El proyecto de criptomonedas de Trump empieza a medio gas entre las dudas de la industria
A día de hoy la plataforma vendió unos 917 millones de tókens, lejos del objetivo total de 20.000 millones. El sector teme que la falta de claridad de esta iniciativa ponga en riesgo los esfuerzos para reconstruir la confianza de los inversores
A poco más de dos semanas de las elecciones estadounidenses, Donald Trump está haciendo de todo para conquistar a los electores. Su última iniciativa ha sido acudir a un McDonald’s para freir patatas, con el objetivo de provocar a Kamala Harris y acusarla de inventarse que trabajó en la cadena. Pero hay una parte del electorado que el candidato republicano corteja desde hace meses: los criptofieles. Lo ha intentado de varias formas: participando en eventos del mundo cripto, pagando en bitcoin en locales de Nueva York, lanzando una campaña para liberar Ross Ulbricht y, no menos importante, creando World Liberty Financial, el proyecto de criptomonedas que lanzó a mediados de septiembre junto con sus hijos Eric Trump, Donald Trump Jr. y Barron Trump, además de otros socios. Con ello pretende convertir a Estados Unidos en la capital mundial de las criptos; no obstante, a una semana de su puesta en marcha, el proyecto ha empezado a medio gas.
En su lanzamiento el pasado martes, el resultado estuvo por debajo de las expectativas: apenas se vendieron 576 millones de tokens, eso es menos de un 3% del objetivo total de 20.000 millones, y los fallos técnicos su marcaron el primer día de vida, con mensajes frecuentes de “estamos bajo mantenimiento”. La página web de World Liberty Financial, que se describe como “la única plataforma DeFi inspirada en Donald J. Trump”, comenzó a vender el tóken con una valoración de 0,015 dólares. A día de hoy, se colocaron unos 917 millones, todavía muy lejos de su objetivo final y, para poder acceder a los tokens, los inversores tienen que cumplir con ciertos requisitos, como tener un patrimonio neto superior a un millón de dólares.
La entrada de Trump en el mundo cripto con su propia plataforma no ha convencido a la industria. Cuando anunció el proyecto, Charles Hoskinson, fundador de Cardano, mostró sus reservas en una entrevista con el Financial Times. El empresario, de hecho, considera que la nueva plataforma podría ser “aterradora” para el sector: su principal preocupación es que con ella el candidato republicano acabe con politizar la industria. “Ha cogido algo bipartidista y lo está convirtiendo en partidista”, dijo al diario británico.
Analistas y profesionales de la industria coinciden en que en el país norteamericano las criptomonedas se han vuelto un problema político objeto de polarización, algo que no se está viendo en Europa, por ejemplo. Además, la industria teme que este proyecto ponga en riesgo los esfuerzos que ha hecho para reconstruir la confianza de los inversores después de los múltiples escándalos, como el colapso de FTX en 2022.
Los miedos del sector sobre el proyecto tienen sus fundamentos. De hecho, cuando Trump anunció la iniciativa no dio detalles de la estructura ni del funcionamiento de la plataforma, mientras siguen en el aire las condiciones de protección de los inversores. Un aspecto relevante, que llevó a la cárcel al fundador de FTX, Sam Bankman-Fried, condenado a una pena de 25 años de prisión por su responsabilidad en el colapso de la compañía y el robo de 8.000 millones de dólares a sus clientes.
A estos se suman las dudas sobre los socios que acompañan al candidato en su proyecto de criptomonedas. En la página web, figuran Trump con el cargo de “defensor cripto en jefe’ y sus hijos Eric, Donald Jr. y Barron como “embajadores de la Web3″, aunque en la letra pequeña se especifica que ni el expresidente ni ningún familiar tienen responsabilidad gestora en World Liberty Financial. Los cofundadores son el magnate inmobiliario Steven Witkoff, donante republicano, y sus hijos Zach y Alex Witkoff, así como los socios Zak Folkman y Chase Herro, descritos por medios estadounidenses como crypto punks. Estos dos últimos, de hecho, se han enfrentado a varias demandas en EE UU a lo largo de los años.
Chase Herro, que se autodenomina “el sinvergüenza de internet”, ha estado promoviendo productos dudosos, incluido un proyecto cripto que fue hackeado y que perdió millones de dólares, como recuerda Bloomberg. Zachary Folkman, otro de los socios, dirigió una empresa llamada Date Hotter Girls: escondido bajo un seudónimo, daba consejos para conquistar a mujeres en los bares.
Pese a esto, las posibilidades crecientes de que Trump vuelva a la Casa Blanca -según la plataforma de predicción descentralizada Polymarket el candidato republicano tiene el 61% de probabilidades de ganar, frente al 39% de Kamala Harris- son gasolina para el bitcoin, que lucha en estos últimos días para alcanzar máximos históricos: por ahora cotiza en los 68.500 dólares, un 6% por debajo de su máximo histórico.
A los inversores en cripto les gusta la eventual victoria de Trump, ya que ha prometido poner fin a la “persecución” de la industria. De hecho, en la conferencia de Bitcoin en Nashville este verano, prometió despedir al presidente de la SEC, Gary Gansler, una vez llegado a la Casa Blanca. Por ello, su mandato podría tener un impacto muy importante en la regulación de la industria, que mira con interés a la normativa europea a punto de entrar en vigor.