¿Guerras, desabastecimiento, petróleo al alza? Goldman Sachs tiene el fondo adecuado para lidiar con el caos

El vehículo GS Future Economic Security está diseñado para sacar provecho a la desglobalización y a la reindustrialización

Sung Cho, gestor del fondo de Goldman Sachs GS Future Economic Securtiy.Claudio Álvarez

Los misiles iraníes sobrevolando Cisjordania rumbo a Tel Aviv han puesto el corazón de la comunidad internacional en un puño. El riesgo de escalada regional de la cruzada de Israel contra Hamás en Palestina y Hezbolá en el Líbano es ya un hecho y está empezando a provocar un repunte del precio del petróleo. Mientras, en Ucrania, Rusia mantiene su invasión y su desafío a Occidente. Dos guerras, el crudo al alza y los países d...

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Los misiles iraníes sobrevolando Cisjordania rumbo a Tel Aviv han puesto el corazón de la comunidad internacional en un puño. El riesgo de escalada regional de la cruzada de Israel contra Hamás en Palestina y Hezbolá en el Líbano es ya un hecho y está empezando a provocar un repunte del precio del petróleo. Mientras, en Ucrania, Rusia mantiene su invasión y su desafío a Occidente. Dos guerras, el crudo al alza y los países de la OTAN rearmándose. Un escenario que podría causar pánico en cualquier inversor, pero que para el gestor de fondos de Goldman Sachs, Sung Cho (Seúl, Corea del Sur, 1979) es otro día más en la oficina.

El mítico banco estadounidense —con un potente negocio de gestión de activos— lanzó hace 15 meses el fondo GS Future Economic Security, y encargó su gestión a Cho. Este vehículo de inversión tiene una filosofía muy clara: hay que estar preparados para un mundo más inseguro, menos globalizado y con mayor fragilidad en las cadenas de suministro. Por ahora, el resultado está siendo excelente, y el fondo ha rentado un 37% en el último año.

“El mundo está cambiando y hay que ser conscientes de ello”, explica Sung Cho en las oficinas de Goldman Sachs en Madrid, junto al Paseo de la Castellana. “Durante décadas, los países occidentales hemos ido externalizando las cadenas de producción y ahora vemos cómo el 90% de los microchips se producen en Taiwán, pero tras el Covid 19 y los problemas de desabastecimiento posteriores, todo el mundo quiere relocalizar una parte de estas actividades que son estratégicas”, apunta.

El fondo tiene tres pilares básicos: invertir en cotizadas que permitan fortalecer y garantizar las cadenas de suministro; invertir en compañías que faciliten el acceso a fuentes de energía baratas y seguras; y, en tercer lugar, invertir en empresas que refuercen la seguridad nacional, sobre todo en firmas especialistas en combatir ataques informáticos.

Cho sitúa el punto de inflexión hacia una menor globalización y un reforzamiento de los intereses nacionales y los bloques geopolíticos en la pandemia de 2020. “Los problemas de aprovisionamiento y de las cadenas de suministro de los semiconductores fueron muy graves, porque afectaron a muchas industrias”, recuerda el gestor. Ante la fuerte dependencia de los proveedores asiáticos, tanto Estados Unidos como la Unión Europea decidieron tomar medidas y potenciar sus propios polos de fabricación de microchips. En el primer caso, Arizona se está convirtiendo en pocos años en un hub mundial, con una inversión de 52.000 millones de dólares (47.000 millones de euros).

“Nuestra forma de posicionarnos en esta temática es invertir en compañías que participan en la fabricación de nuevas plantas de microchips, como ASML Applied Materials, Lam Research o KLA”, relata el gestor. A su juicio, la tendencia a tener fábricas propias de semiconductores se va a mantener durante años, sobre todo porque ahora cualquier objeto cotidiano tiene muchos microchips y porque el auge de la inteligencia artificial está multiplicando la demanda.

En este primer pilar del fondo no solo caben los semiconductores. En Goldman también quieren aprovechar el movimiento de los gobiernos para traer a territorio nacional otras partes de la cadena de producción industrial que se habían llevado a Asia. “En Estados Unidos se están construyendo fábricas e infraestructuras como no se veía desde hace décadas”, subraya Sung Cho, que emigró desde su Corea natal en 1985.

Una de las principales palancas públicas de Estados Unidos para este nuevo fervor industrial es la ley para la reducción de la inflación (IRA, por sus siglas en inglés), un instrumento que está movilizando alrededor de 800.000 millones de dólares para fomentar los coches eléctricos, los centros de procesamiento de datos, las plantas de ordenadores para inteligencia artificial... Para aprovechar este colosal esfuerzo inversor, Cho y su equipo han tomado posiciones en empresas fundamentales para construir nuevas plantas. Desde Caterpillar (líder en maquinaria industrial), Rockwell Automation (experta en automatización) o Ametek (que fabrica instrumental de precisión, sensores y componentes).

DVD 1234 (30/09/24) Sung Cho, gestor del fondo de Goldman Sachs GS Future Economic Survey Fund fotografiado en Madrid © Claudio ÁvarezClaudio Álvarez

El segundo pilar del fondo atañe a la soberanía energética. El vehículo está invirtiendo mucho en productores de gas natural, al considerar que la demanda se va a disparar con la construcción de tantas y tantas fábricas y centros de procesamiento de datos. “Creemos que las gasistas norteamericanas van a vender cada vez más a Europa, por lo que también invertimos en compañía que se dedican a transportar el gas de un continente a otro y en fabricantes de gaseoductos”, relata Cho. Una posición importante del fondo es Cheniere Energy, una de las mayores exportadoras de gas licuado.

También están comprando compañías eléctricas que venden en mercados sin precio regulado “porque vemos muy claro que los precios de la electricidad van a tener que subir por el incremento de la demanda, después de muchos años a la baja”. Cho calcula que, tras una década de demanda estancada, ahora se van a ver incrementos de entre el 4% y el 5%, que se trasladarán a los precios.

La tercera pata del fondo tiene que ver con el gasto en Defensa y representa un 15% de la cartera. “Los países de la OTAN se han comprometido a aumentar sus gastos militares y, si ganara las elecciones Donald Trump, esta tendencia se puede agravar”, explica el gestor. La forma de entrar en esta tendencia, por parte del fondo de Goldman Sachs, es a través de compañías especializadas en ciberseguridad y de consultoría militar —”de municiones y armamento no tenemos”, apunta Cho—, fundamentalmente norteamericanas e israelíes.

Después de la entrevista, el gestor tiene una reunión con algunos de los máximos responsables de las gestoras de los grandes bancos españoles. “Hay mucho interés, porque es una temática única, con buenas perspectivas a futuro y, a la vez, bastante defensiva cuando llegan correcciones bursátiles”, recuerda Cho. Según parece, invertir en empresas que pueden lidiar bien con el caos, va a ser muy rentable.

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