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El arroz que alimenta el mobiliario de casa

BirdMind fabrica tableros para interiorismo y decoración con residuos agrícolas como sustituto de la madera y en su producción no se generan desechos ni se consume agua

Julio Camba (centro) con miembros de su equipo, en la fábrica de BirdMInd en Marcón (Pontevedra).
Rafael Durán

Donde otros veían simplemente desechos, con escaso valor ni apenas uso, él vio una oportunidad de negocio. David Camba ha llevado su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente a su idea emprendedora: convertir un residuo agrícola como la cascarilla de arroz en tableros para el mercado mobiliario, la construcción y el contract (diseño de instalaciones comerciales, hoteles, restaurantes, etc.).

Su proyecto empresarial, BirdMind, empezó a gestarse hace cinco años, después de haber estado 17 años vinculado al sector del mueble, para iniciar la actividad comercial a finales del año pasado. “La idea surge de buscar una alternativa a la madera”, señala David Camba. “Los actuales tableros salen de nuestros bosques, se talan los árboles en partículas pequeñitas para fabricar los tableros. Mi idea surge de buscar una alternativa que eliminase el proceso de deforestación”, afirma.

Después de investigar sobre las propiedades que le daban diferentes materias primas, se decantó por la cascarilla de arroz. “En España producimos el 30% del arroz que se consume en Europa, eso genera cientos de toneladas de desperdicio y me daba una producción estable durante todo el año”, destaca el fundador de BirdMind. La compañía se abastece fundamentalmente de productores de arroz procedentes del norte de Portugal y de Cataluña, que es donde más se cultiva arroz en España, así como de otras partes de España y de Portugal. “Todo el año hay producción de arroz, se genera un volumen muy grande de cascarilla, un producto que apenas tiene salida. La única que tiene actualmente es para las camas de las granjas avícolas, a modo de aislamiento, para los animales”, apunta Camba.

Otro de los motivos de la apuesta por la cascarilla de arroz fue por las características que esta le da al tablero. “Simplemente por utilizar esta materia prima (un 95% es cascarilla de arroz) obtenemos un tablero hidrófugo, antifúngico, que no le afectan los hongos ni la carcoma, como le afecta a la madera, y tiene una propiedad ignífuga bastante buena”, remarca Camba. La empresa ha reforzado ahora sus propiedades ignífugas añadiendo otro residuo como es la concha de mejillón en polvo. Y aunque hidrófugos, los tableros no son aptos para muebles de exterior, pero sí para zonas donde hay más humedad en las casas, como cocinas y baños.

Muestra de productos fabricados con cascarilla de arroz por BirdMind.

Laboratorio

En su fábrica de Marcón, en Pontevedra, que se abastece de energía 100% renovable, la compañía cuenta con un pequeño laboratorio donde desarrollan los materiales antes de pasarlos a la línea de producción. “Aunque ahora solo comercializamos el de cascarilla de arroz, ya tenemos tableros con cáscara de espelta, cáscara de avena, con la poda de las vides, con fibras textiles... siempre materias primas procedentes de desperdicios agrícolas o residuos de otras industrias”, remarca.

Otro producto con el que ha experimentado la compañía es con el bagazo, procedente de la industria cervecera. “Hicimos muestras hace ya unos cuantos años con el bagazo de la cebada, pero requiere de un proceso previo de secado, porque viene con muchísima humedad”. “La poda de la vid es un producto que también me parece muy interesante, sobre todo aquí en Galicia hay mucha producción y al final eso se incinera la mayor parte. Y tiene un acabado muy bonito. Es algo que tenemos ahí, en pausa, porque ya solo tanto en tiempo como en inversión en fichas técnicas es una locura, tardas más de un año en poder certificar un producto para sacarlo a la venta”, reconoce el emprendedor.

Los tableros que fabrica BirdMind están además libres de formaldehído, que es el adhesivo que se utiliza normalmente en este producto, “pero es cancerígeno a larga exposición”, recuerda Camba. “La Unión Europea quiere eliminarlo a partir del año que viene y nosotros ya lo eliminamos hace cuatro años”. Otra de sus características es que se fabrican con huella hídrica cero. “Nosotros desarrollamos una línea de producción donde no consumimos una gota de agua, a diferencia del proceso convencional de los tableros. Y es un producto de deforestación cero, no proviene de ningún proceso de deforestación”, recalca.

La compañía tiene una sección de carpintería, “pero no nos queremos meter en grandes proyectos, sino que lo enfocamos más a hacer prototipos. Y para darle valor a nuestro producto y promocionarlo. Una firma, antes de hacer una tienda, que quiere hacer un prototipo, un mueble piloto, nosotros sí que tenemos. Pero no nos queremos meter a hacer grandes proyectos, porque eso requeriría de muchísimo personal. Nuestro cliente potencial son tiendas de ropa, retail y contract”, describe.

En el proceso de fabricación no se generan residuos, señala Camba, porque tanto los sobrantes del escuadrado de los tableros como los del mobiliario que la compañía desarrolla se trituran para volver a formar parte del proceso de producción. La fábrica cuenta con una trituradora industrial construida a medida y conectada a la línea de producción. “Cada tablero que vendemos ya lleva un 5% del material que nosotros generamos así aquí, nos comemos todo lo que generamos, y a mayores ofrecemos también a nuestros clientes, después de la vida útil –esto sobre todo para escaparatismos, que la vida útil del producto es muy corta–, el servicio de que nos traigan esos productos y los trituramos y lo metemos otra vez en la línea y hacemos la siguiente campaña con el mismo material.”, explica Camba.

Estand de BirdMind en una feria, con productos elaborados por la compañía con cascarilla de arroz.

Acabados

El acabado del tablero tiene un color parecido al roble y una textura diferente a todo lo que hay en el mercado, asegura Camba. “Y después se le puede dar cualquier tipo de acabado, pintar, lacar... y también hemos desarrollado un acabado con una empresa de impresión digital, donde tienes infinidad de posibilidades, lo que se le ocurre al decorador o al arquitecto. Mandas un pdf y se imprime un tablero entero con ese acabado”.

Esto se ha hecho así, expone Camba, por dos motivos. “Porque si tú lo tapas con un recubrimiento, ya no se diferenciaría de otro material. Y segundo, por el reciclaje. Si lo tapas con HPL (laminado de alta presión) o con una melamina, ese material después es reciclable hasta cierto punto. Y en cambio, al ser impreso directamente sobre el tablero, al final es un poquito de tinta simplemente. En la trituradora ya desaparece, al rozarse unos tacos con otros ya no influye el material, lo puede reciclar las veces que sea”.

BirdMind tiene ya distribuidores, además de en Galicia, en Madrid y Barcelona. Y ahora, con un plan de internacionalización de la Xunta, “nos vamos a Suecia y a Dinamarca también a abrir mercados por allá”, anuncia Camba.

Sobre la firma

Rafael Durán
Lleva más de una década a cargo de los temas de sostenibilidad en la sección de Buen Gobierno, tarea que compagina con la edición de CincoDías. Aterrizó en el periódico en el año 2000 y pasó una temporada en la sección de Opinión. Antes, en El Siglo de Europa y El Nuevo Lunes. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.
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