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En colaboración conLa Ley

Cuando los colegios se convierten en museos de justicia

La abogacía y la procura custodian patrimonios históricos que se han preservado durante siglos; ambas instituciones son referentes imprescindibles en la historia de España

El Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) y el Ilustre Colegio de Procuradores de Madrid (ICPM) guardan, en sus archivos y bibliotecas, auténticos tesoros documentales y patrimoniales que retratan más de cuatro siglos de historia de la justicia en España: desde los despachos de los Austrias hasta la digitalización del siglo XXI, pasando por la sangrienta Guerra Civil. Aunque no son museos al uso, ambos colegios han convertido su patrimonio en una suerte de galería viva de las profesiones, que ahora, con exposiciones permanentes y la inauguración de un espacio singular en el ICAM, se abre con más fuerza a la ciudadanía y la investigación jurídica. El Ilustre Colegio de Procuradores de Barcelona (ICPB) también gestiona un museo permanente en la Audiencia Provincial, exhibiendo siete siglos de legado desde 1349.

El corazón del patrimonio del ICAM es su Archivo Histórico, que arranca con la fundación del colegio en 1596 y se configura como archivo moderno desde mediados del siglo XX. Se conservan más de 200 metros lineales de documentación, integrada en series clave para la historia de la abogacía madrileña y española.

Entre los fondos más relevantes figuran el acta fundacional del colegio, los expedientes de colegiación desde el siglo XVII, los libros de actas de juntas de gobierno (desde 1691) y de juntas generales, así como los expedientes de depuración tras la Guerra Civil (1939-1945). También se conservan regulaciones de honorarios, manuales de secretaría con direcciones y cambios de situación profesional de abogados, partidas de incorporación con las firmas de los colegiados (1818-1946) y los libros de reparto de los llamados abogados de pobres, (1826-1830), figura precursora del actual turno de oficio.

Un tesoro dentro del tesoro es el Fondo Cortina, depositado en la Fundación Cortina-Domingo Romero Grande, que reúne los papeles personales del decano Manuel Cortina y Aranzana (1802-1879). Además, el archivo alberga el fondo donado por Felipe Lazcano y Morales de Setién (1840-1942) y el del que también ejerció como decano Luis Martí Mingarro.

La Biblioteca del ICAM, creada en 1852, es una de las bibliotecas jurídicas más importantes de España, con más de 100.000 títulos en su catálogo y un fondo histórico de gran valor. Entre sus joyas se encuentran unos 6.000 manuscritos, 740 incunables y un volumen de impresos de los siglos XVI a XVIII que supera los 150.000 ejemplares. En 2024, el ICAM dio un paso histórico anunciando la creación de un museo, hoy una realidad, para preservar y exhibir el legado cultural y profesional de la abogacía madrileña. Situado en la primera planta de la sede colegial, el antiguo Palacio del Marqués de Portazgo, en Madrid, contiene una colección de objetos históricos como togas, birretes, insignias, sellos colegiales y otros elementos representativos de la actividad jurídica.

La bula perdida

Una de las curiosidades del Museo ICAM es la bula del papa Inocencio XII. Otorgada en 1695, establece indulgencia plenaria a los abogados del ICAM en un documento que, manuscrito en pergamino, incluye también un certificado original con el sello de la Comisaría General de la Santa Cruzada. Se trata de una concesión espiritual de indulgencias plenarias otorgada a los miembros del colegio, en una época en la que este tipo de privilegios estaban reservados habitualmente a instituciones eclesiásticas o cofradías con fuerte arraigo social.

El legado estuvo perdido durante décadas a pesar de tener constancia fehaciente de su existencia. Casi coincidiendo con la apertura del Museo ICAM, el documento apareció “milagrosamente” entre otra documentación administrativa sin valor histórico y hoy es la joya de la corona de la colección expuesta en la casa de la abogacía madrileña. El bibliotecario del ICAM, Emilio Ramírez, destaca que “en una época en la que la imagen de la abogacía era generalmente negativa, este documento muestra el papel decisivo del ICAM en la dignificación de la profesión”.

El decano Eugenio Ribón, impulsor personal de este proyecto, lo ha calificado de “hito largamente anhelado que honrará a quienes nos han precedido y conservará el legado que tantos abogados y abogadas han construido a lo largo de los siglos”, destacando que el “proyecto no es solo una ventana hacia el pasado; es una herramienta para inspirar a las generaciones presentes y futuras”.

Para enriquecer la colección, el ICAM ha lanzado una convocatoria a todos sus colegiados, invitándoles a donar objetos con valor histórico relacionados con la abogacía, siempre que tengan una antigüedad anterior a 1984. Los donantes serán registrados como benefactores del museo, y sus aportaciones servirán para construir una memoria de la profesión. “Con sus donaciones, ayudarán a construir un legado que será una fuente de orgullo y un faro de inspiración para las próximas generaciones”, concluye.

El tesoro de la procura

El ICPM, con una historia que se remonta a la fundación de la Hermandad del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora en 1574, también atesora un patrimonio documental y simbólico de primer orden. En 2024, con motivo del 450 aniversario de la Hermandad de los Procuradores del Número de la Corte, el colegio organizó una exposición temporal en su salón de actos que puso en valor parte de sus fondos, de los que una parte significativa sigue expuesta en su sede. El comisario de esta exposición y cronista oficial del Consejo General de Procuradores, Julián Caballero, señala “la impagable labor que las instituciones colegiales hacen en pro de conservar la historia y la memoria de profesiones que, como la procura, han dejado huella en la sociedad durante siglos”.

Libros de actas colegiales, expedientes de colegiados, correspondencia institucional, fotografías históricas, insignias, diplomas y objetos cotidianos estuvieron al servicio de los procuradores en su trabajo diario. Entre los documentos destacan la real cédula de Felipe II del 7 de mayo de 1563, las ordenanzas de 1619 y 1695 y los libros de actas de juntas de gobierno y de juntas generales, que permiten reconstruir la evolución de la profesión desde el Antiguo Régimen hasta la actualidad.

Además de los fondos documentales, el ICPM conserva una rica simbología: insignias, diplomas de honor, retratos de decanos y autoridades, y piezas que reflejan la relación de los procuradores con la Villa y Corte de Madrid, desde los reales consejos hasta el Tribunal Supremo, así como una talla de la Inmaculada Concepción, patrona del colegio, del siglo XVIII.

La última incorporación al patrimonio histórico de la procura ha sido el legado del que fue decano durante la Guerra Civil Eugenio Ruiz-Gálvez y que, en palabras del decano Alberto García Barrenechea, “arroja luz sobre algunos de los protagonistas de la vida política, social y jurídica de la convulsa etapa de los años 20 y 30 del pasado siglo”.

El museo del ICPB

El Ilustre Colegio de Procuradores de Barcelona (ICPB), a cuyo frente está Javier Segura Zariquiey, también ha apostado por la musealización del patrimonio profesional, con una exposición permanente ubicada en el edificio de la Audiencia Provincial de Barcelona. Esta muestra exhibe siete siglos de historia del cuerpo de procuradores en la ciudad, desde 1349 hasta la actualidad, heredando el legado documental de las diversas organizaciones que han representado a la profesión.

La exposición tiene como objetivo ofrecer al visitante una visión general del origen y la evolución del cuerpo de procuradores en Barcelona, de las formas de organización corporativa que ha tomado y de las diferentes funciones que ha desarrollado y está dividida en tres módulos que tratan sobre el origen y proceso constitutivo de las corporaciones de procuradores, las funciones y objetivos de las organizaciones de procuradores y, por último, la organización y gobierno.

La colección del ICPB incluye documentos, objetos e insignias que ilustran la evolución de los procuradores como auxiliares de la justicia, convirtiendo el espacio en un testimonio vivo de la continuidad institucional en Cataluña.

Guardianes del patrimonio jurídico

ICAM, ICPM e ICPB son ejemplos paradigmáticos de cómo los colegios profesionales actúan como guardianes del patrimonio jurídico y de la memoria institucional. Sus archivos, bibliotecas y museos no son simples almacenes, sino fuentes primarias imprescindibles para la historia del Derecho, la administración de justicia y la vida profesional de abogados y procuradores.

La apertura de estos fondos al público, mediante repositorios digitales, exposiciones y museos permanentes, supone un esfuerzo por democratizar el acceso al patrimonio y convertir la historia de la profesión en un instrumento de formación, identidad y servicio a la ciudadanía. En un momento en que la justicia se digitaliza a gran velocidad, estos tesoros de los colegios recuerdan que detrás de cada norma, cada sentencia y cada expediente, hay siglos de tradición, lucha profesional y compromiso con el Estado de Derecho.

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