Chocolate Dubái: entre la viralidad y el vacío legal
Hay que tener en cuenta que el uso de signos distintivos y las conductas publicitarias recaen dentro del ámbito de protección de la Ley de Competencia Desleal

Decir que la tortilla francesa no se hace en Francia parece una obviedad. Nadie se imagina fábricas de tortillas (de un solo huevo, como dice la RAE) en el país vecino, haciendo delivery a la península. Por ese camino, incipiente y algo tortuoso, discurre ahora mismo la existencia del chocolate “Dubái”, uno de los últimos hypes del momento en redes sociales como TikTok e Instagram.
Parece que esta tableta rellena de pasta de pistacho y una especie de cabello de ángel conocido como kadayif se creó en una chocolatería del Emirato hace ya algún tiempo, aunque el origen concreto no está claro. Sin embargo, ha alcanzado cotas de furor de manera más reciente gracias a su difusión en redes sociales y al reciente lanzamiento de productos con este sabor en grandes superficies de alimentación. De hecho, hace escasos días hemos visto cómo en España se agotaba un versión concreta de este producto a solo unas pocas horas de su lanzamiento, para posteriormente ofrecerlas (de “regalo”, eso sí) a través de plataformas de venta de artículos de segunda mano.
¿Qué ocurre con este chocolate que empieza a causar cierto revuelo legal? ¿Puede una empresa de origen alemán apropiarse de una denominación que remite a una procedencia geográfica diferente? En principio la denominación ampliamente aceptada para este producto es “Chocolate Dubái”, así al menos la designan todas las marcas que actualmente lo ofertan. Este es el principal problema que preocupa a los fabricantes del Emirato y, en fechas recientes, a uno de sus importadores en Alemania, quien ha requerido y demandado a varias empresas que utilizan la denominación para chocolate fabricado en Turquía.
La solución –por el momento– no parece sencilla y, de hecho, ha provocado dos resoluciones contradictorias en Alemania. Por un lado, el tribunal regional de Colonia ha confirmado que, mientras el producto se fabrique fuera de Dubái, no puede denominarse así por resultar engañoso. Por el contrario, el tribunal regional de Frankfurt ha entendido que, dada su amplia difusión y aceptación como término descriptivo de este particular chocolate, el uso del vocablo Dubái no actúa como indicación de procedencia.
¿Y en España? Aún no tenemos constancia de ningún procedimiento abierto al respecto (si bien pueden haberse iniciado ya las correspondientes reclamaciones extrajudiciales) pero lo que es cierto es que a fecha de hoy hay un par de solicitudes de marca muy recientes en trámite ante la OEPM que incluyen la denominación “Dubái” para chocolates. Su recorrido es ciertamente dudoso, pues no podemos descartar que, o bien les sea de aplicación el régimen de prohibiciones absolutas de registro (en particular, las letras c y d del artículo 5.1, es decir, error en el origen o que la marca sea descriptiva) o bien que sufran oposición de titulares anteriores (hay unas 40 solicitudes de marca europea en trámite).
Sin embargo, la discusión legal no se limitará al plano del registro marcario, pues es seguro que empezarán a proliferar este verano otros dulces como helados, sorbetes y hasta turrones fabricados con o de sabor al propio chocolate. Hay que tener en cuenta que el uso de signos distintivos y las conductas publicitarias recaen dentro del ámbito de protección de la Ley de Competencia Desleal, una normativa que los fabricantes y comercializadores no pueden ignorar por cuanto persigue tanto las prácticas ilícitas que afectan a consumidores, como todas aquellas que alteran el correcto funcionamiento del mercado.
En este sentido y mientras no se aclare si los competidores (y por extensión, el consumidor medio) utilizan y perciben la expresión Chocolate Dubái como un término descriptivo o de origen, el riesgo de que su uso pueda ser igualmente considerado desleal sigue latente (actos de engaño artículos 5 y 7; confusión artículo 6; publicidad ilícita artículo 18).
De momento, parece que al Chocolate Dubái aún le queda tiempo y recorrido para formar parte de ese club selecto integrado por clásicos como las salchichas de Viena, los bollos suizos, las coles de Bruselas o la misma tortilla francesa.