La productividad en España acelera en el arranque de 2024 y pone fin a tres trimestres de retrocesos
El rendimiento del país ha repuntado un 1,6% en el primer trimestre del año y explica la mayor parte del crecimiento económico
El Producto Interior Bruto (PIB) puede crecer por distintos motivos, uno de ellos es que sea más eficiente y consiga mejores resultados con los mismos medios, lo que en la jerga económica se conoce como productividad total de los factores. Si la economía sube o baja se debe en gran parte a este indicador, y a largo plazo es el determinante de los ingresos y salarios reales. Por eso es una buena noticia que, después de casi un año encadenando retrocesos, la productividad en España haya crecido un 1,57% en el primer trimestre de 2024...
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El Producto Interior Bruto (PIB) puede crecer por distintos motivos, uno de ellos es que sea más eficiente y consiga mejores resultados con los mismos medios, lo que en la jerga económica se conoce como productividad total de los factores. Si la economía sube o baja se debe en gran parte a este indicador, y a largo plazo es el determinante de los ingresos y salarios reales. Por eso es una buena noticia que, después de casi un año encadenando retrocesos, la productividad en España haya crecido un 1,57% en el primer trimestre de 2024, según el último estudio del Observatorio de la Productividad y Competitividad de la Fundación BBVA y el Ivie, publicado este miércoles. La cifra supone un cambio en la tendencia y da alas a los analistas para prever un crecimiento sostenido de aquí a cierre de año.
Según los economistas, el 60% de la variación del PIB en el último trimestre se debe a las mejoras de la eficiencia productiva, mientras que el empleo contribuyó con un 25%. Esto significa que si el país creció un 0,8% entre enero y marzo fue gracias a estos dos indicadores. Si se analizan al detalle los factores productivos, se observa que el punto fuerte está de hecho en la mejora de la eficiencia por hora trabajada. Esta aumentó un 1,3% en el primer trimestre de 2024 —en parte gracias a la ralentización en el ritmo de crecimiento de la afiliación, que en marzo fue de un 2,5% frente al 2,7% de un año antes― mientras que en el cierre del año anterior caía un 0,05%. Por su parte, la productividad del capital (es decir, maquinaria, equipamientos tecnológicos, inmuebles e infraestructuras) aumentó un 1,47%, tres décimas más respecto al periodo previo.
A pesar de la evidente mejora, las cifras están por debajo de las logradas en el primer trimestre del año pasado, cuando la productividad por hora trabajada subía un 2,18% y el capital un 3%. Desde entonces, ambos indicadores fueron cayendo a lo largo de 2023, encadenando tres trimestres consecutivos con retrocesos. Pero más allá de la evolución del último año, si se echa la vista atrás, se observa que estos dos factores han tenido una trayectoria opuesta. Mientras el asociado al empleo se encuentra en niveles un 21,7% superiores a los del año 2000, en el segundo caso la tasa está un 20,7% por debajo. El lastre de la burbuja inmobiliaria explica este pobre rendimiento, de ahí que el nivel a principios de este año sea todavía similar al de 2011. Esto hace que, en un balance general, la productividad de la economía española haya caído de hecho un 7% en lo que va de siglo, según un informe previo de la misma organización.
Entre 2013 y 2019 se registró una mejora de la productividad total de los factores que hacía pensar en recuperar los niveles previos a la Gran Recesión. Pero la pandemia interrumpió de golpe y frenó el avance. A partir de entonces, la tendencia ha ido oscilando: en 2022 hubo un repunte significativo que dio su último coletazo a inicios de 2023. Después vino una desaceleración que dejó el índice de productividad en el 0,4% entre octubre y diciembre del año pasado, para finalmente volver al viejo patrón en el arranque de este.
La productividad varía mucho entre las actividades económicas. El aumento en el primer trimestre ha sido particularmente intenso en el sector primario (en concreto, la agricultura), con un repunte interanual del 4,84%. Las manufacturas también han mejorado casi un 4%, mientras que los servicios y la construcción registraron tasas moderadas que oscilaron en el 1,2%. La energía ha sido un lastre, con una caída superior al 2,4%. En lo que va de siglo, las manufacturas y la agricultura han sido las áreas con mejor desempeño. Los servicios, por su parte, han sufrido alteraciones aunque desde la covid han aumentado de forma sostenida. Una vez más, la situación más preocupante se vive en el sector de la construcción y la energía, que tienen una tendencia decreciente desde la Gran Recesión y acumulan retrocesos en torno al 35% desde principios de siglo, según el documento.
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