Banco Santander entra en la terna de posibles compradores de la británica Metro Bank

El colombiano Gilinski toma el control de la entidad, que acuerda una ampliación de capital y refinanciación de deuda para paliar su crisis

Madrid -
Varias personas pasan por delante de una oficina de Metro Bank, en Londres.Hannah McKay (REUTERS)

Banco Santander se cuela entre los candidatos a adquirir la entidad británica Metro Bank. El grupo que preside Ana Botín valora esta opción de mercado, para incluirla en su filial Santander UK, aunque por el momento la operación se encuentra en una fase prematura, aseguran a este diario fuentes conocedoras de los movimientos. Pese a ello, según avanzó este domingo Sky News, ya ha contratado a la boutique de banca de inversión Robey Warshaw para que le asesore en una posible oferta. El grupo financiero, a preguntas de este diario, ha preferido no hacer declaraciones.

Metro Bank, por su lado, cierra este fin de semana in extremis un rescate valorado en unos 925 millones de libras (alrededor de 1.070 millones de euros) entre ampliación de capital y refinanciación de 600 millones de libras deuda para apagar el fuego de los mercados. El empresario colombiano Jaime Gilinski, principal valedor de la ampliación de capital, tomará una participación mayoritaria, según Bloomberg. En concreto, dos tercios de la ampliación de capital serán suscritos por Gilinski, que controlará el 53% (hasta ahora tenía un 9,2%) del banco a través de Spaldy Invesment tras aportar 102 millones. La entidad británica estudia aún la venta de activos relacionados con hipotecas.

De esta forma, el banco trata de cerrar la crisis o, al menos, coger algo de oxígeno para estabilizar sus números. Ya sea para seguir en solitario o para tener tiempo de cerrar su posterior venta. Entre los candidatos a adquirir Metro Bank están los bancos británicos NatWest y Lloyds, así como la entidad española que preside Ana Botín (ha mostrado cierto interés, aunque formalmente no ha dado todavía ningún paso oficial). Hasta el momento, el problema es precisamente ese, que ninguno ha mostrado su intención firme de hacerse con la entidad en su totalidad.

Hay interés y estudian la operación, pero aún no se han comprometido a nada, ya que estudian si es mejor ofertar solo por una parte de sus activos, dejando a un lado la costosa estructura del banco. Es decir, trocear el banco y repartirlo entre diferentes compradores. NatWest está interesada en adquirir algunos de los activos y no todo el grupo, según explicaron personas conocedoras de la negociación a Financial Times.

El regulador británico, por su lado, quiere agilizar la posible adquisición y se ha movido para tratar de contener la sangría: ya ha mantenido conversaciones informales con los interesados, según Sky News. Eso sí, esto le puede suponer que el comprador final exija algún tipo de respaldo público para acometer la operación. Más si cabe con las necesidades de capital que tiene la entidad.

El banco estadounidense JPMorgan y HSBC eran otros de los candidatos a pujar por Metro Bank. Han considerado realizar una oferta, aunque finalmente lo han descartado, según Financial Times. Por otra parte, la consultora Ernst & Young ha sido contratada por el Banco de Inglaterra para encontrar un comprador para Metro Bank lo antes posible, según Bloomberg. La intención era lograr el sí quiero de algún banco para cerrar el acuerdo incluso antes de la apertura de los mercados de este lunes, según fuentes cercanas a la operación. Fuentes oficiales de Metro Bank, EY y JPMorgan no han hecho comentarios al respecto.

Metro Bank ya había tenido conversaciones sobre una posible fusión con el también británico Shawbrook Bank, aunque esa negociación no ha progresado por ahora. Cabe recordar que la entidad en crisis, que nació en 2010, tenía a cierre de junio 76 oficinas, 22.000 millones de libras de activos y un valor de mercado de unos 78 millones de libras, muy lejos de los 3.200 millones de libras que llegó a tener de capitalización bursátil a finales de 2017.

El declive y la desconfianza en el banco se desató en 2019, cuando salió a la luz un escándalo sobre su contabilidad. Desde entonces no remonta el vuelo su cotización, asediada además por unos márgenes escasos y cuatro años consecutivos de números rojos.

La entidad ha vivido además una última semana de vértigo. El jueves sufrió una corrección severa en Bolsa (perdió un 25,7% de su valor) por las dudas sobre una posible ampliación de capital. Aunque el viernes se alivió algo la situación y sus títulos rebotaron un 20,67%. El cambio en el mercado se explica por las informaciones sobre el estudio de la posible venta de parte de sus activos.

Según Bloomberg, citando a fuentes internas, la compañía ha ofrecido a otros bancos británicos de mayor tamaño un lote de hipotecas. Falta por ver qué ocurre ahora en la sesión de este lunes tras salir a la luz nuevos movimientos para llevar a cabo un traspaso.

Así, el golpe de gracia a la entidad parece que ha sido el rechazo de las autoridades de la petición de una licencia de la Prudential Regulation Authority (PRA), un organismo de supervisión financiero que forma parte del Banco de Inglaterra. El 12 de septiembre lo reconoció Metro Bank en un comunicado, lo que le deja sin la opción de utilizar un procedimiento de medición de riesgos interno que le permitiría liberar más reservas de capital. Por ello, avanzó el banco en otro documento oficial el pasado jueves, estaban sobre la mesa diversas alternativas: una ampliación de capital, que ya ha cerrado, la venta de activos, que sigue sobre la mesa, o la emisión de nueva deuda.

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