La inestabilidad financiera y la bursátil amenazan con encarecer la marcha de Ferrovial a Países Bajos

La empresa tiene potestad para subir el tope de 500 millones del mecanismo de separación y salvar la operación si se dispara la salida de partícipes

Panel de la Bolsa de Madrid con cotizaciones de las referencias del Ibex 35.Vega Alonso del Val (EFE)

Factor de riesgo imprevisto para Ferrovial en su plan de deslocalización a Países Bajos. La tormenta financiera y bursátil que comenzó en Estados Unidos con la caída de Silvergate Capital y del Silicon Valley Bank, y el rápido contagio a Europa con la crisis de un banco sistémico como es Credit Suisse, ha sumado incertidumbre al movimiento anunciado el 28 de febrero por el grupo de infraestructuras y que será votado en la junta de accionistas el 13 de abril.

La acción de Ferrovial, como el resto de la Bolsa, se ha instalado en una fuerte volatilidad y tanto la dirección como los propios accionistas están atentos a un nivel de precio: los 26,0075 euros por título que la compañía se ha comprometido a pagar a quienes decidan separarse del proyecto de marcha a Países Bajos.

Esa cifra, cogida como media de la cotización de Ferrovial en los tres meses anteriores al 27 de febrero, parecía poco o nada motivadora para los inversores. De hecho, la dirección de Ferrovial no preveía deserciones o que estas sumaran un porcentaje importante del capital. La empresa fijó como condición suspensiva, para la fusión inversa de la matriz Ferrovial SA con la filial neerlandesa Ferrovial International SE, que el pago por el mecanismo de separación no fuera más allá de los 500 millones de euros, lo que representa un 2,56% del capital al citado precio de separación de 26 euros. Y en conversaciones con las agencias de calificación crediticia, explican fuentes cercanas a los contactos, se dio por hecho que las separaciones estarían muy lejos de ese techo, por lo que la caja y la nota de investment grade no corrían riesgo.

El viento soplaba a favor de la operación, pese a la fuerte oposición del Gobierno español al traslado de la sede social, hasta que se desataron los problemas en la banca. La cotización sumó tres jornadas de revalorización con el anuncio de marcha a Ámsterdam y el plan de salir a Bolsa en el Euronext holandés y cotizar en el parqué de Estados Unidos, manteniendo la presencia en la Bolsa de Madrid. Ferrovial alcanzó un máximo de 27,46 euros por acción el día 3; después vinieron seis jornadas consecutivas de descensos y un mínimo de 26,22 el 15 de marzo. Ese miércoles, el banco saudí SNB desveló que no prestaría ayuda a Credit Suisse, que había reconocido fallos en la gestión de riesgos. El terremoto en las Bolsas estaba servido.

Cambio sobre la marcha

El cierre de la jornada de ayer volvió a ser positivo para Ferrovial, que se apuntó una subida del 0,57%, hasta los 26,66 euros. Llegar a la junta del 13 de abril por debajo de 26 euros y con dudas entre los inversores sobre el comportamiento de la Bolsa o futuras intervenciones de los Bancos Centrales respecto al precio del dinero, pesaría como una losa. Con todo, la empresa guarda un as bajo la manga: puede renunciar a la condición suspensiva del límite de 500 millones de euros para atender el mecanismo de separación, cuestión que su dirección veía muy remota dos semanas atrás. Esto, insisten fuentes de la empresa, no se estudiará hasta el momento en que sea preciso.

Las razones para saltar de Madrid a Ámsterdam con la matriz, según la empresa, son financieras y se busca una mayor notoriedad internacional. Al margen de la controversia generada por las ventajas fiscales que ofrece Países Bajos frente a España, Ferrovial defiende que mejorará sus condiciones de financiación al estar en un país con prima de riesgo estable y calificación crediticia de triple A, lo que también debería repercutir en una mejora del coste total del capital. “La amenaza de una crisis puede ser utilizada por la compañía para potenciar su mensaje sobre la necesidad de establecerse en un mercado que considera seguro, como Ámsterdam, pero dependerá de que no se disparen los costes”, explica, bajo la petición de anonimato, uno de los analistas que sigue la acción de Ferrovial.

Los accionistas tienen tiempo para decidir. Podrán ejercitar el derecho de vender sus acciones a la propia Ferrovial por 26 euros siempre que voten en contra de la fusión y deslocalización a Países Bajos en la junta del día 13. Con ese voto desfavorable aún tendrán un mes, desde la publicación en el BORME del anuncio del acuerdo de la junta aprobando la fusión, para ejecutar el citado mecanismo de separación. La venta a Ferrovial sería por el volumen de acciones en posesión del accionista cinco días antes de la celebración de la junta y que siguieran en poder del partícipe en el momento de la venta.

Con la borrasca financiera ya desatada, la división de opiniones impera entre los analistas. Mirabaud Securities y Alantra Equities han aconsejado “vender” acciones de Ferrovial y fijan un precio objetivo de 23,79 y 26,10 euros, respectivamente. Sus últimas recomendaciones son del 9 y 14 de marzo; en ambos casos incluso estaba por caer Credit Suisse.

Alphavalue aboga por “reducir” peso en Ferrovial, con precio objetivo de 25,20 euros fijado el pasado día 16. Esa misma jornada, según información recopilada por Bloomberg, Bestinver publicó el consejo de “mantener” con un precio objetivo de 24,80. Y dos casas de análisis, Caixabank BPI y Kempen, salieron el día 17 con el cartel de “compra” sobre Ferrovial y precios a 12 meses vista de 31 y 30 euros, respectivamente.

Antes de que la banca se tambaleara, entidades como Citi, Santander, Mediabanca, JB Capital y Odo BHF entendieron la jugada de Ferrovial como generadora de valor para el accionista.

El voto en la junta no será determinante

El calado de adhesión o desafección de los accionistas a la operación de fusión inversa entre Ferrovial SA y Ferrovial International SE podría empezar a intuirse con el resultado de la junta, pero no se conocerá hasta un mes después. 
Si un 2,5% del capital vota en contra en la reunión de accionistas no querrá decir que el plan es desestimado. La fusión está sujeta al voto favorable de la mayoría absoluta del quorum, y este suele estar en el entorno del 70% del capital. Por ello, lo primero será ver el nivel de capital presente y representado. 
A partir de ese punto, más del 40% el capital social, entre la familia Del Pino y el fondo británico TCI, entre otros, va a votar a favor. Lo que hagan los minoritarios dependerá, en gran parte, del nivel de cotización de Ferrovial y sus expectativas de revalorización al listarse en Ámsterdam y Estados Unidos. La empresa confía en conseguir un claro aumento de la liquidez de la acción.
Ejecutar el mecanismo de separación será un derecho exclusivo de quienes voten en contra en la junta, pero estos accionistas no estarán obligados a hacerlo y podrían conservar sus acciones. Una vez contabilizadas las órdenes de venta, la empresa aún podrá subir el nivel de 500 millones que ha sido puesto como condición suspensiva de la operación. De ese modo, la deslocalización saldría adelante siempre que no se comprometa la solvencia financiera del grupo.


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