvencia. Los bancos centrales pueden controlar esta situación si la gestionan adecuadamente.

¿Era esperable esta sacudida bancaria?

La mayor sorpresa para mí es que hasta este mes no había sucedido, cuando los tipos de interés pasaron del cero a casi el 5% en un movimiento gigantesco. Históricamente, cada vez que la Reserva Federal y los bancos centrales del resto del mundo subieron las tasas rápidamente, en algún momento tuvieron que frenar. El motivo generalmente fue porque hubo un accidente en alguna parte. Esto es lo que sucede históricamente y es también lo esperable.

¿Hay similitudes con otros momentos de dificultades?

En los setenta tuvimos la crisis del petróleo con una inflación galopante y los bancos centrales intentando hacerle frente, al igual que ahora. En 1973 hubo una corrección en el mercado como sucedió el año pasado y la recesión llegó un año más tarde, en 1974. Ese es el riesgo actual: tienes una caída de la actividad, las ganancias bajan un 20% y los títulos reciben un nuevo golpe. En este momento, el riesgo de recesión es muy alto pero siempre hay una forma de evitarla.

¿Se espera un largo período de inflación, como en 1970?

En ese periodo, la inflación tuvo diferentes oleadas, no fue solo un máximo aislado. Creo que se puede asumir que el pico de los precios de 2022 no fue el último. En la última recesión, la variación de precios alcanzó números negativos. Si ahora se limita a un 2% o 3%, entonces no será el final.

¿Hay un lado bueno de este fenómeno?

No hay que olvidar que el mundo necesita inflación: hay mucha deuda en todos los sectores, por lo que los bancos centrales pueden aceptar un IPC de 4% o 5%, aunque no lo reconozcan públicamente. Pero ahora la Fed tiene un dilema entre luchar contra el alza de los precios y mantener sin problemas el sistema bancario.

¿Cómo ve la decisión de la Fed de la pasada semana?

Subir los tipos 50 puntos básicos hubiera sido despiadado. Pero si no hubiera hecho nada entonces el mercado estaría preocupada porque algo realmente malo estaría ocurriendo para justificar esta decisión. La Reserva Federal optó por un término medio, subiendo los tipos 25 puntos básicos e insinuando al mercado que el ciclo de alzas de tipos podría llegar pronto a su fin.

¿Cuáles son sus perspectivas para el mercado europeo?

Es un entorno global arriesgado, pero los mercados europeos son sorprendentemente fuertes. Hay una gran probabilidad de que las Bolsas del Viejo Continente, así como los mercados emergentes superen al estadounidense en un plazo de varios años. Esto ya lo vivimos: a comienzos de siglo, cuando las materias primas y las compañías europeas superaron a Estados Unidos en rentabilidad fácilmente durante diez años. Sin embargo, desde 2008, la situación se dio vuelta y EE UU volvió a dominar la conversación, mientras las acciones europeas sufrían una década pérdida. El índice Nasdaq 100 subió así 13 años seguidos hasta 2022. Históricamente, observamos que las correcciones y las tendencias se demoran más de un año.

¿Qué sectores son los que hay que vigilar en este contexto?

Otra vez la historia puede tener la respuesta. Los setenta fueron una década pérdida para la Bolsa estadounidense, las cotizadas solo repartían dividendos y eso era todo. No había ningún mercado alcista debido a la alta inflación, pero las materias primas y el oro vivían otra historia. Esto se repite. Si inviertes de cara a los próximos siete u ocho años, los títulos europeos o de mercados emergentes tendrán mejores rendimientos porque están orientados a protegerse contra la inflación. Igualmente, el oro y las materias primas también podrían beneficiarse. Para eso hay que mirar de forma minuciosa donde invierten los grandes índices. Por ejemplo, el MSCI World mantiene el 70% de sus posiciones en Estados Unidos.

¿Hay alguna otra estrategia que vuelva a aparecer ahora?

Reaparece también el debate entre la inversión en valor (value) o enfocada en crecimiento (growth). Los últimos 13 años de números positivos en el índice tecnológico Nasdaq fueron excelentes para la segunda opción, pero ahora hay una oportunidad mucho mejor en el lado del valor. La pregunta es qué ciclo está en alza y cuál va hacia abajo. Creo que los inversores tienen que estar atentos a una duración más prolongada, a mayores dividendos y no esperar que sus acciones se disparen mucho en los próximos 15 años.

¿Es la diversificación la estrategia líder para este periodo?

Esta es mi recomendación. En el último ciclo bursátil lo que se buscaba era no diversificar, apostar por las grandes tecnológicas estadounidenses, o incluso en pequeñas sin beneficios. Pero ahora es todo lo contrario, porque los inversores buscan reducir el riesgo y evitar el componente estadounidense como dominante.

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