El BBVA simplifica las atribuciones del consejo tras el fracaso en la opa del Sabadell
El banco modifica los poderes al máximo órgano en gestión de riesgos, capital, relaciones con accionistas o auditoría interna


El presidente del BBVA, Carlos Torres, mueve ficha en clave interna por primera vez desde el fracaso en la opa sobre el Banco de Sabadell. El banco ha remitido este martes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) una nueva redacción del reglamento del consejo de administración, en el que las funciones atribuidas a este órgano aparecen modificadas. Las áreas simplificadas son responsabilidad social corporativa, control y gestión de riesgos, capital y gestión de liquidez, la política de comunicación y relación con inversores y asesores de voto, las políticas de gestión y diversidad del consejo de administración y de la alta dirección y el nombramiento de los responsables de auditoría interna y regulación y control interno.
Un portavoz del banco explica que los cambios en el reglamento del consejo, en realidad, no restan poder a este órgano, sino que se trata más bien de una simplificación, para adaptarlo a la normativa vigente. En concreto, aspectos como la relación con accionistas, la política de RSC o la selección de miembros del consejo están recogidos en otros puntos del reglamento. Con respecto a lo que afecta al nombramiento de auditoría interna y regulación y control interno, el banco indica que se ha modificado la redacción para adaptarla a la ley de sociedades de capital.
La opa hostil lanzada sobre el Sabadell ha sido el gran proyecto que ha liderado Torres durante el último año y medio. También ha sido el segundo fracaso en hacerse con el banco catalán, tras la fusión frustrada que ya negociaron a finales de 2020. Un revés para Torres, después de que el BBVA alcanzara apenas una aceptación de la oferta del 25% del capital del Sabadell, por debajo del 50% que se había marcado como objetivo e incluso del 30% que le hubiese permitido avanzar en la oferta. Aunque el nuevo documento se ha conocido este martes, su redacción fue anterior al final de la opa, el 29 de septiembre.
El propio presidente aseguró, justo un día después de conocerse el pinchazo, que no se planteaba dimitir. En su lugar, ha planteado una oleada de dividendos a los accionistas con los que rebajara el impacto de la opa, al tiempo que reparte los beneficios históricos que ha logrado el banco en los últimos trimestres. En concreto, está aguardando la aprobación por parte del Banco Central Europeo (BCE) de un programa de recompra de acciones “de un tamaño considerable”.
El consejo de administración del BBVA estudió durante una semana seguir adelante con la transacción después de que el Consejo de Ministros decidiese imponer una condición a la transacción (blindar la independencia de ambos bancos durante tres años, ampliables en dos más, como dos entidades jurídicamente separadas y con autonomía de gestión). La decisión fue tomada por unanimidad del consejo, según fuentes del propio banco.
Todo ello se produce en plena ofensiva del BCE en contra de que los presidentes de los bancos tengan funciones ejecutivas, como ocurre en el BBVA con Torres o en el Santander con Ana Botín. Las entidades españolas defienden que los contrapesos internos y el reparto de poderes con los consejeros delegados blindan el respeto a las directrices del regulador.
En esta ocasión, el BBVA modifica también ligeramente los poderes de Torres. Mantiene su ascendencia sobre Ingeniería, Talento y Cultura, Datos, Sostenibilidad, Contabilidad, Supervisores y Regulación, Legal, Comunicación, Relaciones Institucionales y Secretaría General. También sobre Estrategia, a la que añade el apellido de M&A. El movimiento, no obstante, es meramente nominativo, ya que el mando sobre fusiones y adquisiciones ya estaba en la parte de estrategia.
El nuevo reglamento del consejo modifica también otros aspectos menores. También introduce cambios en las operaciones vinculadas, las establecidas entre el banco y sus consejeros. Así, ha introducido un apartado sobre este aspecto; hasta ahora, no se hacía referencia a las realizadas como accionistas significativos o representados en el consejo.
Entre el resto de cambios, el banco también ha modificado la normativa de responsabilidad social corporativa. En el reglamento vigente hasta ahora, la RSC contaba con un apartado específico en el que se detallaba que el consejo velaría por que la actividad del banco se desarrollara de acuerdo a “un conjunto de valores, principios, criterios y actitudes” destinados a generar valor para “accionistas, empleados, clientes y el conjunto de la sociedad”. También se aspiraba a fomentar “la implantación y el desarrollo de unos principios éticos basados en la integridad y la transparencia”.
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