Adolfo Díaz-Ambrona: “Las empresas medianas representan un buen caladero para el arbitraje”
El secretario general de la CEA cree que el arbitraje doméstico tiene un gran potencial
La Corte Española de Arbitraje (CEA) lleva más de 40 años resolviendo disputas comerciales entre empresas. De hecho, es la institución arbitral decana en el país, por delante de la CIMA (Corte Civil y Mercantil de Arbitraje), creada en 1989, mismo año en que nació la Corte de Arbitraje de Madrid (CAM) y del joven CIAM (Centro Internacional de Arbitraje de Madrid), que vio la luz en 2020 para aglutinar la actividad internacional en este campo. Las últimas estadísticas, de 2022, sugieren que la corte está en línea de despegue, ganando casos (consiguieron un 13% más de procedimientos) y caché, al aumentar un 3% la cuantía de su valor. En total, resolvieron 60 arbitrajes con un valor de 125 millones de euros.
De la evolución de la CEA durante los últimos ocho años puede dar buena cuenta Adolfo Díaz-Ambrona, su secretario general, entrevistado por CincoDías Legal con ocasión del pleno celebrado esta semana. Licenciado en Derecho y en Administración y Dirección de Empresas, abogado del Estado, es también secretario general de la Cámara de Comercio de España y vicepresidente del Centro Español de Mediación. A Díaz-Ambrona, un hombre del sector, no le cabe duda de que al arbitraje tiene en España aún “bastante margen de mejora”. El desconocimiento de este sistema alternativo a la jurisdicción ordinaria y la cultura latina, tan peleona y dada a litigar, son, dice, sus principales obstáculos. “Si las empresas no ponen las cláusulas, da igual que la corte de arbitraje sea la mejor del mundo”, recalca.
La CEA no solo tiene en la diana a las grandes compañías. “En España hay muchísima empresa mediana donde tenemos que pescar, es un buen caladero para el arbitraje”, afirma el secretario general. Y es ahí donde quieren dirigir sus esfuerzos pedagógicos. A diferencia de las grandes compañías, que tienen músculo para provisionar y tirarse años y años litigando, explica, “a la mediana lo que le importa es la inmediatez, la rapidez y la eficiencia, y eso se lo da el arbitraje”.
Díaz-Ambrona saca pecho y asegura que hoy la CEA puede competir con las mejores cortes de arbitraje del mundo, como la Corte Internacional de París o la Corte de Estocolmo, de actualidad por ser la sede en la que se dirimen las inversiones con el Reino de España en materia de renovables. “Estamos a la vanguardia internacional”, afirma orgulloso. La revolución, cuenta, comenzó en 2016: “Le hemos dado un giro de 180 grados a la corte”.
Entre los pasos dados para conseguir una institución que no solo sea, sino que parezca, bien gobernada y transparente, relata, “actualizamos los estatutos para incluir un órgano colegiado, el pleno, que tomara las decisiones más importantes”. Además, se puso luz sobre la comisión de designación de árbitros, encargada de proponer a las partes una relación de profesionales cuando estas no se ponen de acuerdo. “Todas las cortes que tienen buen nombre y prestigio han adoptado estas reglas o se conducen así”, subraya Díaz-Ambrona.
Y es que la confianza es la clave del éxito no solo del arbitraje, sino también de la CEA, subraya su secretario general. Una corte que, en España, rivaliza con dos instituciones más. “De manera leal y muy sana”, destaca. De hecho, el último pleno (cuyo mandato aún no ha expirado) ha aprobado una actualización de los aranceles de los árbitros para que los honorarios “no sean un elemento disuasorio, ni por encima ni por debajo”, explica Díaz-Ambrona. Un retoque para el que se ha partido de un estudio de mercado de las instituciones de referencia, principalmente del CIAM. El alza de los honorarios aprobados este marte se incrementarán hasta en 40.000 euros en los procedimientos de mayor cuantía en juego. El pleno también ha aprobado publicar el nombre de los árbitros designados en cada año para acabar con la “leyenda urbana de que son siempre los mismos”. De acuerdo con esta nueva medida, a partir del próximo 25 de abril, la web de la corte ofrecerá un listado con los árbitros encargados de resolver todos los procedimientos en curso y los datos estadísticos anuales, en forma de memoria.
La excelencia y profesionalidad de los árbitros de la corte es fundamental para la confianza en la institución. Hoy en día, señala Adolfo Díaz-Ambrona, no existen sombras sobre el sistema de elección y su total independencia. “¿Qué mayor signo de independencia existe que las partes se pongan de acuerdo en un árbitro?”, pues esta es la tónica en la designación de árbitros, señala. La comisión interviene subsidiariamente aportando una relación de profesionales por especialidad, complejidad y experiencia. “En ese lote intentamos siempre incluir mujeres árbitro”. Las cifras distan aún de la paridad (hay un 35% de mujeres en los arbitrajes) pero, confía, “se irán igualando”.
Los costes del arbitraje
Árbitros. Los honorarios de los árbitros se calculan de acuerdo con los aranceles publicados en el reglamento y según la cuantía del procedimiento. El reglamento de la Corte Española de Arbitraje (CEA), establece tramos de importes y, en cada uno, un porcentaje mínimo y máximo sobre la cuantía del asunto. La Corte se puede mover entre estos topes para fijar, conforme al trabajo hecho, la remuneración del árbitro. En la práctica, señala Adolfo Díaz-Ambrona, secretario general de la CEA, una vez que se designa al árbitro se le comunica entre qué valores se mueve el honorario y, una vez finalizado el trabajo, este puede solicitar, si lo cree justificado, la máxima remuneración. Le corresponde al Pleno la aplicación de cualquier penalización económica en los honorarios de árbitros.
Procedimiento. Las costas del arbitraje dependen de la cuantía del asunto y comprenden los derechos de admisión y administración de la CEA (el reglamento establece tramos por el importe, a este valor se aplica un porcentaje entre un mínimo y un máximo) y, en su caso, los gastos de alquiler de las instalaciones y equipos para el arbitraje. A esta cantidad se suman los honorarios y gastos razonables de los árbitros y, en su caso, los de los peritos. Otro coste que asumen las partes es el de la defensa para el asunto. La página de la CEA incluye una calculadora de costes que arroja el importe a pagar aproximado tan solo introduciendo el montante del asunto. Así, un arbitraje de 50.000 euros con un solo árbitro costaría unos 11.229 euros y cada parte tendría que provisionar alrededor de 5.615 euros.