La deuda de Playa Hoteles trunca el sueño mexicano del máximo accionista de Santa Lucía
Construyeron un megaresort de 1.044 habitaciones en Riviera Maya que vendieron antes de inaugurarlo y renunciaron a un segundo inmueble
A Carlos Javier Navarro, presidente y máximo accionista de Seguros Santa Lucía, una de las compañías que mayor cuota de mercado tiene en la gestión de los seguros de decesos en España, no le está sonriendo la fortuna en sus inversiones hoteleras. Considerado como la cuadragésima cuarta fortuna de España, con una riqueza estimada en 1.250 millones de euros, cuenta con un patrimonio inmobiliario ingente (es propietario de decenas de edificios en Madrid), que le renta importantes beneficios, y ha hecho varias incursiones en el negocio hotelero con resultados poco satisfactorios hasta el momento.
La más relevante iba a ser la construcción junto a la cadena hotelera andaluza Playa Hoteles, cuya principal marca es Senator, en 2018 de un megaresort en la Riviera Maya mexicana, con 1.044 habitaciones, que contaría con una inversión de 246 millones de dólares (229 millones de euros). El hotel, cuya apertura sufrió distintos retrasos por la pandemia, fue vendido en la fase final de obra, tal y como confirman fuentes de Hoteles Playa, y finalmente fue inaugurado bajo una nueva propiedad. Ese inmueble era el buque insignia de Hoteles Playa y formaba parte de un plan más ambicioso para promover, al menos, otro hotel en los terrenos contiguos junto a Carlos Javier Navarro, que tenía una participación minoritaria en ambos proyectos, según detallan esas mismas fuentes. “La desinversión de Senator Riviera Cancún ha supuesto el desprenderse de una auténtica joya, pero la compañía sigue demostrando que es capaz de tomar este tipo de decisiones duras para asegurar el fortalecimiento global se la sociedad”, remarcó la cadena hotelera en un comunicado.
Las cuentas depositadas en el Registro Mercantil muestran el abultado endeudamiento de Hoteles Playa, incluso en los años previos a la pandemia. Las deudas a largo plazo, la gran mayoría con entidades financieras, solo bajaron una vez de 100 millones de euros entre 2015 y 2021 (99,7 millones en 2018) y en tres ejercicios el importe del pasivo fue superior a la facturación. Una situación que le llevó a encadenar distintas desinversiones para enjugar la elevada deuda: en 2019 vendió un hotel en Valencia a SwissLife por 24,5 millones, en 2021 vendió el hotel Playaballlena en Cádiz a Pontegadea, la sociedad inversora de Amancio Ortega, por 25 millones de euros y en mayo de 2022 hizo lo mismo con el resort de Riviera Maya.
Hotelatelier
La otra inversión fallida de Carlos Javier Navarro es la adquisición del 11% de High Tech Hotels, la cadena hotelera cuyas principales marcas son Petit Palace e Icon. La cadena ya arrastraba un elevado endeudamiento antes de la pandemia y la paralización del turismo no hizo más que agravar esa situación. En 2019, fecha en la que registró los mejores resultados de la historia, con una facturación de 70,25 millones de euros y un beneficio neto de 2,15 millones de euros frente a un endeudamiento de 56,4 millones. La solicitud de auxilio a la SEPI por 25 millones d euros fue una de las seis peticiones de rescate financiero de empresas ligadas al turismo rechazadas por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) al no cumplir los criterios de la SEPI.
Los principales accionistas de la cadena (el fondo franco belga Kartesia Securities y tres “family office”: Kias Investments de la inmobiliaria sueca Stahl, Miño de Seguros Santa Lucía, e Inversiones El Piles de la familia asturiana Arrojo) habían acordado cerrar la venta de la compañía antes de que concluyera 2022 para aliviar el deterioro económico sufrido durante los dos años de pandemia, solo compensado parcialmente con la reactivación del turismo con el fin de la ola ómicron. El proceso se ha paralizado por la falta de ofertas que llegaran a los 230 millones de euros (ahora mismo las más elevadas se mueven en el rango de 200 a 230 millones) y por el cambio de posición de los accionistas, que con toda seguridad tratan de beneficiarse de la reactivación explosiva del turismo para revalorizar el activo y venderlo al precio que pretendían en uno o dos años.
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