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Especial Publicidad
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Naufragios y marea negra en el estrecho de Kerch

Es necesario un mayor control y el aseguramiento fiable de los buques

Vista del puente en Crimea.
Vista del puente en Crimea.Shutterstock


El domingo 15 de diciembre, dos petroleros rusos de 130 metros de largo se vieron atrapados en una tormenta en el estrecho de Kerch, cerca de Crimea. El primero, que se partió en dos bajo el efecto de olas de más de 7 metros, se hundió, mientras que el segundo encalló frente a Taman, a pocas millas náuticas de distancia.

Según la agencia de prensa rusa TASS, más de 3.000 toneladas de fuel ya se habrían derramado en las aguas del mar Negro. La mancha de petróleo, que deriva hacia el norte, ha contaminado 50 kilómetros de costas en la región de Krasnodar y, lamentablemente, esto probablemente no sea el final. Varias ciudades costeras, incluida la estación balnearia de Anapa, han sido colocadas bajo el régimen de “situación de emergencia” debido a esta contaminación. Las imágenes de playas cubiertas de fuel que circulan en las redes sociales dan una idea de la magnitud del desastre.

Aunque compuesta por buques antiguos, la flota química rusa sigue trabajando en la zona del mar Negro, donde realiza navegaciones de cabotaje. Los numerosos incidentes y naufragios que la han afectado en los últimos años muestran que se vuelve urgente abordar este problema para intentar resolverlo. Pero la solución está lejos de ser sencilla. La ecuación se vuelve especialmente compleja debido a las sanciones occidentales dirigidas contra la flota fantasma rusa que transporta petróleo crudo hacia China e India.

Esta flota clandestina, de la que se habla abundantemente en los medios y que fue el objetivo principal del 15º paquete de sanciones recientemente aprobado por la Unión Europea, es utilizada por Rusia para eludir la prohibición que se le impuso de vender su petróleo por más de 60 dólares el barril, esto con el objetivo de dificultar la financiación de su guerra en Ucrania. Sanciones anteriores han llevado a los aseguradores occidentales, así como a los aseguradores históricos rusos, a dejar de trabajar con las pequeñas compañías que operan estos buques. El vacío dejado por estos grandes aseguradores ha sido ocupado por pequeñas empresas poco capitalizadas, cuando no son simples empresas ficticias. Desde entonces, el control ejercido sobre los buques no ha dejado de degradarse. Si no se toma ninguna medida, los naufragios y las mareas negras inevitablemente se multiplicarán.

Un nuevo dispositivo de control debe implementarse lo más rápidamente posible para hacer respetar algunos principios fundamentales:

Primero, todos los buques, incluidos los más recientes, deben estar asegurados. Los accidentes y los naufragios no siempre están relacionados con la antigüedad de los buques. Sus causas pueden ser diversas: condiciones meteorológicas desfavorables, error de apreciación del capitán (zarpar mientras hay una alerta de tormenta vigente), mal mantenimiento del buque, tripulación inexperta, violaciones de las reglas de seguridad y de funcionamiento del transporte marítimo, etc.

Luego, el asegurador debe ser fiable, tener una buena reputación y disponer de importantes capitales. Dado el riesgo de marea negra (que tiene graves consecuencias ecológicas y financieras), el seguro contratado debe garantizar una indemnización suficiente.

Finalmente, el asegurador debe poder acreditar una verdadera experiencia, en particular para cubrir los buques que transportan productos petroleros o químicos. En este sentido, no sería ilógico que los buques que transportan mercancías peligrosas estén asegurados por un asegurador nacional, mejor capacitado para entender las especificidades de cada carga, tener una visión general de las exigencias de navegabilidad de los buques y de su conformidad con las normas nacionales, así como un conocimiento detallado de las condiciones de navegación en sus aguas territoriales.

Mientras se instalan dispositivos de control adecuados, parece necesario implementar un moratorio sobre todas las sanciones y presiones que pesan sobre los aseguradores occidentales y rusos bien capitalizados. Son un eslabón esencial en la cadena de control y seguridad del transporte marítimo, del cual es importante recordar que representa más del 80% del volumen de los intercambios mundiales. Romper este eslabón es avanzar hacia nuevas catástrofes como sonámbulos.

Steven Cavarelli, analista ambiental.

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