La gestora de CaixaBank defiende la popularización de la inversión de impacto
Juan Bernal, que dirige la firma y el grupo Spain NAB, pide que la administración tenga un papel más proactivo en estos formatos
La inversión de impacto es la evolución del mundo filantrópico. Un híbrido entre la inversión pura y la búsqueda de un retorno social tangible. El líder español en esta clase de activos, CaixaBank AM, quiere que este enfoque se popularice y para ello pide una mayor implicación por parte de los poderes públicos.
Juan Bernal Aranda, consejero delegado de la gestora de CaixaBank, preside también SpainNAB, una asociación creada para fomentar la inversión de impacto, y donde hay tanto grupos financieros como empresas y organizaciones del tercer sector, que persiguen los objetivos de desarrollo sostenible fijados por las Naciones Unidas y la Agenda 2030. “Creemos firmemente en la inversión de impacto, un tipo de inversión que consigue un impacto intencional y medible, que produce tanto un retorno social como financiero”.
En España, el desarrollo de este tipo de productos aún es bastante incipiente. A finales de 2021, último dato disponible, había 2.781 millones de euros invertidos en vehículos de este tipo. Una mínima parte de los 570.000 millones de euros de la industria española de gestión de activos. Eso sí, las tasas de crecimiento son de doble dígito.
Dentro del mundo de la inversión de impacto, CaixaBank AM tiene casi el 90% de cuota de mercado, a través de cuatro fondo. El grupo tiene fondos que invierten en Bolsa o en bonos, pero en los que se ha seleccionado por parte de BlackRock la tipología específica de compañías y organismos emisores, para garantizar que esas posiciones tienen un impacto efectivo.
Por otra parte, su división de banca privada también comercializa fondos de capital riesgo, como el Huruma, gestionado por Gawa Capital, que invierten en cooperativas de crédito de países del tercer mundo.
Bernal, en un encuentro organizado ayer por Spain NAB, se mostraba convencido de que la inversión de impacto se puede popularizar más “gracias, en parte, a que ahora se ha rebajado el importe mínimo de inversión en fondos de capital riesgo, de 100.000 euros a solo 10.000 euros, lo que puede hacerlos más accesibles”.
En el caso de fondos como el mencionado Huruma, la labor de las administraciones públicas es muy importante. El vehículo fue desarrollado por Cofides, la Compañía Española de Financiación del Desarrollo (Cofides). Y también hay dinero de la Unión Europea. En total más de 30 millones de dinero público, a los que se suman casi 100 de dinero privado.
María Ángeles León, presidenta de la gestora especializada Global Social Impact, defendía ayer también la importancia de que “las administraciones contribuyan a impulsar este nuevo sector dentro del mundo financiero”. La experta explicaba que hay múltiples fórmulas en las que las autoridades pueden contribuir, desde la denominada “financiación mixta” (como el caso Huruma), hasta los contratos de impacto social o los planes de pensiones franceses, que tienen que destinar un 10% de sus activos a estas iniciativas.
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