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Goirigolzarri pide acelerar el fondo europeo de depósitos ante el temor de una crisis financiera

El presidente y el consejero delegado de CaixaBank tranquilizan a los accionistas con la fortaleza del banco frente a una sacudida

Álvaro Bayón
Juan Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, y Gonzalo Gortázar, consejero delegado.
Juan Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, y Gonzalo Gortázar, consejero delegado.

El presidente de CaixaBank, Juan Ignacio Goirigolzarri, ha reclamado a la Unión Europea la unión bancaria como respuesta a los temores desatados en el sector financiero por las crisis de Silicon Valley Bank y Credit Suisse y las tensiones sobre Deutsche Bank de la semana pasada. Y, en concreto, ha pedido a Bruselas que acelere la creación del fondo de garantía de depósitos europeo.

Goirigolzarri ha arrancado su intervención en la junta de accionistas de la entidad refiriéndose a las turbulencias en el mundo financiero. Y lo ha hecho para marcar las diferencias entre el modelo de negocio de la banca española y de CaixaBank en particular con los maltrechos Silicon Valley Bank y Credit Suisse. Ha ponderado en este contexto la diversificación de los depósitos y de sus inversiones, así como la fortaleza en las ratios de liquidez y solvencia y las diferencias en supervisión y regulación entre EE UU y Europa.

“Aunque los episodios de volatilidad pueden continuar, y siempre debemos ser prudentes, creo honestamente que la banca española, por contraposición a lo que vivimos en la anterior crisis, está muy bien preparada y tiene una enorme fortaleza para enfrentarse a este tipo de situaciones”, ha sostenido.

El presidente de CaixaBank también se ha referido al revolcón que sufrió el mercado de bonos híbridos bancarios, en el argot, los cocos. Y ha saludado el comunicado de los supervisores bancarios europeos, que apuntaba a que en la zona euro los dueños de este tipo de deuda nunca iban a asumir pérdidas antes que los accionistas. En este sentido, ha pedido acelerar en la unión bancaria y la construcción de un fondo europeo de depósitos único para toda la UE, con el objetivo de que el riesgo bancario no redunde en un mayor riesgo soberano.

En un tono similar se ha pronunciado el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, quien ha comentado que la fortaleza y la resistencia de la banca europea es muy superior a la que tenía hace una década, durante la crisis de 2008. “Esta fortaleza es un bien para un país. Es importante contar con un sistema financiero. Es positivo y nos tiene que dar confianza”, ha dicho.

En concreto, ha ponderado las ratios de solvencia, con la CET 1 en el 12,8%, así como las de liquidez, con la tasa LCR en el 194%. Prueba de esto ha sido que la entidad ha devuelto el 81% de las líneas extraordinarias de liquidez puestas en marcha en los años anteriores por el Banco Central Europeo (BCE), las TLTRO.

Con respecto al ejercicio en curso, Gortázar se ha pronunciado brevemente sobre el nuevo impuesto a la banca extraordinario a la banca impulsado por el Gobierno, a lo que se ha referido como uno de los desafíos que el banco afronta en 2023. No obstante, ha afirmado que esto no será óbice para que el banco mantenga intacto su plan estratégico, a cumplir antes de 2024. En concreto, una rentabilidad sobre recursos propios del 12%, mejora de la eficiencia del 48% y generar capital disponible por 9.000 millones.

En este sentido ha citado también como un riesgo para el banco el incremento de los tipos de interés, que puede conllevar un incremento de la morosidad. A este respecto, sin embargo, también ha afirmado que una buena parte de las hipotecas están referenciadas a tipos fijos, tres cuartas partes del total, lo que limita este tipo de tensiones.

Gortázar se juega en esta cumbre su renovación como consejero delegado. La junta también votará la nueva política de retribuciones, que subirá un 5% el sueldo fijo tanto al consejero delegado como al presidente de la entidad. También votará la renovación de dos consejeras independientes, María Amparo Moraleda Martínez y Cristina Garmendia y el nombramiento de Peter Löscher en sustitución de John Reed. Todos los puntos del orden del día han sido aprobados por los accionistas.

A vueltas con la sede social

Tras los discursos del presidente y del consejero delegado fue el turno de los pequeños accionistas. Y sus preocupaciones fueron bien diferentes de las de los jefes, alejadas de las turbulencias financieras en EE UU y Suiza. Fueron desplazados por las condiciones laborales de la plantilla, la remuneración de los depósitos o los sueldos de la cúpula. Una sobresalió sobre todas, la sede social.

Aunque hace ya seis años desde que CaixaBank tomó la decisión histórica de trasladar su sede social a Valencia, en el momento de mayor tensión entre Cataluña y Madrid a cuenta del procés, la decisión sigue estando en el ambiente. Un accionista reclamó realizar la junta de accionistas un año en Valencia y otro en Barcelona. Y otro mentó la bicha, el traslado definitivo a Madrid. “Si lleváis la sede social a Madrid, me muero”, afirmó.

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Sobre la firma

Álvaro Bayón
Redactor de la sección de empresas especializado en operaciones corporativas, banca de inversión y capital riesgo. Graduado en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Periodismo UAM-El País, ha desarrollado toda su carrera en Cinco Días, donde trabaja desde 2016.

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