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En colaboración conLa Ley

Joaquín Merchán (Graduados Sociales): “Más pronto que tarde conseguiremos la desconexión digital real a partir de las seis”

El presidente de los Graduados Sociales batalla por un nuevo Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI en el año del centenario de la profesión y tras celebrar el primer congreso internacional

Joaquín Merchán Bermejo lleva un año al frente del Consejo General de Colegios Oficiales de Graduados Sociales de España, una institución que este 2025 celebra su centenario y representa a 17.000 profesionales que actúan como puente entre empresarios y trabajadores. De origen humilde, hijo de un empleado ferroviario salmantino, llegó con esfuerzo a la profesión, de la que le enamoró su lema: justicia social. Dos palabras que definen un concepto indisolublemente ligado a la paz, subraya. Merchán recibe a CincoDías en Córdoba, durante la celebración del primer congreso internacional de los graduados sociales, que tuvo lugar el 26 de septiembre. Un encuentro sin precedentes que reunió a más de 500 asistentes de España y del extranjero, bajo la consigna “El trabajo nos une, el derecho nos organiza”, para debatir los grandes retos laborales del presente y del futuro. En este crisol internacional, Merchán ha alzado la voz: “Como presidente del Consejo, condeno la barbarie que se está produciendo en Gaza”, pronunció con contundencia.

Joaquín Merchán se desenvuelve como pez en el agua con la palabra, no en vano siente pasión por la lectura y la escritura. “Doy mucha importancia a las palabras”, enfatiza. Es ave nocturna: duerme cuatro horas al día porque se resiste a que Morfeo le robe demasiado tiempo. Momentos que exprime a diario para defender su profesión y dialogar con todos los actores políticos, con los que, dice, tiene una relación fluida. Cuando se reune con ellos, confiesa, pone el vaso de agua en el centro y les dice: “nuestra labor es facilitar la vida de los ciudadanos“.

Los actos oficiales del centenario de los graduados sociales, entre ellos la audiencia con S.M. el Rey y los actos conmemorativos, les han devuelto protagonismo. “Nuestra labor durante la pandemia, gestionando prestaciones, o, más recientemente en la dana, ha evidenciado nuestra relevancia social”, señala el presidente.

El presidente, que ha hecho bandera de la desconexión digital, defiende en esta entrevista un nuevo Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI sin parches.

Pregunta. Más de 500 profesionales se han dado cita en el primer congreso internacional de los graduados sociales. ¿Qué puede esperar el colectivo y la sociedad de este encuentro?

Respuesta. Este congreso es un hito más dentro del centenario de nuestra profesión. Supone llevar nuestro derecho del trabajo a otras delegaciones que han venido, como la rumana, italiana, coreana, japonesa y de Canadá. Es una manera de que nuestro derecho del trabajo y relaciones laborales se expanda más allá de nuestras fronteras y, además, conocer cómo funciona en esos países. Hoy todos ellos persiguen lo mismo: el trabajo decente y el bienestar de los trabajadores, como ha subrayado Félix Peinado, el director de la OIT de España. En este sentido, creo que deberíamos desterrar la palabra mercado de trabajo, porque el Tratado Fundacional de la OIT en su artículo 1 dice que el trabajo no es una mercancía. Yo siempre mantengo que el trabajo es un derecho de personas y no se compra ni se vende.

P. ¿Cómo lograr este “trabajo decente” en un contexto de hiperproductividad y globalización?

R. Es un gran reto. Hay que articular soluciones para que se compagine ese trabajo digno con una productividad que nadie discute. Todos los departamentos de recursos humanos, de las grandes empresas y también de las menores, deben procurar que se compagine el bienestar en el trabajo con la productividad. Esto no es el mundo feliz ni la utopía, pero deberíamos lograr que la persona trabajadora estuviera orgullosa de su empresa y el empresario de su trabajador.

P. ¿Van en ese buen camino las reformas emprendidas por Trabajo sobre la jornada laboral y el registro horario?

R. Sin lugar a duda. Yo he defendido la reducción de jornada, el control horario y la desconexión digital de las personas trabajadoras, que iban en esa pretendida ley que ahora mismo se ha parado. En una reciente reunión con Yolanda Díaz le he trasladado que estas leyes de tanto calado deben tener el acuerdo de sindicatos, empresarios y Gobierno, ese trípode que tan buenos resultados ha dado a las relaciones laborales.

P. ¿Aguanta el Estatuto de los Trabajadores tanto parche de reformas laborales?

R. Se lo dije a la ministra Díaz y lo vengo repitiendo: tenemos que elaborar un nuevo estatuto del siglo XXI de las personas trabajadoras. Nos merecemos un estatuto moderno y no el antiguo, que, efectivamente, ha sufrido tantas modificaciones. No nos queda más remedio que acometer una verdadera modernización de nuestras relaciones laborales. Tendría que ser un estatuto pactado con empresas, sindicatos y Gobierno.

P. ¿Cómo es la interlocución con el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones?

R. Estamos encontrando receptividad. Y es que nosotros somos los verdaderos técnicos, los especialistas y podemos ayudar porque somos el puente entre empresarios y trabajadores. Me he reunido recientemente tanto con Yolanda Díaz como con Elma Saiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, quien ya ha creado una mesa de trabajo en la que participamos. La ministra de Trabajo también lo ha prometido, pero aún estamos a la espera. Por cierto, dos ministerios que nunca debieron separarse, fue una decisión política.

P. Los trabajadores y empresarios están sujetos a multitud de normativa y jurisprudencia cambiante. ¿Ha muerto la seguridad jurídica?

R. La verdad es que estamos sujetos a un vaivén de normas que no solo provoca inseguridad, sino que conduce a que, a veces, asesorar sea una verdadera profesión de riesgo. Muchas veces tenemos muchísimas dudas, y esto no se supera con la inteligencia artificial. Lo que pedimos es que haya más seguridad jurídica para todos.

P. Los graduados recibieron en 2024 más de 72 millones de notificaciones fuera del horario laboral. Ha conseguido que se apruebe una moción en el Senado y que se presente una proposición no de ley en el Congreso. ¿Qué exigen?

R. Esos 72 millones y medio de notificaciones de 2024 no solo les llegan a los graduados sociales, también a los ciudadanos. Desde que llegué a la presidencia he hecho una bandera de este problema, porque no se puede perturbar el descanso de los profesionales a altas horas de la madrugada. Espero que la proposición no de ley que ha llevado el Partido Popular al Congreso, que también afecta a la forma de implementar las leyes, se apruebe. De momento, hemos conseguido que la Agencia Tributaria no nos mande notificaciones desde el viernes a mediodía. Hay empresarios y profesionales que reciben mensajes de DEHú (Dirección Electrónica Habilitada Única) en domingos y festivos que no pueden abrir, creando una inquietud innecesaria. Estoy seguro de que, más pronto que tarde, conseguiremos que todos los ciudadanos dejen de recibir notificaciones a partir de las seis de la tarde, domingos y festivos.

P. Estamos inmersos en la contienda política por la reducción de la jornada laboral. ¿Cree que los beneficios compensan las pérdidas productivas anticipadas desde la patronal?

R. Es una reducción de jornada que realmente no perjudicaría la productividad. Hacer unas relaciones laborales más atractivas y facilitar horarios a las personas trabajadoras tiene que redundar en beneficio de la productividad. Hay que partir de que esta reforma afecta a 12,5 millones de personas, no a la totalidad de trabajadores. No debemos tener miedo a una reducción de jornada que ya es efectiva para prácticamente la mitad de los trabajadores. Estoy seguro de que a los empresarios, sobre todo a las pymes, que actualmente forman el 95% del tejido productivo de este país, les preocupa más la difícil implementación de los controles horarios.

P. El Ministerio de Trabajo digitalizará por decreto el registro horario para empresas y autónomos. ¿Qué retos afrontan las pymes?

R. No se puede legislar lo mismo para una empresa de 2.000 trabajadores que para una de dos o tres trabajadores. Creo que habría que establecer esa diferencia.

P. Una de las preocupaciones de los empresarios es el incremento de las bajas laborales, que se han duplicado en un lustro. ¿Qué está fallando en el sistema y en la gestión de estas situaciones?

R. Este es un verdadero problema. Cada día tenemos 1.350.000 trabajadores de baja médica. Esto genera un coste de 17.000 millones al año para las empresas y también para la Seguridad Social. Nunca utilizo la palabra absentismo laboral porque son bajas médicas, pero lo cierto es que hay que buscar soluciones. Muchas de estas bajas dependen del sistema público de salud con el retraso de operaciones o de diagnóstico.

P. La profesión de graduados sociales ha cumplido cien años. ¿Qué desafíos enfrentan? ¿Qué queda del ADN de los primeros profesionales?

R. Estamos ante una nueva ­profesión que no solo exige el reto de la tecnología, sino el de saber leer el cambio de las relaciones ­laborales. Como profesionales tenemos que pasar página, ya no es la profesión de hace seis años, de antes de la pandemia. Fue un punto de inflexión que también cambió a la sociedad. Este centenario está sirviendo no para mirar hacia el pasado, sino que proyectar el futuro. Esta es una profesión que se tiene que transformar, digitalizar, especializar en competencias digitales, y en ello estamos. Del pasado de esta profesión queda ese emblema de justicia social que hoy lo seguimos manteniendo con orgullo, porque hoy estamos aquí, a través de esos 100 años, a través de todas esas personas, y de ese Ministerio de Trabajo que nos creó con la palabra “justicia social” en 1925, tan necesaria para la paz después de la Primera Guerra Mundial.

P. ¿La inteligencia artificial supone una amenaza?

R. La profesión solo estaría amenazada si no sabe adaptarse a esas nuevas competencias digitales. Como colectivo fuimos pioneros en los años 1987/1990 cuando se acometió el sistema Red de la Seguridad Social y había que emitir los datos a través de una red de valor añadido cuando ni siquiera existía Internet. Y lo logramos, nos adaptamos. Ahora nuestra profesión y todas las profesiones estarán en riesgo si no se adapta a las nuevas tecnologías.

P. En la hoja de ruta de su presidencia se ha potenciado la ampliación de competencias a través de, por ejemplo, la mediación. ¿Qué ventajas tiene en su profesión?

R. Para nosotros la mediación es una de las materias importantísimas para el colectivo de graduados sociales. Como siempre digo, hacemos mediación todos los días, no en vano somos el puente entre empresarios y trabajadores. Antes de ir al juzgado social tenemos que hacer una mediación obligatoria, pero esta mediación que se propone y que se está articulando desde el Ministerio de Justicia, es de vital importancia en el ámbito de la jurisdicción social. Creo que la mediación es una vía interesante para desbloquear, para apagar, para bajar el colapso de procedimientos judiciales. Una vía en la que hay que seguir trabajando, pues aún estamos en el embrión. En otros países europeos, también en Estados Unidos, es un una herramienta fundamental y aquí lo va a ser. Los graduados sociales la apoyamos y nos estamos formando porque creemos en ella.

P. ¿Qué mensaje le gustaría enviar a las nuevas generaciones que se incorporen a la profesión?

R. En este primer congreso internacional tenemos unos 150 jóvenes. Yo creo mucho en la juventud, desde luego son el futuro de mi país. Los invito a participar, a que se enamoren de esta profesión, una ocupación reclamada y que no tiene índices de paro. Es una profesión apasionante y con mucho futuro. Hoy, la delegación de Japón ha comentado que están estudiándola. Es una profesión que, si no existiera, habría que inventarla.

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