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Las normas aportan un 14,7 % al crecimiento medio anual del PIB español

El informe ‘El impacto económico de la normalización en España’ posiciona a la normalización como una palanca estratégica para el desarrollo económico y la mejora de la productividad

José Bayón (EOI), Alfredo Berges (UNE), Jordi García (secretario de Estado de Industria), Víctor Ausín (director general de Política Económica) y Javier García (UNE), en la presentación del informe en la sede de UNE.
Rafael Durán

Está presente en infinidad de objetos y procesos de la vida cotidiana aunque pueda parecer invisible. El cargador del teléfono móvil, que igual puede servir para cargar la tableta o el altavoz portátil; la tostadora, que alcanza la temperatura exacta y evita sobrecalentamientos que puedan hacerla explotar; el ascensor, que para en el punto concreto donde debe hacerlo, o la suela de los zapatos, que resista adecuadamente y no se rompa la piel. Todas son cosas de impacto para las personas con un nexo común: la normalización o estandarización, que tiene como objetivo la elaboración de una serie de especificaciones técnicas –normas– basadas en los resultados de la experiencia y del desarrollo tecnológico y que son utilizadas por las organizaciones, de manera voluntaria, como garantía para probar la calidad y la seguridad de sus actividades y productos.

Lejos de ser invisible, la normalización presenta resultados tangibles: aporta un 14,7% al crecimiento medio anual del PIB en España, lo que se traduce en una contribución de más de 140.000 millones de euros en las últimas cuatro décadas. Esta es una de las principales conclusiones del estudio Impacto económico de la normalización en España, realizado por el Centro de Estrategia y Prospectiva Industrial (CEPI), entidad impulsada por el Ministerio de Industria y Turismo, y la Fundación EOI.

El estudio se ha llevado a cabo tanto a nivel macroeconómico, analizando el periodo 1980-2022, como a nivel microeconómico. Para el análisis macroeconómico se ha utilizado como referencia la guía metodológica internacional de ISO utilizada en Alemania, Francia, Canadá o los países nórdicos, lo que permite establecer su comparabilidad internacional y concluir que el impacto y la contribución de la normalización en España es equiparable al de estos países.

Javier García, director general de la Asociación Española de Normalización (UNE) y vicepresidente de la Organización Internacional de Normalización (ISO), asegura que “informes como el que se acaba de presentar contribuyen a visibilizar la normalización. Aunque no me gusta hablar de la normalización como elemento invisible, sino como el facilitador de que las cosas funcionen bien”.

“La normalización aporta certidumbre, un terreno de juego conocido, previsible”, continúa García, e ilustra con un ejemplo: “Las empresas, para innovar, tienen que estar invirtiendo constantemente. Esa inversión requiere de un entorno normativo que en ámbitos no regulados sirve para aportar certidumbre de cara a los inversores. Y más si se trata de estándares globales; lo que estoy aplicando aquí me puede servir en Colombia y en Japón. Los acuerdos voluntarios entre partes, como son estos estándares, son los que de alguna manera siguen garantizando que ese comercio pueda seguir desarrollándose de una manera ordenada”.

El estudio cifra en 72.903 normas publicadas el inventario neto en España, de las cuales 38.590 estaban vigentes en 2023, lo que supone 21.162 más que en el año 2000. Sobre esta base, el informe remarca que acelerar en un 5% anual la publicación de nuevas normas podría tener un impacto acumulado superior a 23.000 millones de euros en el PIB español hasta 2028, en comparación con el escenario tendencial actual. Es decir, en este escenario, el PIB proyectado para 2028 pasaría de 1.350.185 millones de euros a 1.373.071 millones. Este resultado plantea así una oportunidad estratégica para reforzar el uso de normas en los sectores productivos como catalizador para el crecimiento económico.

Encuesta

Para el análisis microeconómico, el estudio se ha apoyado en una encuesta a más de 600 empresas de los sectores de la industria y de la construcción. Los datos obtenidos revelan que casi el 70% de las empresas aplican normas, de las cuales un 30,7% las certifica. Además, se identifican diferencias en la aplicación de las normas según el tamaño empresarial, alcanzando el 100% en grandes empresas y situándose en el 61,5% en microempresas.

“Las grandes empresas lo tienen claro por convicción, porque son herramientas de mejora continua de eficiencia, de optimización de costes. Y además tienen los recursos y los ponen”, recalca el director general de UNE. “Las pymes (la pyme media en España tiene cuatro empleados, y así no puedes ni de lejos dedicar una persona a que se haga cargo de este tipo de cuestiones). Las pymes de más empleados sí que tienen esta clara herramienta estratégica que le permite mejorar y las hay que se ven obligadas a tener que certificar su producto o su servicio porque si no no venden”, asevera.

El informe también hace referencia a los obstáculos a la hora de aplicar normas, como el coste de implantación y mantenimiento (68,2%), la burocracia asociada a los procesos de certificación (55,3%) y la falta de personal especializado (42,1%). Áreas de mejora para las que propone desarrollar un programa integral de apoyo que combine la simplificación administrativa, el apoyo financiero y el soporte técnico, así como formación en materia de normalización, con especial atención a las necesidades específicas de las pymes

Digitalización

“La barrera no es el coste de la certificación en sí, que no es significativo”, expresa García. “La barrera es lo que cuesta prepararse cuando llega el día que llega el auditor y te certifica. Y ahí hay una dedicación importante, interna y externa. Ahí es donde el informe pone el foco y es donde desde nuestra parte ponemos el foco: cómo ayudamos a la aplicación de las normas”. Para el directivo de UNE, “las tecnologías de la información, la digitalización y la inteligencia artificial nos ofrecen oportunidades de facilitar la comprensión del contenido de las normas y por lo tanto reducir ese ciclo de aprendizaje y de implementación”.

El estudio destaca, además, que el 72,2% de las empresas indican que las normas tienen un impacto significativo sobre la mejora de la productividad y el 71,9% reporta también un incremento de su facturación gracias a las normas. Asimismo, el 51,2% de las empresas encuestadas indican que la implementación de normas reduce sus costes.

Según este sondeo, más del 90% de las empresas exportadoras afirman haber mejorado la calidad y garantía de sus productos gracias a la aplicación de las normas y el 58,4% considera que la aplicación de los estándares ha tenido un impacto alto o muy alto en la mejora de sus ventas en los mercados internacionales.

El cumplimiento de estándares genera confianza en los consumidores y socios comerciales, facilitando la entrada y consolidación en nuevos mercados, y contribuyendo así al crecimiento sostenible.

Sobre la firma

Rafael Durán
Lleva más de una década a cargo de los temas de sostenibilidad en la sección de Buen Gobierno, tarea que compagina con la edición de CincoDías. Aterrizó en el periódico en el año 2000 y pasó una temporada en la sección de Opinión. Antes, en El Siglo de Europa y El Nuevo Lunes. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.
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