Solo el 5% de los proyectos de hidrógeno en Europa avanza de forma efectiva
La falta de un modelo de negocio claro y las múltiples promesas de ayudas públicas dejan en el aire 100.000 millones en inversiones, según las grandes empresas
Ambición. Esa parece ser la palabra que define en estos momentos la carrera por desarrollar hidrógeno verde, uno de los nuevos combustibles llamado a protagonizar la tan anunciada transición energética. A comienzos de 2023, el total de proyectos de hidrógeno anunciados en Europa alcanzó los 107.000 millones de euros, según los datos del Hydrogen Council. Sin embargo, la asociación compuesta por gigantes petroleros como BP, Shell o TotalEnergies y energéticas como la francesa Engie resalta ahora una alerta real: el 95% de estas iniciativas se encuentra, como mucho, en etapa de planificación. Es decir, solo un 5% avanza de forma efectiva (valorados en unos 5.300 millones) y prácticamente 102.000 millones aún están en el aire.
Este bajo nivel de funcionamiento preocupa al sector privado, según fuentes de las grandes empresas consultadas por CincoDías, ya que podría generar un fuerte retraso en el cumplimiento de las ambiciosas previsiones de descarbonización que se ha marcado el Viejo Continente para 2030.
Además, advierten que si solo la mitad de los anuncios se hicieran realidad, que en el caso de Europa implicaría una capacidad de electrolisis de 80 gigavatios, la lucha por captar mano de obra especializada y capacidad de construcción podría aumentar súbitamente los costes.
Esto pone en jaque las previsiones de la propia industria, que espera que el hidrógeno verde satisfaga el 18% de la demanda energética global en 2050 y genere un mercado de 2,3 billones de euros.
En total, a nivel global se han anunciado 1.046 proyectos vinculados a hidrógeno renovable. La mayoría de ellos corresponden a iniciativas para su uso a nivel industrial, mientras que menos del 10% corresponde a infraestructura.
España destaca en el contexto europeo ya que es el país, según el Gobierno y el sector privado, donde la producción sería más barata gracias al bajo precio de la producción de energía renovable. El país también espera recibir el mayor proyecto de hidrógeno verde en el continente, anunciado por la petrolera Cepsa el pasado diciembre con una inversión de 3.000 millones de euros en Andalucía. Al mismo tiempo, el Gobierno anunció un acuerdo con Francia y Portugal para construir una inédita infraestructura submarina que conectará a los tres países para el transporte de este combustible.
Marteen Wetselaar, consejero delegado de Cepsa, reclamó en el Congreso Global de Hidrógeno celebrado recientemente “un panorama atractivo y previsible” para fomentar la inversión. El hecho es que los países europeos aún no se han puesto de acuerdo sobre qué fuentes de energía deben autorizarse para la producción de este hidrógeno. Esto puede generar un impacto en los cálculos de la industria, ya que la generación con energía de origen nuclear puede desequilibrar los proyectos presentados.
Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, respondió en el mismo encuentro que el desarrollo de esta industria es vital para los Veintisiete, más allá de las demoras. Además, recordó que, a diferencia de otros pesos pesados de la industria, Europa “incentivará la producción” porque tiene la complicada misión de independizarse de la producción rusa minimizando el peso de sus propios combustibles fósiles, a diferencia de Estados Unidos.
Modelo de negocio
El verdadero desafío, señalan las empresas, es construir un plan de negocio que sea atractivo y razonable para los inversores, mientras las ayudas públicas aún son limitadas. El problema no es la competencia, sino poder asegurar la venta de la producción a futuro y así convencer al mercado de la apuesta.
La fiebre del hidrógeno ha hecho que empresas como Repsol y Naturgy trabajen de forma conjunta, mientras otras sin presencia en el sector energético, como la naviera Maersk, anuncien una inversión de 10.000 millones con dos plantas de producción de metanol verde (subproducto del hidrógeno) en Andalucia y Galicia.
Cepsa, por su parte, firmó hace pocos días su primer acuerdo de exportación a clientes en toda Europa a partir de 2026, lo que le permite asegurar buena parte de la generación de sus megaparques en Andalucía. A esto se suman las necesidades de hidrógeno de sus propias refinerías, que buscan reemplazar el hidrógeno gris (generado a partir de fuentes contaminantes) por uno sostenible.
Shell avanza en Países Bajos con otro de los proyectos más grandes a nivel europeo, con su apuesta por una planta electrolizadora en el puerto de Róterdam. Esto le permitirá utilizar esta producción en sus refinerías cercanas, a la vez que construye una cadena de valor que espera se extienda por toda Holanda. La compañía angloholandesa destaca en particular que este proyecto no se trata solo de una presentación, sino que ya está en etapa de construcción. Además, la petrolera complementa su iniciativa con su propio parque eólico marítimo en el mar del Norte.
Ayudas públicas
La fiebre del sector privado contrasta con un limitado apoyo de los Gobiernos. Las subvenciones hasta 2030 alcanzan los 146.000 millones, según datos de BloombergNEF. Estados Unidos probablemente supere al resto de sus competidores, incluidos China y la Unión Europea.
España se sitúa en el quinto lugar dentro de los países del bloque comunitario en cuanto a subsidios para el desarrollo de proyectos de hidrógeno. Prevé destinar 2.199 millones de euros hasta 2030 para fomentar el sector. Mientras tanto, Alemania tiene previsto desembolsar 17 veces más en el mismo periodo.
Los expertos consultados por este periódico consideran que esta carrera de ayudas públicas para fomentar las energías verdes puede tener un efecto positivo, a pesar de la presión que ejerce sobre las arcas públicas. Los generosos incentivos de Estados Unidos pueden reducir los costes de producción a nivel global del hidrógeno renovable, a la vez que promueven que nuevos jugadores participen del ecosistema. Sin embargo, las estimaciones no se ponen de acuerdo sobre cuándo el hidrógeno generado de forma sostenible será más barato que su alternativa gris. Esta será la clave para que las inversiones se materialicen.
La batalla geopolítica
- Potencias. A pesar del liderazgo europeo en cuanto a inversiones y volúmenes anunciados, Estados Unidos y China están a la cabeza en cuanto al avance de sus inversiones. En China, el 40% del volumen anunciado ya está en desarrollo real, mientras que en Estados Unidos este porcentaje llega al 20% y puede dispararse aún más gracias a las ayudas de Washington.
- Gigantes petroleros. Además, los países del Medio Oriente tampoco quieren quedarse fuera. El ministro saudí de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salmanm, anunció durante el Congreso Global de Hidrógeno que “la ambición de su país” es ilimitada y está disponible para colaborar con Europa.
- América Latina. La región, que cuenta con grandes posibilidades gracias a su energía verde accesible, dispone de muchos proyectos en estudio, pero pocos compromisos ratificados.
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