Comsa supera sus objetivos de 2022, embrida la deuda y se marca facturar 1.000 millones en 2025
Revisará al alza su plan estratégico e irá a por obras y concesiones de mayor calado
El plan estratégico 2021-2025 de la firma de infraestructuras Comsa ha comenzado a quedarse pequeño al cierre de 2022. Los ingresos obtenidos el pasado ejercicio, de 886 millones de euros (331 millones fuera de España), aumentaron un 17% y ya estuvieron un 5% por encima del objetivo (849 millones), lo que invita a revisar la citada hoja de ruta. También ha subido la cartera de obra contratada, hasta los 1.562 millones (69% doméstica), y desde la compañía se asegura que el resultado neto positivo arroja crecimiento, pero no se desvela la cifra.
El presidente Jorge Miarnau habla de la confirmación del cambio de tendencia que ya se avistaba dos años atrás: “Hemos concluido 2022 de nuevos con resultados positivos y lo hemos hecho cumpliendo con amplitud el compromiso con las entidades financieras”. La posición de deuda de la catalana ha pasado de los más de 1.000 millones con que cargaba en 2016 a una cifra inferior a los 60 millones a la conclusión de 2022. Con la estructura de capital reforzada, la empresa se prepara para ampliar su presencia en el exterior y retoma la capacidad para acudir a proyectos de mayor tamaño. También prevé elevar su apuesta por las concesiones e invertir en maquinaria ferroviaria propia. “Iniciamos una nueva etapa centrada en el desarrollo de nuestros negocios”, anuncia Miarnau.
Comsa, la mayor constructora española no cotizada, ha sorteado la crisis generada por la inflación en los materiales y las tensiones en la cadena de suministros. Y lo ha hecho completando su plan de desinversiones hasta dejar la deuda en menos de dos veces el ebitda. La compañía se ha desprendido de las participaciones en la constructora polaca Trakcja (contaba con un 32% de la cotizada), en la concesionaria Tranvía de Murcia (50% del capital) y en la empresa de valorización de neumáticos usados GMN, tal y como reflejaba el plan acordado con la banca en el marco de la refinanciación de deuda del verano de 2021.
Las dificultades generadas años atrás por la integración de Emte, y la propia crisis financiera, obligaron a Comsa a un ejercicio de reestructuración del que sale con el desafío de reconquistar los 1.000 millones en ingresos en 2025 (tiene 909 millones presupuestados para este 2023, 349 millones en el exterior). Será a partir de las especialidades de infraestructuras ferroviarias y civiles, la ingeniería industrial y los servicios de mantenimiento. Además, la compañía sigue interesada por las concesiones de transporte y las energías renovables. Las exigencias que vienen de la mano de la sostenibilidad también obligan al diseño de una nueva estrategia para los próximos años.
El consejero delegado del área de Infraestructuras, Ingeniería y Servicios, Guillermo Lorenzo, pone parte de las expectativas a corto plazo en las oportunidades generadas en el mercado doméstico, “dadas las inversiones en infraestructuras programadas por las distintas Administraciones”. Comsa, con actividad en Europa y Latinoamérica, cuenta con una plantilla de 5.500 personas, de las que 4.100 trabajan en España.
A por activos en concesión fuera de España
A pesar de las recientes desinversiones, Comsa cuenta con activos en operación en ferrocarril, con más de 1.400 millones de inversión gestionada; carreteras, donde tiene concesiones con 638 millones invertidos; ha destinado 136 millones a sus concesiones en infraestructura social, y promueve 120 megavatios (MW) eólicos y 40 MW fotovoltaicos.
La empresa pretende ir a más y dice participar en licitaciones en Portugal, Bélgica e Israel, ente otros mercados. En España es titular de una concesión en el Metro de Málaga, el tranvía del Baix Llobregat o se encarga de la señalización de la línea de alta velocidad ferroviaria entre Albacete y Alicante.
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