El regreso de Trump y su impacto en los mercados de la energía
Se va a potenciar la desregulación y las nuevas perforaciones en EE UU
Los mercados de la energía afrontan una nueva ola de volatilidad tras la vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Su primera administración dejó una huella significativa, marcada por una agenda pro-energía, y decisiones impredecibles, desde guerras comerciales hasta la eliminación de restricciones a la producción de petróleo y gas, con políticas que fueron impactantes y controvertidas.
Con Trump de nuevo en el poder, los mercados ya...
Para seguir leyendo este artículo de Cinco Días necesitas una suscripción Premium de EL PAÍS
Los mercados de la energía afrontan una nueva ola de volatilidad tras la vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Su primera administración dejó una huella significativa, marcada por una agenda pro-energía, y decisiones impredecibles, desde guerras comerciales hasta la eliminación de restricciones a la producción de petróleo y gas, con políticas que fueron impactantes y controvertidas.
Con Trump de nuevo en el poder, los mercados ya están descontando una política energética similar, enfocada en consolidar el dominio energético de Estados Unidos, y que tendrá efectos colaterales en el resto del mundo.
Uno de los primeros ejes de su segundo mandato es la desregulación del sector energético, que se traduce en un impulso a la producción doméstica y menor supervisión gubernamental. Su renovada apuesta por la independencia energética incluye la reactivación del Oleoducto Keystone XL, un proyecto cancelado bajo la administración Biden, que ahora vuelve a cobrar protagonismo con la intención de transportar crudo desde Canadá hasta la Costa del Golfo de México.
Esta medida refleja la filosofía de Trump de potenciar la infraestructura energética a toda costa. Por otra parte, las restricciones ambientales y de perforación que habían sido reforzadas por Biden han sido ahora revertidas, facilitando actividades de exploración, especialmente en zonas con esquisto. En paralelo, el aumento en la producción de petróleo busca estabilizar o reducir los precios del crudo, beneficiando a consumidores e industrias.
También se ha acelerado la concesión de permisos para terminales de exportación de gas natural licuado, estimulando la demanda internacional. Sin embargo, este crecimiento se enfrenta a obstáculos, tales como una rentabilidad incierta de esas inversiones y proyectos, la oposición ambiental, y los cuellos de botella en la infraestructura del sector energético.
Sanciones, conflictos y tensiones comerciales
La administración Trump también ha adoptado una postura más dura hacia Venezuela e Irán, con el objetivo de limitar sus exportaciones de petróleo y generar presión política sobre estos países. La reversión de la flexibilización de sanciones implementada por Biden, reduce la oferta global de petróleo en aproximadamente un millón de barriles diarios.
En el caso de Irán, las exportaciones de crudo afrontan mayores restricciones, lo que podría reducirlas en otro millón de barriles diarios, aunque para ello sería necesaria la coordinación con aliados de Europa y Asia. En conjunto, estas medidas podrían suponer la retirada de hasta dos millones de barriles del mercado al día, aunque el balance total es incierto porque el incremento simultáneo de la producción estadounidense podría compensar esta pérdida y, en algunos escenarios, generar un exceso de oferta.
Otro de los puntos clave en la política energética de Trump es su intención de resolver el conflicto entre Rusia y Ucrania. Aunque el proceso es complejo, cualquier acuerdo tendría implicaciones significativas en los mercados de la energía. Una posibilidad es imponer sanciones más severas al petróleo ruso, lo que tensaría los mercados a corto plazo y elevaría los precios.
Sin embargo, una eventual resolución del conflicto también podría permitir el regreso de productos energéticos rusos al mercado global, ejerciendo presión a la baja sobre los precios de la energía. Los tiempos y la magnitud de este impacto, no obstante, siguen siendo inciertos.
Las tensiones comerciales con Canadá también podrían aumentar, con la posibilidad de nuevos aranceles sobre las exportaciones de petróleo o gas natural. Este escenario ha generado nerviosismo en los mercados, afectando a la dinámica de precios en el corto plazo. Sin embargo, la naturaleza profundamente integrada del comercio energético entre Estados Unidos y Canadá, hace que estas medidas parezcan insostenibles en el largo plazo.
Riesgos y oportunidades para los mercados de la energía
El actual escenario de incertidumbre que caracteriza a la administración Trump presenta retos y oportunidades para los diferentes actores del mercado energético.
Los operadores a corto plazo están aprovechando mayores fluctuaciones en los precios para generar ganancias especulativas a través del arbitraje. En cambio, los inversores a largo plazo afrontan un entorno menos atractivo debido a la incertidumbre y a los posibles cambios en las dinámicas del mercado.
Los riesgos asociados con cambios políticos abruptos están desalentando el flujo de capitales, especialmente hacia las energías renovables. No obstante, el aumento en la demanda de servicios tales como el alquiler de plataformas, el mantenimiento de equipos y la perforación de nuevos pozos, podría beneficiar a las empresas de servicios energéticos, siempre que los precios de la energía se mantengan estables.
John Tidd es fundador de Hamco Capital AM y gestor del fondo Hamco Global Value