Von der Leyen y Biden buscan quitar presión a la competencia por las ayudas verdes con un acuerdo comercial

El nuevo pacto permitiría que los vehículos eléctricos puedan incorporar materias primas provenientes de Europa y ser elegibles para los subsidios

La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen y el presidente de EE UU, Joe Biden.Reuters

Estados Unidos y la Unión Europea buscan este viernes reducir las fricciones comerciales provocadas por el nuevo paquete de ayudas verdes de Washington. La reunión prevista para este viernes entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el mandatario estadounidense, Joe Biden, intentara escenificar que hay espacio para el trabajo conjunto frente al reto global que supone el cambio climático. La prensa estadounidense anticipa que ambas partes buscan terminar los detalles finales de un nuevo acuerdo comercial respecto a minerales raros, una de las materias primas esenciales para la producción de baterías.

El nuevo pacto permitiría a los Veintisiete exportar a Estados Unidos ciertos elementos claves para la industria automotriz, como litio o níquel, y los coches fabricados con estos componentes podrían ser elegibles para ayudas oficiales. De acuerdo a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), los coches eléctricos pueden recibir ayudas impositivas por hasta 7.500 dólares (7.077 euros, al cambio del día), similar al plan Moves que ofrece el Gobierno español. Pero para ser elegibles, los coches deben estar ensamblados en Estados Unidos y el 50% de los minerales de las baterías de los mismos deben ser locales.

Para fortuna de Europa, la ley aprobada en agosto por el Congreso estadounidense abre una excepción: los minerales provenientes de países que cuenten con tratados de libre comercio con Estados Unidos serán contabilizados como propios, lo que los hace elegibles para las ayudas. Por ejemplo, México y Canadá podrían beneficiarse actualmente gracias a esta legislación.

La administración demócrata está negociando condiciones similares con sus socios británicos y japoneses, que también elevaron sus quejas por las trabas comerciales que supone el nuevo paquete verde de la administración demócrata.

La Casa Blanca ha intentado reforzar que estas negociaciones son limitadas y no suponen un cambio en los intentos de la administración por promover su industria local. “Se trata de un acuerdo principalmente enfocado en los minerales esenciales para las baterías de vehículos eléctricos y las cadenas de suministro de baterías. Esperamos que sea una negociación que se limite a los minerales críticos que responden a esas necesidades”, ha dicho un funcionario estadounidense a la agencia de noticias Reuters.

La iniciativa, que debe ser aprobada por el Congreso estadounidense, podría alinease con la intención de la Comisión Europea de crear un Club de Materias Primas Críticas, que tendría la intención de garantizar la seguridad global de suministros para proteger la producción industrial.

En este sentido, Bruselas presentará la próxima semana la Ley de Materias Primas Críticas, con las que pretende aumentar la extracción, refinado y reciclado de estos componentes para ganar autonomía. De acuerdo al Financial Times, la propuesta del Ejecutivo comunitario aspira a que los países aumenten la extracción de minerales, concentrados y menas hasta llegar al 10% de su consumo para 2030. Al mismo tiempo, aumentaría hasta el 40% el nivel de procesamiento local. Sin embargo, se espera una fuerte puja en el Parlamento Europeo por la oposición del sector ambientalista.

Von der Leyen trazó alguno de los ejes de su plan en su visita a Canadá este miércoles. Frente al parlamento local, la líder comunitaria señaló que el país norteamericano era un “socio natural” por su explotación de minerales, que tomaba en cuenta la protección del medio ambiente y la preservación de los derechos laborales.

Disputas aún abiertas

La incógnita es si alguno de los dos líderes harán referencia a la respuesta comunitaria que se dio a conocer este jueves, por la cual la Comisión Europea da libertad a los países para que igualen las ayudas de terceros estados a empresas para evitar deslocalizaciones.

Los Veintisiete corren con una desventaja: no cuentan con los abultados fondos de los que dispone Washington para ayudas verdes. Mientras los socios atlánticos disponen de más de 369.000 millones de euros para promover la transición hacia las cero emisiones, la Comisión Europea ya adelantó su rechazo a un nuevo paquete de estimulo y endeudamiento para hacer frente al desafío.

Estados Unidos volverá a insistir en la necesidad de reducir la dependencia europea de China. Esto plantea una división entre los Veintisiete, que mantienen diferentes posiciones alrededor de sus relaciones comerciales y diplomáticas con Pekín.

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