SYM Naval: del diésel al kilovatio, la empresa que construye barcos de cero emisiones
Con sede en Vilanova i la Geltrú, en Barcelona, la compañía se especializa en la fabricación, reparación y mantenimiento de embarcaciones. Hace dos años creó el primer buque eléctrico multitarea de Europa para uso portuario
En 2018, Francisco Lage, presidente de SYM Naval, empezó a darle vueltas a un problema que, al menos a él, le parecía acuciante: el proceso de descarbonización que transformaba la movilidad urbana en las ciudades europeas apenas alcanzaba al entorno portuario. “Es incoherente que un taxista que ha tenido que invertir miles de euros en un coche eléctrico llegue al puerto a recoger a un tripulante de una lancha que sigue echando humo y contaminando”, argumenta Lage. Pero ¿qué podía hacer al respecto?, se preguntó.
Tras surgir en 2011 como una empresa de consultoría técnica para astilleros y reconvertir su actividad en 2015 hacia la construcción, reparación y mantenimiento de remolcadores, buques y embarcaciones de apoyo portuario, Lage sabía que el equipo de ingenieros de la firma contaba con el know-how y la experiencia necesarios para contribuir al cambio. Así que se pusieron manos a la obra y empezaron a diseñar soluciones para hacer embarcaciones más sostenibles.
“En ese proceso, un armador con la misma preocupación por la sostenibilidad que nosotros, el grupo Consulmar, se nos acercó y nos pidió que le construyéramos un buque portuario de emisiones cero”, relata Lage. Fue entonces cuando las aspiraciones de la compañía por contribuir a la transición energética del sector marítimo pasaron de la teoría a la práctica. El resultado fue el Castalia, el primer barco multipropósito –hace de remolque, transporte de personal, recogida de residuos y control ambiental– de Europa para uso portuario completamente eléctrico.
La embarcación, de 12,5 metros de largo y 5 metros de ancho, tiene un sistema de baterías de fosfato de hierro y litio, y una capacidad total de 485 kilovatios hora (kWh), para una autonomía de unas diez horas. A diferencia de otros barcos de propulsión híbrida que hay en el mercado y que son alimentados por diésel, el Castalia se recarga en el puerto de una planta fotovoltaica. “Esto lo convierte en un buque completamente libre de emisiones”, asegura Lage.
Hoy en día, el Castalia lleva dos años navegando por las aguas del puerto de Castellón, donde opera. Ahora, la empresa se prepara para alcanzar otro hito: la construcción de un remolcador totalmente eléctrico, de 20 metros de eslora y con una capacidad de tiro de 20 toneladas. “Es un salto cualitativo”, dice el máximo responsable de SYM Naval, y también adelanta que están desarrollando “un prototipo innovador de embarcación modular cero emisiones, diseñado en el marco del Perte Naval [Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica, financiado con fondos europeos]”.
Horizonte
Con casi 25 años de historia, la compañía mira hoy al futuro. “Hemos intentado adelantarnos a las necesidades de los clientes”, comenta Lage. Ante el objetivo europeo de reducir las emisiones de carbono del sector marítimo en un 80% para 2050, y en un contexto en el que “los puertos, especialmente en Europa, se integran cada vez más en las ciudades”, el sector marítimo está abocado a acelerar su transición energética, subraya.
Por eso, sostiene que, cuando ese momento llegue, el haberse anticipado a él podría colocar a la firma en una posición privilegiada, con soluciones sostenibles ya desarrolladas y listas para responder a la demanda. Con la innovación por bandera y el viento a favor, el horizonte luce prometedor. Aunque el presidente de la empresa reconoce que el camino no será fácil: aún quedan obstáculos por superar. Entre ellos, el talante conservador de la industria marítima y las barreras que siguen dificultando el acceso de las pymes a las ayudas necesarias para ganar presencia en el sector.
Con un pie en Europa y el otro en América Latina
A partir de 2015, tras reorientar su actividad hacia la construcción de embarcaciones, SYM Naval intensificó su apuesta por la internacionalización haciéndose con un astillero propio en República Dominicana, hoy en proceso de ampliación y que alcanzará los 20.000 metros cuadrados de superficie de varada y contará con muelle de armamento. La infraestructura está concebida para atender la creciente demanda de construcción y reparación naval en Latinoamérica, explica el presidente de la empresa, Francisco Lage.
En 2021, como parte de esa misma estrategia regional, la firma abrió una base técnica en Panamá, especializada en reparaciones a flote en fondeo. Hoy la compañía cuenta, a escala global, con unos 100 empleados –un número que “sube a las 200 personas cuando hay picos de producción”– y una facturación que ronda los 10 millones de euros. La proyección para 2030, señala Lage, es rozar los 30 millones.
“A nivel europeo, queremos establecernos como el astillero de referencia en propulsión cero emisiones, un camino que ya hemos empezado a recorrer”, comenta. “En Hispanoamérica, aspiramos a que el astillero de República Dominicana se convierta en un referente para las embarcaciones portuarias de la región, especialmente en el ámbito privado, como alternativa a la tradicional importación de barcos desde países lejanos”, añade Lage.
En cuanto a Panamá, la intención es consolidarse como una empresa de referencia dentro del Canal, con unos objetivos de cuota de mercado razonables, “de manera que podamos impulsar una expansión hacia el Pacífico”. Esa, indica, es la hoja de ruta de la compañía para los próximos cinco años.