Los otros trajes que se prueba Tendam... por si el frac de la Bolsa le queda grande
La empresa puede explorar compras de otras firmas, una gran fusión o su adquisición por el equipo gestor si la OPV vuelve a fracasar
Tendam ha pedido hora en el sastre. Es paradójico porque su negocio se basa justamente en esa voracidad capitalista que nos despierta un gusanillo, cada temporada, de cambiar pronto de armario con ropa barata y desechar la idea de tener poca ropa, pero cara y duradera. El dueño de Cortefiel o Springfield quiere darse un homenaje para un día especial. Como el que busca un traje para el día de su boda, ha decidido evitar las cadenas de fast-fashion y acudir al sastre de toda la vida para que le haga un traje a med...
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Tendam ha pedido hora en el sastre. Es paradójico porque su negocio se basa justamente en esa voracidad capitalista que nos despierta un gusanillo, cada temporada, de cambiar pronto de armario con ropa barata y desechar la idea de tener poca ropa, pero cara y duradera. El dueño de Cortefiel o Springfield quiere darse un homenaje para un día especial. Como el que busca un traje para el día de su boda, ha decidido evitar las cadenas de fast-fashion y acudir al sastre de toda la vida para que le haga un traje a medida. Quiere mirarse en el espejo y sentir que le va como un guante.
Si se permite la metáfora, lo que es una boda para cualquier treintañero (o cuarentañero, en los últimos tiempos) es una salida a Bolsa para una empresa. En el caso de Tendam serían, además, unas segundas nupcias. La textil ya cotizó en Bolsa y salió de ella con una opa de tres fondos, CVC, Pai y Permira. De esto hace ya unos veinte años, un periodo inusualmente grande para los fondos de capital riesgo. Permira consiguió quitarse de en medio en 2017, cuando vendió su participación. Los otros dos fondos —especialmente CVC, que vive una situación similar en Naturgy o Deoleo— buscan también poner fin a esta etapa.
La opción predilecta es la Bolsa. La compañía ya ha sondeado al mercado en el pasado, pero no con tanta intención como en este año. Cuenta con el ejército de bancos colocadores perfectamente perfilado. De hecho, ya estuvo a punto de registrar oficialmente su salida a Bolsa, con el envío del documento conocido en el argot como ITF (intención de cotizar, por sus siglas en inglés). Solo unos días antes decidió cancelar los planes. Se acogió a la inestabilidad en los mercados que provocó el resultado de las elecciones europeas, pero lo cierto es que había cuestiones más profundas.
Tendam quiere vestir de Bolsa, pero es posible que el traje le quede algo grande. En ocasiones, luce mejor un outfit más modesto y dejar para unos años después los muy caros esmoquin de Armani. Todas las veces que Tendam se ha asomado a la Bolsa los inversores le han puesto dos objeciones. La primera es que no les gusta demasiado apostar por OPV de empresas cuyos dueños son fondos de capital riesgo. Ven que la única motivación de este tipo de vehículos cuando impulsan una salida a Bolsa es coger el dinero y correr, y no tanto quedarse en la compañía y reinvertir el dinero obtenido con la operación para impulsar el crecimiento. La segunda objeción es que consideran que Tendam es aún una empresa demasiado pequeña para la Bolsa.
Los bancos de inversión que revolotean en torno a la firma susurran al oído de su presidente, Jaume Miquel, con ideas alternativas. El plan A es cotizar en el parqué. Así lo ha afirmado públicamente el propio Miquel, que ha fijado como horizonte temporal este ejercicio fiscal (en el caso de Tendam termina el 28 de febrero), pero se empiezan a dibujar planes B y C por si no es posible.
Los bancos le aconsejan que se plantee alternativas que eliminen algunas de esas reticencias del mercado. El equipo gestor de Tendam, capitaneado por Miquel, y su recorrido en los últimos años al frente de la empresa es muy bien valorado por los inversores. Ha sido uno de los elementos más positivos en las reuniones preliminares que llevó a cabo la empresa antes del verano con los fondos de Bolsa. La clave es hacer de la necesidad virtud y sustituir como accionistas al capital riesgo por el equipo gestor. La vía para ello sería un tipo de operación llamada management buyout, por la que el equipo gestor adquiere la propiedad de la compañía. El problema es que para ello los directivos de Tendam necesitan dinero, teniendo en cuenta los más de 2.000 millones a los que se valoraba la empresa antes de verano para la salida a Bolsa. Posiblemente necesitarían ir a buscar efectivo para apoyarles en esta aventura allí donde abunda, en geografías como Oriente Medio o EE UU.
La otra cuestión versa sobre tratar de vencer la idea sobre que Tendam es demasiado pequeña para la Bolsa. El antídoto para ello es crecer. La empresa ha desplegado recientemente una intensa campaña de crecimiento orgánico en geografías como México, España y portugal, sus principales mercados. Pero para meter gasolina a este proceso quizás necesite alguna adquisición. En el pasado se le han puesto en el camino firmas patrias como Scalpers o la firma de calzados Hoff, si bien no fructificó una operación. Sí lo hizo con Hoss Intropia, que compró en 2019. Una opción de mayor envergadura es explorar una fusión con otro grupo textil, para después abordar el salto a la Bolsa con un tamaño muy superior.
Nada de esto parece aún inminente. La empresa sorprendió a todos la semana pasada, cuando presentó resultados de los primeros cinco meses del ejercicio fiscal. Un periodo muy inusual para una empresa, pero que le permite echar a andar el calendario de un posible estreno bursátil. Si bien no hay ninguna norma que obligue a las empresas a salir a Bolsa en un momento concreto del calendario, la ley americana sí limita a los hedge funds de ese país a adquirir acciones de una OPV solo en los 135 días posteriores a que cierre un informe de auditoría. De este manera, Tendam dispone de cuentas auditadas hasta el 31 de julio, por lo que podrá llevar su debú hasta el viernes 13 de diciembre. El movimiento confirma que quiere intentar el salto bursátil en este año. Y que, cualquier opción alternativa, deberá esperar al menos hasta 2025.
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