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Juan Santamaría (ACS): “España tiene una posición privilegiada” para la revolución de la Inteligencia Artificial

El ejecutivo rechaza que se esté produciendo una burbuja en torno a los semiconductores y los centros de datos

La exponencial demanda de generación y transmisión energética, también de centros de datos, fábricas de semiconductores y baterías que viene de la mano del desarrollo de la Inteligencia Artificial, “no responde a una burbuja sino a una realidad para la que España tiene una posición privilegiada”. Así lo ha manifestado esta mañana el consejero delegado del grupo ACS, Juan Santamaría, en un foro promovido por la fundación CEDE (Confederación Española de Directivos y Ejecutivos). “La extensión de la fibra óptica por más de 90% del país, la potencia energética instalada y la importante latencia que ofrecen los cables submarinos con Estados Unidos se suman al atractivo del país para atraer e instalar talento”, ha señalado el ejecutivo de una empresa que transita desde modelos de operación tradicional hacia la adaptación a entornos disruptivos e infraestructuras de nueva generación.

ACS está apostando decididamente por la promoción y construcción de centros de datos, área de negocio en la que acaba de firmar una alianza con el fondo GIP, y tiene posiciones consolidadas para ejecutar plantas de semiconductores y baterías. Para Santamaría, la clave está ahora en que los países aseguren el suministro energético.

Durante su intervención, el consejero delegado del grupo de infraestructuras ha ofrecidos datos que hablan de un negocio de magnitudes estratosféricas: “Del 20% de datos en la nube pasaremos a un 70% en 2030, por lo que los 60 GW en centros de datos instalados deberán multiplicarse por cinco en estos cinco años, generando actividad por tres trillones americanos de dólares [2,59 billones de euros]”. De forma adicional, los futuros centros de datos, también la floreciente industria de la defensa, precisan fábricas de semiconductores y, de nuevo, suministro energético: “El consumo de los centros de datos suma 420 TW por hora en la actualidad, magnitud que deberá duplicarse para 2030. Y solo estamos en el principio de la IA”.

Santamaría ha reconocido que los mercados están muy pendientes de la evolución de una sola empresa, la estadounidense Nvidia, “por tener el monopolio de los semiconductores y controlar los tiempos de desarrollo de la IA, pero independientemente de que ahora venda más o menos chips, estamos ante un mercado que comparo con la invención de la rueda o de la bombilla. Es difícil estimar la demanda, pero ofrece magnitudes ilimitadas”. ACS ha puesto en pie nueve de los 60 GW en centros de datos en funcionamiento en todo el mundo, y se dispone a promover otros 3 GW, ahora en compañía de GIP, hasta 2030.

La empresa está asentando su crecimiento sobre la apuesta por infraestructuras de nueva generación y la posición global que le ofrecen marcas como Turner en EE UU, sobre la que se analiza una posible salida a Bolsa; Hochtief y Dragados en Europa, y Cimic en Australia. Desde el punto de vista del directivo, los clientes, especialmente los privados, buscan excelencia y agilidad en la ejecución, e implantación internacional. ACS, ha relatado Santamaría, está presente en 47 estados de EE UU y en cada uno de ellos cuenta con una veintena de oficinas, además de tener fuerte asentamiento en la región Asia-Pacífico, Europa o Canadá.

La acción de ACS, que valía 38,6 euros cuando en abril de 2024 fue presentado el vuelco hacia las infraestructuras digitales, las destinadas a defensa o la ingeniería para la extracción de minerales y tierras raras, transita ahora los 78 euros. La Bolsa está valorando la apuesta y Santamaría habla de “un tren que va a toda velocidad y en el que cuesta tanto subirse como mantenerse”, al referiré a terrenos de actividad como la inteligencia artificial.

La compañía tampoco descuida su presencia en la nueva movilidad y en la construcción y operación de infraestructuras de transporte, donde se advierten oportunidades multimillonarias para la modernización de activos cercanos al final de su vida útil. “Las empresas de infraestructuras debemos resetearnos”, concluye un ejecutivo que ha trabajado durante su carrera de ingeniero de caminos en mercados tan distintos y distantes como Chile, Estados Unidos y Australia.

Peaje en las autovías

Como presidente de la concesionaria de autopistas Abertis, participada al 50% entre ACS y la italiana Mundys, el invitado de este martes a los Desayunos CEDE ha abogado por el pago por uso en las autovías españolas, descartado por los sucesivos gobiernos españoles. “No tiene sentido que 90 millones de turistas utilicen las carreteras de forma gratuita, al igual que no se entiende que un camión que viene de Polonia pague en Francia y Portugal, pero no en España”. Juan Santamaría defiende que se bonifiquen las tarifas para usuarios frecuentes, pero dedicándose el presupuesto de conservación de las autovías a otras necesidades del país: “Lo lógico es que el sector privado se ocupe del mantenimiento y que pague el que contamina y utiliza la infraestructura”, ha dicho, reconociendo que en su opinión pesa el papel de responsable de una firma de concesiones.

El sector concesional sostiene la necesidad de tarificar carreteras libres de peaje por las crecientes necesidades presupuestarias que acarrean la sanidad, pensiones o la educación. La última propuesta de la patronal Seopan es ejecutar un paquete de inversión de 82.000 millones en 25 años en la red de alta capacidad, con un pago inicial a la Administración de 8.000 millones e ingresos totales por 143.000 millones. Estos últimos procederían de aplicar el cobro de tres céntimos por kilómetro para coches y de 14 para camiones.

Otro de los pilares que sostiene ya la cartera de contratos de ACS es la autonomía en defensa que se pretende adquirir en numerosas regiones del planeta. El grupo esta ejecutando infraestructuras para el ejército de Estados Unidos, pero también para Alemania, el Este de Europa o Australia, para lo que vuelve a ser vital su presencia global.

Respecto a la gestión de ACS, Juan Santamaría, advierte del reto que supone la captación y retención del talento, para lo que se está desarrollando, por ejemplo, formación especializada para ingenieros a través de la Universidad ACS. El ejecutivo ha relatado cómo se ha conseguido centralizar la ingeniería, sistemas, inversiones o los aprovisionamientos en un grupo multimarca “con empresas con más de 100 años de asentamiento en sus mercados”.

Como asignatura aprendida, a fuerza de palos durante la crisis financiera, está la de rebajar los riesgos en el negocio constructor: “Durante la crisis quebraron la mayoría de las constructoras alemanas y austriacas; las italianas se integraron en WeBuild, y en España lograron sobrevivir vendiendo activos concesionales. Aprendimos entonces que es importante contar con la mayoría de los contratos de construcción con muy bajo riesgo”. La otra clave del éxito para ACS, empresa que se acerca a los 21.000 millones de capitalización bursátil y busca saltar hasta los 50.000 millones en 2030, es la disciplina financiera.

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