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economía

Carstens recibe el premio Rey Juan Carlos apelando al “valor de la confianza”

El director gerente del BIS pide reforzar la supervisión sobre el sector financiero no bancario

CINCO DÍAS
MADRID, 06/03/2023.- El director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI), el mexicano Agustín Carstens (d), pronuncia un discurso tras recibir el Premio de Economía Rey de España, este lunes en Madrid. EFE/ Juan Carlos Hidalgo
MADRID, 06/03/2023.- El director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI), el mexicano Agustín Carstens (d), pronuncia un discurso tras recibir el Premio de Economía Rey de España, este lunes en Madrid. EFE/ Juan Carlos Hidalgo Juan Carlos Hidalgo (EFE)

El director gerente del Banco Internacional de Pagos (BIS), con sede de Basilea, Agustín Carstens, recibió ayer de manos del Rey Felipe VI el Premio Rey Juan Carlos de Economía, el galardón económicos de mayor prestigio del mundo hispanoahablante. El economista mexicano, que ha sido secretario de Hacienda, subdirector gerente del FMI, gobernador del Banco de México, y desde 2016, el primer presidente del BIS procedente de un país emergente.

En su discurso, Carstens ha apelado al valor de la confianza en las políticas y las instituciones públicas, una confianza donde, a su juicio, “existe un proceso de retroalimentación: si las políticas son efectivas y legítimas, será más fácil para las autoridades la consecución de sus objetivos, lo que a su vez retroalimenta la confianza [del público], entrando así en un círculo virtuoso”. No obstante, ha alertado, esta dinámica funciona también a la inversa. “Si la confianza se evapora, la capacidad de hacer políticas públicas efectivas desaparece. Por tanto, un reto permanente es preservar la credibilidad, lo que requiere consistencia intertemporal”.

A la hora de ilustrar el valor de la confianza, Carstens ha usado el ejemplo del propio dinero: “La convención social del dinero se sustenta en la confianza que le dispensa el público. siendo el dinero el embrión de todo el sistema financiero, la estabilidad de este último depende por tanto de la confianza”. Ha señalado, asimismo, la necesidad apremiante de regular el sector financiero no bancario. “Ello se deriva de su interconexión con el sistema bancario tradicional y la proclividad de diferentes formas de intermediación no bancaria de generar apalancamientos opacos y excesivos, a la vez de descalces sustanciales de liquidez. Accidentes en este sector pueden redundar en crisis financieras”.

Carstens también ha apelado a la necesidad de que el mercado mantenga la confianza en las finanzas públicas, y en particular en la deuda pública, que define como ancla y referenci apara modular el riesgo de todos los activos. En este sentido, ha recordado el riesgo de que regresen las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda. “El escaso margen fiscal con el que contamos se debería destinar a enfrentar los obstáculos de oferta que limitan el potencial de crecimiento; los derivados del cambio climático, las presiones demográficas, las insuficiencias educativas a la luz del cambio tecnológico, las deficiencias en los sistemas de salud y la inadecuada infraestructura pública”, apuntó.

Carstens ha concluido pidiendo que se preserve la confianza en “los tres pilares de la política macrofinanciera de un país, la política monetaria, la fiscal y la de regulación y supervisión financiera”, señala. “La confianza en estas políticas son solo una condición necesaria pero no suficiente para alcanzar objetivos más altos para el bienestar de la sociedad, entre ellos mayores ingresos, más y mejores oportunidades de trabajo y la provisión de servicios públicos adecuados para la población”.

“Un practicante de la economía”

Teoría y práctica. “yo me considero un practicante de la economía. Esto no significa un rechazo a la teoría económica, sino todo lo contrario. No se puede hacer política económica efectiva sin la habilidad de traducir ideas teóricas a la práctica. A la vez, la ciencia económica no puede avanzar sin aprender de las políticas públicas adoptadas”.
Mercados. Carstens recordó cómo vivió la crisis cambiaria de 1982, cuando México anunció que no podría hacer frente a la deuda pública. “Este episodio marcó profundamente mi vida profesional. Me surgió la gran preocupación sobre la capacidad de los países de prevenir crisis financieras sistémicas, preocupación que no me ha dejado hasta la fecha”, resumió.

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