Los límites de Trump: ¿Qué se puede esperar realmente en materia de aranceles?
El líder republicano ha amenazado con imponer aranceles de entre el 10% y el 20% a los productos europeos, algo que puede suponer un golpe crítico para economías como la alemana, cuyas empresas dependen de las exportaciones al gigante norteamericano.
Las tensiones entre Europa y Estados Unidos aumentan diariamente con las declaraciones del presidente electo, Donald Trump, que asumirá la jefatura del gobierno el 20 de enero. Si bien el republicano ha amenazado con recortar sus aportes a la OTAN e incluso con una posible anexión de Groenlandia, los empresarios y políticos europeos se muestran más preocupados por los probables aranceles de entre el 10% y el 20% que se impondrían contra los productos del Viejo Continente. Estos gravámenes podrían dañar una relación comercial valorada en 1,54 billones de euros en 2023 según la Comisión Europea (CE); que supone un tercio del comercio global y que genera millones de empleos a ambos lados del atlántico. En este contexto, los expertos debaten: ¿qué tan lejos podría llegar Trump con estas medidas sin perjudicar su propia economía?
El republicano impuso durante su primer mandato aranceles del 25% a las importaciones de acero y del 10% al aluminio, lo que desató una guerra comercial con la UE. Bruselas contraatacó con gravámenes a productos estadounidenses por un valor de alrededor de 6.000 millones de dólares (unos 5.820 millones de euros), aunque estas medidas fueron modificadas durante el gobierno de Joe Biden. Un estudio reciente de London School of Economics (LSE) estima que las nuevas medidas podrían reducir el PIB en los Estados Unidos en un 0,64%, en China en un 0,68% y la Unión Europea en un 0,11%.
Dicho esto ¿aplicará Trump aranceles nuevamente? Los expertos consultados no están tan seguros. De hecho, ponderan que estas medidas posiblemente no sean protagonistas de la política económica en este segundo gobierno, aunque por el momento es difícil desestimar su relevancia. “El consenso del mercado sugiere que los planes de Trump de desregular la economía y recortar impuestos impulsarán el crecimiento económico de EE UU en 2025, mientras que el impacto del aumento de los aranceles a la importación está menos claro. Podría pasar de negativo a positivo, dependiendo de su alcance, de la secuencia de su aplicación y de si surge o incluso se intensifica una disputa ojo por ojo entre EE UU y sus socios comerciales”, explica Daniel Karnaus, Gestor de Cartera, Vontobel a CincoDías.
Balanza comercial
Europa y EE UU tienen una profunda relación económica y de inversión bilateral. El país norteamericano fue el mayor aliado comercial en bienes de la UE (con una cuota del 16,7%, según la Comisión Europea). Asimismo, el conjunto de la UE fue el principal socio estadounidense, con 18,6% del total en 2023. En comparación, China representó solo el 14,6% y el 11,3% para ambos socios respectivamente en ese año.
En esta línea, uno de los principales objetivos de Trump es equilibrar la balanza comercial, que actualmente está inclinada a favor de la UE por unos 210.000 millones de dólares (unos 200.000 millones de euros), según cifras oficiales estadounidenses. El republicano ha expresado en diversas ocasiones que los países europeos deberían comprar más combustibles estadounidenses si quieren evitar los aranceles. “Le dije a la Unión Europea que deben compensar su tremendo déficit con los Estados Unidos mediante la compra a gran escala de nuestro petróleo y gas. De lo contrario, ¡se aplicarán aranceles!”, expresó el líder republicano en la red social Truth a finales de diciembre de 2024.
La disrupción energética ocasionada por la guerra ha ayudado a equilibrar la balanza comercial. Si bien en 2023, las importaciones desde EE UU de bienes manufacturados tuvieron una participación mayor que los bienes primarios (68% y 30% respectivamente), el tipo producto más importado, fueron los combustibles fósiles (unos 63.610 millones de euros en 2023). Los bienes manufacturados más importados desde EEUU fueron maquinaria y vehículos (31%), seguidos de productos químicos (25%) y otras manufacturas (14%).
En contraste, las exportaciones de la UE fueron lideradas por la maquinaria y vehículos (41%), seguidas de productos químicos (27%) y otros productos manufacturados (21%), según cifras oficiales de la Comisión Europea. Todos estos sectores son susceptibles a ser gravados por Trump. “Los productos médicos y farmacéuticos y los automóviles son las exportaciones cuantitativamente más importantes de la UE a Estados Unidos. Debido a su especialización en estos productos, Alemania es especialmente vulnerable a los aranceles estadounidenses”, explica Martin Wolburg, economista senior en Generali AM a CincoDías.
En este contexto, los expertos coinciden los países europeos que se pueden ver más afectados serían aquellos que dependen más del comercio exterior . Entre los socios comunitarios, los tres mayores importadores de Estados Unidos a la UE en 2023 fueron los Países Bajos (75.240 millones de euros), Alemania (71.932 millones de euros) y Francia (43.656 millones de euros). Luxemburgo (29,2%) tuvo la mayor participación del país en sus importaciones extracomunitarias. Del otro lado, los tres mayores exportadores a los Estados Unidos en la UE fueron Alemania (157.732 millones de euros), Italia (67.266 millones de euros) e Irlanda (51.621 millones de euros). Irlanda (45,8 %) tuvo la mayor participación para los Estados Unidos en sus exportaciones extra-UE.
Según un análisis reciente de LSE, Alemania se enfrentaría a una caída del PIB del 0,23% si Trump implementa aranceles generales del 10%. En contraste, Francia e Italia sufrirían impactos muy menores, de 0,15% y 0,01% respectivamente. El Reino Unido estaría más cerca de la media europea (0,11%), con un 0,14%.
Dicho esto, muchos expertos consideran que hay líneas que el republicano no puede cruzar sin dañar a la economía estadounidense. “Esperamos que la administración Trump afine en sus propuestas económicas más extremas y pensamos que, en última instancia, se priorizarán las medidas de fomento del crecimiento, como los recortes fiscales, frente a otras más arriesgadas como los aranceles”, pronostica Martin Wolburg,
Wolburg enfatiza que los aranceles son inflacionistas para EE UU y que perjudican principalmente a la base electoral de Trump. “Creemos que estas propuestas extremas sirven como moneda de cambio para impulsar otros temas, por ejemplo, un mayor gasto militar de los países de la OTAN. Nuestras previsiones dejan margen para un aumento relativamente suave de los aranceles, aplicado gradualmente. Dicho esto, reconocemos que los riesgos se inclinan claramente hacia resultados más extremos”, explica el economista de Generali.
Impacto
Los expertos coinciden en que Alemania podría ser uno de los principales objetivos del republicano, ya que es uno de los países con más superavit frente a los estadounidenses después de China, México y Vietnam. Sin embargo, otros países europeos también se verán golpeados. “En términos más generales, las economías pequeñas con una elevada proporción de comercio en el PIB, como Suiza, Suecia y Noruega, se verán más afectadas por el aumento de las tensiones comerciales mundiales y una posible guerra comercial”, indica Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable (JSS) a este periódico.
En cuanto a las compañías, los expertos consideran que el impacto dependerá del sector y de su nivel de dependencia del gigante norteamericano. “Todas las empresas europeas que generen una gran parte de sus ventas en Estados Unidos están expuestas al riesgo de aranceles, en particular en los sectores del automóvil, los bienes de lujo y la alimentación y las bebidas. No obstante, muchas empresas han establecido centros de producción en EE UU en los últimos años, tanto durante el primer mandato de Trump como desde que la administración Biden introdujo subvenciones muy atractivas, lo que debería limitar el impacto de los aranceles sobre ellas”, asegura Nabil Milali, gestor de multiactivos y Overlay en Edmond de Rothschild AM a CincoDías.
Asimismo, cabe destacar que los expertos coinciden en que, más allá de los aranceles, las políticas de Trump buscarán favorecer a las empresas estadounidenses y hacerlas más competitivas en el escenario global. “La agenda de desregulación que persigue la administración probablemente facilitará la actividad de fusiones y adquisiciones por parte de la Comisión Federal de Comercio, al tiempo que relajará las regulaciones de capital bancario y concederá más permisos de exploración energética”, asegura Peter Branner, director de Inversiones de Abrdn. Así, Branner resalta que los recortes del impuesto de sociedades tenderán a beneficiar más a las empresas más pequeñas. Por el contrario, los aranceles afectarán desproporcionadamente a las empresas expuestas internacionalmente.
Finalmente, otro aspecto que podría verse afectado por posibles gravámenes es el empleo vinculado al intercambio de bienes con Europa, que actualmente crea más de 1,2 millones de puestos de trabajo en Estados Unidos. De forma similar, el intercambio en servicios crea más de 997.000 y la inversión directa europea genera alrededor de unos 3,41 millones de empleos, según la Comisión Europea. En esta línea, Trump tendría que enfocarse en sectores que no pongan en riesgo puestos de trabajo.
¿Reaccionará Europa?
De momento, la Comisión Europea ha sido cautelosa y no se ha manifestado ante las amenazas de Trump de forma abierta. Sin embargo, el ejecutivo comunitario ya ha formado un grupo de trabajo para evaluar posibles respuestas a los gravámenes. El bloque, por ejemplo, podría adoptar aranceles específicos sobre productos estadounidenses. El ejecutivo comunitario también ha preparado una lista de posibles sectores contra los que tomaría represalias, centrándose en campos políticamente sensibles para Trump como la agricultura. Por ejemplo, la soja movilizan unos 3.600 millones de dólares (3.494 millones de euros) anualmente en exportaciones desde EEUU y generan empleo en estados que votan al republicano.
Los investigadores de LSE, por su parte, resaltan que la diversificada economía de la UE y “su sólido mercado interno” proporcionan un amortiguador contra los shocks externos. En esta línea, ponderan que, si bien algunos sectores pueden verse más afectados que otros, el impacto general en el PIB de la UE será modesto. Por esta razón, sugieren que Bruselas no debe sobrereaccionar. “Una respuesta demasiado agresiva podría aumentar las tensiones y potencialmente conducir a una guerra comercial más amplia, lo que sería perjudicial tanto para las economías de Estados Unidos y la UE como para el sistema comercial mundial. Una comunicación clara y mesurada sobre los posibles impactos y la respuesta de la UE puede ayudar a prevenir el pánico en los mercados y entre las empresas”, señalan en un análisis reciente.
Finalmente, algunos expertos consideran que los aranceles serán más bien una forma de Washington para presionar en otros asuntos, por lo que la verdadera partida se jugará en el campo de la diplomacia. “Trump tiene un enfoque altamente transaccional, y los aranceles son probablemente un medio para procurar un trato de favor en determinados productos”, indica Raphael Olszyna-Marzys. El economista de JSS añade que la UE también podría desafiar a EE UU en la Organización Mundial de Comercio (OMC), y que tendrá que colaborar con aliados como Japón, Corea del Sur y Canadá para tener una mano negociadora más fuerte.
Elon Musk, un elemento disruptivo en el corazón nuevo gobierno de Donald Trump
Los expertos coinciden en que la cercanía e influencia del milmillonario Elon Musk al gobierno de Donald Trump puede generar aún más incertidumbre durante los próximos años. De hecho, las visiones opuestas entre los partidarios de Musk y ciertos líderes republicanos ya están causando división dentro del partido.
“Numerosos desacuerdos entre Musk y algunos sectores del trumpismo en asuntos como política fiscal o inmigratoria están dejando ver que los próximos cuatro años no van a ser fáciles para el presidente. La conjugación de los intereses de los magnates y de sus votantes rurales va a ser una constante a la que va a tener que hacer frente Trump en su último mandato”, asegura Alexis Bienvenu, gestor de fondos en la Financière de l’Échiquier en un análisis reciente.
Un primer episodio de esta disputa ocurrió el 19 de diciembre, cuando la Cámara de Representantes de mayoría republicana rechazó un proyecto de presupuestos presentado por Trump y apoyado por Musk. “Este rechazo dejó al país al borde del cierre de la administración federal. Se aprobó in extremis una versión modificada, a costa de realizar concesiones importantes en los aspectos más «muskianos» de los presupuestos”, explica asegura Alexis Bienvenu.
Los rivales de Musk se manifestaron posteriormente sobre la inmigración, cuando algunas figuras trumpistas reclamaron que se prohibiera el acceso a los visados de tipo H-1B, que se conceden para facilitar la inmigración de extranjeros que poseen competencias profesionales poco frecuentes.
Esta iniciativa causó rechazo por parte de Elon Musk y lo enfrentó a Steve Bannon, un trumpista histórico recién salido de prisión que invitó al magnate a “sentarse al fondo de la clase” el tiempo necesario para entender correctamente el verdadero trumpismo.
Dicho esto, los expertos anticipan que el choque del bloque proempresarial del partido republicano con el bloque populista ocasionará mayores disputas en el futuro.