El BBVA y el Banco Sabadell llevan su batalla a Barcelona para seducir a las pymes y los accionistas

El consejero delegado de la entidad catalana afirma que el futuro en solitario es brillante, y que una fusión pondría a las empresas en una situación “crítica”

El consejero delegado del Banco Sabadell, César González-Bueno, durante su intervención en la escuela de negocios Esade, este jueves.Quique García (EFE)

En los pasillos de las oficinas del BBVA, Lola Flores le dice a sus empleados: “Si me queréis, irse”. Lo ha explicado Carlos Torres, el presidente de la entidad bancaria, este jueves al mediodía en un encuentro con emprendedores en Barcelona. Les ha contado que en las oficinas del banco hay ilustraciones con este icónico mensaje de la faraona para fomentar la conciliación, y les ha dado consejos sobre cómo mantener la salud mental en el mundo de los negocios: dormir ocho horas, hacer deporte, dedicar tiempo a la familia y, cuando llegan las siete en la oficina, irse. Unas horas antes y a poca distancia, durante un desayuno en la escuela de negocios Esade, el consejero delegado del Banco Sabadell, César González-Bueno, también podría haber pronunciado la famosa frase de la folclórica, pero ha dicho otra para dejar claro que él cree que existe un futuro brillante para el Banco Sabadell en solitario, sin la fusión que tanto quiere el BBVA con la primera opa hostil en la banca española en décadas. “Este banco tiene clarísimamente el potencial de ser el mejor banco de España”, ha dicho.

Los directivos de ambos bancos llevan semanas prodigándose por distintos foros en Barcelona, y hoy han coincidido en el día. Foros en los que, aunque se hable de otra cosa —hoy en Esade, el tema iba sobre carreras profesionales, y en la Fundació Miro, sobre emprendimiento en un evento de BBVA Spark—, el elefante sigue en la habitación: las bondades o los riesgos de la opa, y cómo hacer calar una versión u otra entre los accionistas del Banco Sabadell. Ellos serán los que, si el proceso sigue adelante —y para ello tienen que pasar muchas cosas: entre otras, que se apruebe en la CNMC y que el Consejo de Ministros dé el visto bueno— tendrán que rubricarlo con su voto. Está previsto que el proceso pueda alargarse incluso hasta antes del verano.

Ambos directivos, cuando han hablado sobre la opa, lo han hecho con un foco muy claro: las pequeñas y medianas empresas. Torres ha lanzado elogios al tejido empresarial catalán y al emprendimiento, y ha destacado que “prácticamente una de cada tres empresas que eligen abrir una relación con un banco lo hacen con el BBVA”. Para ahuyentar el temor de las pymes a la fusión, ha resaltado el músculo de la entidad para financiar empresas y la proyección que pueden ofrecer a mercados exteriores. “La operación con el Banco Sabadell supone reforzar aún más este foco en empresas y pymes. Buscamos complementar las fortalezas de los dos bancos para ser un banco más fuerte, más robusto, más eficiente y que pueda dar más crédito. Nos permitirá ofrecer un mejor servicio y canalizar 5.000 millones de crédito adicional”, ha expresado, para añadir: “Nuestro objetivo es mantener el modelo de gestión de Banco Sabadell con las empresas, y complementarlo con las fortalezas del BBVA, que es la fortaleza de nuestro mercado exterior. También reforzar nuestra presencia en Cataluña. Somos el banco que más ha apostado en Cataluña en la última década, con la integración de seis de las antiguas cajas de ahorro que había”, ha apuntado.

Por su parte, González-Bueno ha sido arropado en la escuela de negocios barcelonesa por varios representantes del empresariado catalán, que se ha mostrado en general en contra de la opa, y ha sido presentado por el presidente del Cercle d’Economia, Jaume Guardiola, que le precedió en el cargo como primer ejecutivo del Banco Sabadell hasta que le cedió el puesto en 2020. González-Bueno ha recordado que dos tercios de las pymes en España son clientes del Banco Sabadell, y ha alertado de que la fusión, con la mayor concentración bancaria que conllevaría, supondría una situación “crítica” para las pymes. “En España somos el país más concentrado después de Holanda, estamos rozando el hueso. Nos haríamos más eficientes con la fusión, habría más sinergias de costes, sí, pero también habría más sinergias negativas”, ha dicho.

“No tiene visos de salir adelante”

Cuando el directivo del Banco Sabadell habla de que la opa es demasiado compleja —y la complejidad, junto con la voluntad de un gran número de actores de participar en el debate es uno de los baremos que puede usar la CNMC para llevar el asunto a una segunda fase de análisis—, se refiere a que cada banco tiene sus números y sus maneras de medirlos. Por ejemplo, ha recordado que el BBVA cifra en un 1,5% las pymes en las que hay solapamiento entre las dos entidades. “Pero solo cuentan aquellas en las que estamos los dos y solo los dos. Las pymes utilizan, de media, 3,8 bancos, y en Cataluña el solape está en el 40%”, ha dicho. “Las pymes necesitan poder diversificar su riesgo de acceso a capital”, ha explicado, defendiendo que es mejor para las empresas que haya más competencia. Además, cree que los bancos que serán más resilientes en el futuro son los que, como el Sabadell, son más fuertes en el segmento de las pymes: son las que no pueden acceder a emisión de bonos o al mercado de capitales, como las grandes empresas, y no son clientes de los bancos digitales, como los particulares.

El otro gran punto de discrepancia entre las dos versiones es el valor del banco opado, y el valor que pueda tener el banco que surja de la fusión. La oferta, ajustada el pasado 1 de octubre por los dividendos previstos (y que queda en una acción nueva del BBVA más 0,29 euros en metálico por cada 5,0196 acciones del Sabadell) es considerada muy baja por parte de la entidad catalana. Además, González-Bueno ha afirmado que la evolución de las cotizaciones respalda esta tesis. “Desde que se anunció la opa, el BBVA ha caído un 12%, nosotros hemos subido un 11%. El valor que menos se ha revalorizado este año es el BBVA, y el que más, el Banco Sabadell, pero no solo por el tirón de la oferta, sino que antes ya estabamos creciendo”, ha dicho el consejero delegado. Ha añadido que el potencial de crecimiento de su entidad es todavía muy grande, porque sigue cotizando por debajo de su valor en libros, al contrario que la mayoría de entidades financieras —que a causa de la estricta regulación del sector, que obligó tras la crisis financiera a tener mucha cautela, cotizan usualmente por debajo del valor que se desprende de sus cuentas—. A ello, ha explicado, hay que sumarle el salto en la digitalización que ha dado el Banco Sabadell. También para los accionistas la decisión, según el consejero delegado, es fácil: “Hemos anunciado que en los próximos 12 meses vamos a repartir 2.200 millones de euros. Es mucho, prácticamente un 30% de rentabilidad solo por reparto de capital en 18 meses. El BBVA no tiene recorrido en dar dividendos en estas magnitudes. Y no estamos tirando la casa por la ventana a causa de la opa, estamos haciendo lo que dijimos que haríamos. El banco tiene un potencial de revalorización clarísimo”, ha remachado.

Por todo ello, y porque cree que las economías de escala de las que presume el BBVA no lo son tanto —”No hay economías de escala si tienes una parte en Australia y otra en Egipto”, González-Bueno lo ha dejado claro: “No tiene visos de salir adelante. No creo que la opa se vaya a producir, y si lo hiciese, está clarísimo que se reduciría la financiación a las pymes, y por eso están todas alerta”. El consejero delegado no se ha referido hoy al otro elefante en la habitación, el proceso judicial que afronta el BBVA por el caso Villarejo, a diferencia del presidente de la entidad, Josep Oliu, que sí lo mencionó hace dos semanas.

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