El poder de la perseverancia: la travesía de Sergio Cánovas hacia el liderazgo empresarial
Tras años de experiencia en un sinfín de actividades, este emprendedor se ha convertido en un experto en formación y desarrollo personal y financiero
Huérfano de padre y de familia humilde, comenzó a los 14 años como peón de albañil. Su madre se mataba a trabajar en hostelería en la playa Alicante por muy poco sueldo. Sergio Cánovas quiso echar una mano en casa. Lo de peón de albañil era duro, “siempre sucio y con mucho calor en verano y frío en invierno”. Pero su salario semanal le daba una tremenda sensación de riqueza. Cada viernes disponía de 25.000 pesetas mientras sus amigos solo sumaban 500. Gastaba lo que quería y ayudaba en casa.
A los 16 años dejó la construcción para instalar toldos y mamparas de baño. Estudió fontanería de noche, pero nunca ejerció. “Sin embargo, yo ya visualizaba la posibilidad de crear un negocio próspero subcontratando a otros fontaneros” Luego fue repartidor de El Corte Inglés, “eran muchos madrugones y largas jornadas de trabajo”.
Libros de autoayuda
A los 18 años, un amigo le introdujo en el mundo del desarrollo personal. “Me dio un libro, pero yo le dije que no pensaba leerlo”. Lo leyó y le cambió la vida: El mejor vendedor del mundo. Empezó a devorar libros de autoayuda, escuchar audios y buscar formación en plataformas como YouTube, “para absorberlo todo”.
Cambió el chándal por el traje y la corbata. “Entré en una empresa que vendía alarmas, recomendado por el padre de un amigo. A los tres meses me despidieron por mal vendedor”. Luego, entró en el mundo editorial: “Un compañero me enseñó las habilidades de ventas que necesitaba y me enamoré del trabajo”. Pasó por varias empresas y llegó a jefe de ventas, dirigiendo a 600 comerciales en toda España.
Tony Robbins y su reinvención
Más tarde asistiría a un evento del escritor de libros de desarrollo personal estadounidense Tony Robbins, y le cambiaron todos los esquemas. Dejó siete años atrás para reinventarse. Cuando le dijo a su madre que había abandonado su trabajo de 50.000 euros al mes, esta le respondió: “¿Tú estás tonto o qué?” Fue la primera vez que no contaba con su apoyo. Durante seis meses, se sumergió en estudios y aprendizajes, buscando formaciones similares a las de Tony Robbins en español, pero sin éxito. “Entonces decidí crear mis propios cursos en vídeo, audio y texto, a precios asequibles”.
Cometió muchos errores y fue de mal en peor. “Llegué a tener que pedirle prestados 50 euros a mi abuelo para comprar patatas y arroz. Vendí mi coche y el que le había regalado a mi madre. Incluso el oro de la familia, por 4.000 euros. Representaba mucho más que el valor monetario”, recuerda.
Fue su madre la que se empeñó en vender el oro de la familia, porque él no quería. “Fue un acto de sacrificio y amor que nunca olvidaré”. Con el dinero obtenido siguió luchando y las cosas comenzaron a mejorar, “pero comprendí que debía ser yo quien creara mis propios cursos para triunfar”.
Los primeros cursos
Comenzó diseñando cursos con contenido de otros. Luego desarrolló sus propios materiales educativos, creando un conjunto de cinco formaciones que abarcan todos los conocimientos adquiridos. Cursos económicamente asequibles para todo el mundo. Pronto, reunieron a grupos de veinte personas en presencial y a cientos en línea, y este modelo híbrido les permitió expandirse. Los eventos presenciales empezaron a ser multitudinarios.
Pero tenía que hacer marketing, y no sabía cómo hacerlo. Contactó con Javier García, “el mejor de su sector en España, pero me dio calabazas”.
La otra costilla del negocio
“Finalmente, logré establecer una relación personal con Javi. No trabajó conmigo, pero me ofreció una consultoría gratuita semanal para responder a todas mis preguntas, lo que me hizo más consciente de mis carencias”, explica.
Javi asistió a uno de los eventos de Sergio y ahí ya no se pudo resistir. Sergio no necesitaba un director de lanzamientos, sino un CEO, y Javi era el indicado. “Llegamos a un acuerdo y, desde entonces, la empresa ha experimentado un crecimiento exponencial”. “Juntos, hemos superado mis expectativas iniciales, logrando reunir hace unas semanas a 6.000 personas en el Palacio de Vistalegre de Madrid y otras 20.000 en línea”. Y esto es solo el principio. Y todo ha sido posible porque “vendimos el oro de la familia”.
Juanma Romero www.juanmaromero.com
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