Cermer, convertir un frasco en un símbolo de estatus

La empresa de cerámica inicia un proceso de transformación con el foco en el mercado internacional. Elaboran productos para marcas como Nestlé, Frigo o La Fermière

Los colores suaves, las formas orgánicas y el diseño mediterráneo marcan las líneas de estilo de los productos.

La elaboración de vajilla de cerámica está ligada a territorio castellonense desde hace 3.000 años. “Sin embargo, el negocio al que nos dirigimos es totalmente diferente”. Así lo explica Nuño Arroyo, CEO de Cermer, empresa dedicada a la producción de loza desde hace 35 años en Villarreal, Castellón. “Estamos en uno de los mayores polos alfareros del mundo”, afirma.

Para los helados de Frigo, quesos de Pastoret, postres de Nestlé o yogures de La Fermière “hacemos envases a medida para marcas que ofrecen un producto prémium”, apunta el consejero delegado. “Nuestros clientes vienen buscando una herramienta para diferenciarse”. ¿Cómo lo consiguen? Convirtiendo lo artesanal en industrial y siendo competitivos en precios, según Arroyo.

Trabajan para clientes prémium que quieren trasmitir valores en sus productos

Cermer acaba de iniciar un proceso de transformación cultural y empresarial con el foco puesto en el mercado internacional. En este horizonte, el aumento de la productividad y la digitalización son dos pilares básicos, como lo son los desafíos sostenibles en un sector muy preocupado por la subida del coste energético. El reto está claro: pasar de 12 millones de facturación actual a 20 millones en 2026.

Mentalidad industrial

“Hacemos lo contrario que haría cualquier proveedor de producto alimenticio”, resalta el CEO. Desde su origen, Cermer ha combinado el conocimiento tradicional y local de la cerámica de Castellón con una mentalidad industrial. A finales de los 80, la familia Pallarés funda esta empresa que empieza a fabricar envases de loza para helados y distribuirlos en restaurantes, hoteles y empresas minoristas. “Cuando nace la marca no tenía competencia directa, nadie hacía lo mismo”, recuerda.

Hoy elaboran todo tipo de artículos de vajilla, desde elegantes ollas, ramequines, copas o recipientes para cuajadas, quesos, tartas o yogures. Los colores suaves, las formas orgánicas y el diseño mediterráneo son leitmotiv en sus creaciones, que realizan en exclusiva para distintas marcas. “Ayudamos a nuestros clientes en el diseño, desarrollo y creación de moldes”, añade el consejero delegado de Cermer. “Es una de las partes más importantes de la empresa. No tenemos un portafolio de productos. La clave es hacer cosas diferenciadoras”, remarca. Desde la década de 1990, Cermer ha ido incorporando diferentes tecnologías pioneras en el sector, como el esmaltado patentado para lácteos, la eliminación del cadmio y plomo en el lacado, el choque térmico para soportar temperaturas de entre -30 y 200 grados o el termosellado para cerámica, implementado en 2018.

Una de las dos plantas de producción de Cermer, situadas en Villarreal, provincia de Castellón.

Desde 1993 se empiezan a enfocar en el mercado internacional añadiendo clientes como Nestlé, que continúan vinculados a la compañía hasta el día de hoy, y marcan sus líneas de trabajo. Según la empresa, el 85% de su facturación procede del mercado extranjero, siendo EE UU su principal mercado.

El 85% de la facturación proviene del mercado internacional

“Nos asociamos con un grupo limitado de clientes”, comenta el CEO de Cermer. “No trabajamos con muchos para que todos ofrezcan lo mismo. Vemos con quién nos interesa desarrollar un producto de cerámica superior en calidad y que transmita valores”, concluye Arroyo.

“A finales de 2016 hay un cambio de propiedad en la empresa”, como cuenta Arroyo que, desde ese momento, se pone al frente de Cermer como consejero delegado y principal accionista de un grupo formado por 30 inversores privados. “Fue el paso de una empresa familiar a un nuevo sistema de gestión y profesionalización en todos los ámbitos”, añade.

En 2017 abren una segunda planta de fabricación, con una producción de 24 horas al día, que les permite elaborar alrededor de 150 millones de envases al año. “A su vez, pasamos de vender de forma proactiva en el mercado de EE UU y a trabajar en nuevas canteras que nos proporcionan nuestra principal materia prima: la arcilla”, afirma Arroyo.

Nuño Arroyo, CEO de Cermer desde 2016.

El objetivo era “crecer” y lo consiguieron, aunque los años del Covid truncaron esa senda de expansión. “Tuvimos muchos problemas de transporte internacional sumados a la subida de los precios del gas”, recuerda, a lo que añadió cumplir con las duras exigencias en materia medioambiental y de seguridad alimentaria a nivel global. “Aun así, decidimos seguir invirtiendo”, comenta orgulloso.

Claves

Filosofía. Cermer desarrolla en sus plantas el modelo de gestión lean manufacturing, o producción apretada. Este sistema tiene como objetivo la minimización de las pérdidas en la manufactura para mejorar la calidad y reducir los tiempos de producción y costes.

Ayudas. Cermer, o Cerámica Meridiano SA, ha recibido apoyo de entes públicos como el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (50.977 euros), un préstamo de 571.067,00 euros del Ministerio de Industria o una subvención del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) por valor de 290.000 euros. 

Control. Acaba de completar la implementación del software SAP que le  permite el control en tiempo real de cada proceso, desde la producción de envases cerámicos hasta la comercialización y el servicio al cliente.

Cerámica 4.0

Arroyo desvela que la compañía acaba de destinar 5 millones de euros a un plan estratégico que tiene como objetivo digitalizar todo el proceso productivo “para hacerlo más eficiente y dar un mejor servicio a los clientes”. Esta nueva filosofía de la empresa pasa por la informatización de todas las áreas o controlar todos los parámetros desde la materia prima hasta el control de calidad del producto final.

En Cermer trabajan en torno a 100 empleados con perfiles muy diferentes, desde el equipo de ingeniería electromecánica en planta, donde elaboran sus productos, hasta el comercial y marketing desde donde los venden. Aunque no parece tan sencillo. “No vendemos un envase, vendemos una herramienta de comunicación”, apunta al tiempo que destaca su equipo de I+D. “Nos sitúa a la vanguardia”.

El 10% de nuestra facturación se dedica a este departamento”, afirma Arroyo. Es el encargado de conseguir las diferentes ayudas de los fondos europeos que han impulsado a la empresa en los últimos años. ¿En cifras? “El 25% de la inversión de Cermer proviene de esta financiación pública”, señala el CEO. Esto supone una inyección de capital de entre 5 y 6 millones de euros. “No trabajamos contando con que nos las van a dar, pero sí trabajamos para que nos las den”, concluye.

La sostenibilidad es el gran reto del sector

No es solo el envase del yogur. “Hacemos un producto que se concibe, diseña y fabrica para ser reutilizado como elemento de cocina, envase y vajilla”. Así lo destaca Nuño Arroyo, CEO de esta compañía que tiene en la circularidad uno de sus pilares fundamentales. “Según nuestros estudios, el 95% de los consumidores europeos que adquieren un producto nuestro conserva el envase y lo utiliza como vajilla”, añade.

¿Otro ejemplo sostenible? Los residuos cerámicos para elaborar mortero o cemento para la llamada arquitectura ecológica o el empleo de técnicas de extracción de arcilla que no implican procesos agresivos con el medio ambiente. “Son canteras a cielo abierto, cuando se gastan, se transforman en sumideros naturales”, aclara Arroyo. La reducción de la huella de carbono, la eficiencia energética o economía circular son algunos de los retos del sector, también la electrificación de los procesos aparece en los desafíos, especialmente ante la subida del precio del gas.

“Toda la industria de la cerámica está trabajando intensamente para ver cuál es la alternativa a medio plazo para electrificar los procesos productivos”, asegura el consejero de Cermer. “Se esta planteando la utilización del hidrógeno verde, pero aún no está el conocimiento tan avanzado para hacer alguna afirmación”, avanza Nuño Arroyo. “No nos podemos quedar atrás en este ámbito”, concluye. 


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