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Ciberseguridad
Tribuna
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La confianza digital y el reto del cumplimiento normativo

Con la creciente sofisticación de las amenazas cibernéticas y la evolución constante de las regulaciones, las organizaciones deben adoptar estrategias eficaces para garantizar la protección de la información

Ciberseguridad

En un tribunal, la solidez de la defensa depende de la preparación, del conocimiento de la ley y de la capacidad para anticiparse a los movimientos del contrario. En el mundo digital la situación es similar: Las empresas deben implantar estrategias de ciberseguridad robustas, conocer y cumplir la normativa vigente y actuar con previsión para minimizar los riesgos a los que se enfrentan y evitar posibles sanciones. En un entorno donde la confianza es clave, el cumplimiento normativo no debe ser considerado como una obligación, sino como un factor diferenciador que fortalece la credibilidad y la seguridad corporativa.

Nos encontramos en un mundo cada vez más digitalizado, donde la ciberseguridad se ha convertido en una prioridad ineludible para las empresas. Con la creciente sofisticación de las amenazas cibernéticas y la evolución constante de las regulaciones, las organizaciones deben adoptar estrategias eficaces para garantizar la protección de la información y el cumplimiento normativo. Pero… ¿cómo conseguirlo? Las organizaciones deben priorizar al menos las siguientes cuestiones clave para garantizar una adecuada gestión de la seguridad digital.

En primer lugar, es necesario reforzar la confianza digital, que constituye un factor clave para garantizar la transparencia y seguridad en las interacciones digitales con clientes y socios. Para ello, se deben implantar medidas que salvaguarden la seguridad de la información y permitan gestionar adecuadamente los riesgos a los que las organizaciones se encuentran expuestas, asegurando una adecuada implicación de la Alta Dirección.

En segundo lugar, el impulso de las estrategias para garantizar la protección de datos sensibles. El informe State of Privacy 2025 de ISACA refleja que únicamente el 38% de los profesionales europeos confía en la capacidad de su organización para proteger datos sensibles. Este dato subraya la necesidad de fortalecer las estrategias de seguridad y de cumplimiento, especialmente en un contexto en el que regulaciones como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y el reglamento de inteligencia artificial (AI Act) establecen exigencias cada vez más estrictas. Para afrontar este desafío, las empresas deben adoptar los principios de “Privacidad y Seguridad desde el Diseño”, que implican integrar medidas de protección de la información desde las primeras fases de desarrollo de productos y servicios y deben disponer de equipos de seguridad bien dotados y capacitados.

La tercera de las cuestiones clave a considerar es el cumplimiento normativo y el gobierno de la seguridad. Las regulaciones de ciberseguridad continúan evolucionando, con normativas como NIS2 (directiva sobre seguridad de las redes y los sistemas informáticos) y DORA (Digital Operational Resilience Act), que imponen nuevas obligaciones para las empresas. Estas normativas buscan reforzar la resiliencia operativa digital y minimizar las discrepancias regulatorias entre países, simplificando el cumplimiento normativo a nivel europeo. No obstante, cumplir con las exigencias normativas conlleva desafíos significativos, especialmente en términos presupuestarios y de recursos humanos.

Para afrontarlos, las empresas deben fortalecer sus programas de cumplimiento y gobierno de la seguridad, reforzar las medidas de gestión de riesgos y supervisión de proveedores de servicios y realizar pruebas de resiliencia operativa con carácter periódico. La adopción de estas medidas no solo ayudará a mitigar los riesgos de posibles interrupciones operativas, sino que también fortalecerá la confianza en la organización de clientes y socios comerciales.

Y, por último, la formación y capacitación continua de los equipos de trabajo, fundamental para abordar los desafíos derivados de las nuevas normativas. La falta de habilidades especializadas en gestión de la privacidad y protección de la información representa un riesgo significativo. Las empresas deben invertir en programas de formación que permitan a sus empleados desarrollar las competencias necesarias para afrontar los cambios regulatorios y las amenazas cibernéticas emergentes. Esta capacitación no solo debe centrarse en aspectos técnicos, sino también en el gobierno de la seguridad, en buenas prácticas de seguridad y en la concienciación sobre la responsabilidad de cada integrante de la organización. Aquellas empresas que prioricen la formación y el desarrollo del talento humano estarán mejor preparadas para adaptarse a las regulaciones y garantizar la seguridad de sus operaciones.

Resulta indiscutible que el escenario actual presenta una gran oportunidad para mejorar la estrategia de seguridad de las organizaciones. Más allá de una mera respuesta reactiva a las amenazas, las empresas deben impulsar un enfoque de gestión integral de la seguridad que abarque la prevención, la detección y la respuesta ante incidentes. Adaptarse a los desafíos regulatorios actuales no solo garantizará el cumplimiento normativo, sino que también permitirá a las empresas operar con mayor seguridad y confianza en un entorno cada vez más interconectado.

La clave del éxito de cualquier defensa radica en la anticipación y la adaptación. En un mundo digital en constante evolución, aquellas organizaciones que inviertan en ciberseguridad, refuercen su gobierno de seguridad y adopten un enfoque proactivo en la gestión de riesgos serán las que lideren el camino hacia un futuro digital más seguro.


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