La bioenergía gana terreno en la industria y reclama más apoyo
Las tecnologías modernas asociadas a los desechos orgánicos ganan fuerza en los sectores termointensivos. El sector reclama objetivos más ambiciosos en España
Al menos 424 gigavatios de capacidad de generación de energía fueron instalados el año pasado a nivel mundial, con la energía solar y eólica representando un poco más del 80% de estas nuevas incorporaciones. El rápido despliegue de ambas tecnologías verdes tiene un ‘lado B’, al eclipsar al resto de soluciones que podrían contribuir a la descarbonización, especialmente en las industrias que presentan más complejidades para su electrificación.
Casi un 20% de total de la oferta energética en 2040 podría ser provista por la bioenergía, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE...
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Al menos 424 gigavatios de capacidad de generación de energía fueron instalados el año pasado a nivel mundial, con la energía solar y eólica representando un poco más del 80% de estas nuevas incorporaciones. El rápido despliegue de ambas tecnologías verdes tiene un ‘lado B’, al eclipsar al resto de soluciones que podrían contribuir a la descarbonización, especialmente en las industrias que presentan más complejidades para su electrificación.
Casi un 20% de total de la oferta energética en 2040 podría ser provista por la bioenergía, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Esto significa que buena parte del calor, electricidad y combustibles necesarios para un futuro más verde podrían proceder de la transformación de material orgánico ya existente y que, en la actualidad, muchas veces es desechado.
“La transición energética pasa necesariamente por el aprovechamiento y el uso de la biomasa, especialmente en sectores industriales termointensivos”, comenta Elias Hernández Igeño, director general de Enso, una firma especializada la introducción de esta tecnología. “La industria agroalimentaria y farma, por poner solo dos ejemplos, necesita calor para sus procesos industriales y hoy utilizan combustibles fósiles para lograrlo”, explica Hernández Igeño.
Enso, participada por Energy Transition Fund, un fondo de capital riesgo lanzado por Tikehau Capital en colaboración con Total, cuenta con casi una decena de proyectos en la península Ibérica. Por ejemplo, la firma, que opera como como una empresa de servicios energéticos, fue la encargada de construir una planta para el grupo García-Carrión en las instalaciones de Don Simón en Huelva que ya está operativa. Esto permite valorizar los residuos generados en la actividad agrícola de la planta e integra toda la cadena de valor de la compañía.
“La industria se encontró con que el combustible y el gas natural llegaron a multiplicar incluso por cinco sus facturas energéticas desde 2020, lo que derivó a un apetito en la bioenergía”, agrega Hernández Igeño, que menciona la complementariedad con la electrificación para abaratar los costes de producción. El sector de la bioenergía, sin embargo, se caracteriza por sus pocos actores, asegura el directivo, dadas las altas barreras de entrada en materia de operación, mantenimiento y obtención de las materias primas.
Otros jugadores del sector energético como Nortegas apuestan por el uso del biogás, una solución renovable compuesto por metano y dióxido de carbono obtenido a partir de la degradación de residuos orgánicos. Esto permite a grandes empresas dar una salida útil a lo que, de otra forma, serían residuos. En octubre pasado, el grupo Nortegas anunció una planta de biometano junto con la explotación ganadera Granja Conchita para la inyección directa del biometano a la red de distribución de gas natural. En este caso, la planta permitirá gestionar 60.000 toneladas de desechos al año, lo que es equivalente al consumo medio anual de gas natural de 4.000 hogares, apunta la compañía.
España es diferente
El mercado mundial de la bioenergía alcanzará una valoración superior a los 80.000 millones de euros para 2031, según datos de BloombergNEF. La creciente demanda de las empresas por descarbonizar sus operaciones, así como el avance de los biocombustibles de segunda generación aseguran un avance rápido del negocio.
“España es el tercer país en la Unión Europea por potencial de recurso biomasa forestal”, resalta Hernández Igeño aunque destaca que el nivel de aprovechamiento en el país es aún muy bajo para el potencial existente. Para esto, asegura, es fundamental el apoyo público para una tecnología que es sólida.
La actualización del PNIEC, presentada en junio pasado, deja poco espacio para la ambición. Pese a que el plan si incrementa en un 80% los objetivos de generación de biogás para 2030 alcanzando los 440 MW de potencia bruta, mantiene sin cambios los de la biomasa. La patronal de empresas del sector, Avebiom, apunta que el nuevo plan no valoriza los subproductos de la industria.
Además, las firmas del sector destacan que la bioenergía no solo fomenta la competitividad de la industria, sino que da soluciones a la problemática locales como la despoblación. Las empresas del sector apuntan que, si el objetivo europeo es ganar autonomía estratégica frente a “socios no confiables”, la bioenergía representa la mejor oportunidad por su fuerte implantación en las economías locales, de donde se extraen los recursos orgánicos.
“Nuestro reto es maximizar el desarrollo del potencial que posee España para su generación a través de proyectos sólidos que dejan una huella positiva de las zonas rurales en las que opera, tanto a nivel económico como medioambiental”, apunta Felipe Requejo, director general de negocio de Biometano de Nortegas.
Nuevas oportunidades
Los beneficios para las industrias son solo el comienzo, ya que la bioenergía puede ser la punta de lanza para el desarrollo de otras soluciones en el ámbito de la movilidad o de los hogares.
“España puede liderar no solo la generación de carburantes sintéticos (bio-metanol, bio-SAF,entre otros), cuyo coste es, a día de hoy, más competitivo que los que se obtienen a partir de la electricidad”, agrega Hernández Igeño. Esto explica porque grandes energéticas como Repsol o Cepsa ya desarrollan en el país iniciativas para el desarrollo de biocombustibles de segunda generación.
Además, algunos gases como el biometano presenta la oportunidad de ser combinado con el gas natural que ya circula en las redes de transporte y distribución, lo que hace posible la reducción de emisiones en los hogares.
Proyectos ya en marcha
- Don Simón. El proyecto de Enso en la planta Don Simón (Villanueva de los Castillejos, Huelva), recientemente inaugurado, generará anualmente más de 50.000 toneladas de vapor saturado procedente de las podas de los naranjos cercanos a la nueva central. Además, favorecerá una producción más sostenible al evitar más de 8.000 toneladas de emisiones de CO2 al año.
- Cogeneración. La cooperativa azucarera Acor también tiene en marcha, junto a Enso, el mayor proyecto de cogeneración con biomasa en España. Esto permite la transformación de los residuos agrícolas en energía eléctrica y calor, y reduce en un 80% las emisioens a la atmósfera. Se espera que este nuevo sistema esté operativo a principios de 2024.ç
- Gases renovables. Nortegas ya ha puesto en marcha en Ólvega (Soria) la primera planta nacional de biogás, que ya inyecta 38 GWh anuales de biometano en la red de gas natural, lo que equivale al consumo de gas natural de más de 8.000 hogares. La central tiene capacidad para valorizar anualmente unas 30.00 toneladas de purín porcino y 35.000 toneladas de residuos agroalimentarios, industriales y otros aceites residuales.
- Aviación. La petrolera española Cepsa anunció el pasado mes de julio que inició la comercialización de combustible sostenible de aviación (SAF), producido a partir de desechos y residuos tratados, en los aeropuertos de Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca y Sevilla. Además, la petrolera prevé construir una gran planta de biocombustibles en Palos de la Frontera junto con el grupo Bio Oils.
- Biocombustibles. Repsol pondrá en marcha a finales de año su primera planta de biocombustibles avanzados en España, que ya ha construido durante los últimos dos años en Cartagena. La petrolera espera producir 250.000 toneladas de biodiésel, biojet, bionafta y biopropano que podrán ser utilizados en aviones y grandes buques, pero también en otras opciones como camiones y coches.
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