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Felipe Benjumea, un empresario en busca de El Dorado renovable tras el fiasco de Abengoa

Quienes le conocen destacan que busca negocios con buen apoyo público, incorpora a su núcleo familiar y tiene el modelo americano como referencia

Felipe Benjumea
Felipe BenjumeaJosé Manuel Esteban

Felipe Benjumea Llorente (Sevilla, 1957) es un hombre pragmático, muy interesado en la transición energética y el hidrógeno. Para quien presidió durante más de 20 años Abengoa, una de las compañías de ingeniería e infraestructuras más importantes del país y fue considerado el primer empresario de Andalucía, no es una presentación muy rica. Pero tiene valor porque es de primera mano: es la que utiliza el propio Benjumea en sus redes sociales. En sí misma, es una pincelada sobre su gusto por la discreción. Además, adelanta su nueva apuesta empresarial en busca de El Dorado: la producción de energía con un combustible eterno y limpio pero (todavía) no rentable como es el hidrógeno verde.

Quienes han tratado al empresario, un abogado formado en la fábrica de líderes empresariales de la Universidad jesuita de Deusto (Bilbao), añaden más elementos al autorretrato. Benjumea Llorente, noveno de trece hermanos y protagonista a su pesar de un desplome empresarial que acabó en 2021 en uno de los mayores concursos de acreedores de la historia de España, es miembro de una familia que ancla las raíces de su prosperidad en los servicios al Duque de Osuna (siglo XVI); un hombre reservado en lo personal y arrojado en lo empresarial al que le gusta liderar todos los proyectos en los que participa.

En su actividad empresarial, añaden, se observa un patrón: busca negocios que cuentan con un buen apoyo público; procura incorporar al negocio a su núcleo familiar más próximo y tiene al modelo empresarial americano -y al mercado de valores Nasdaq- como punto de referencia. Para Benjumea, que una de sus empresas cotice en la segunda Bolsa de Valores de EE UU, es el sello de calidad de un proyecto innovador. La reválida. Con su impulso, tanto Abengoa como sus filiales Yieldco y Telvent llegaron a cotizar en el Nasdaq. Ahora mismo, Benjumea trabaja para colocar en el mercado electrónico de EE UU su último gran proyecto: la compañía H2B2 Electrolysis Technologies (H2B2), dedicada al desarrollo de producción de hidrógeno.

Una historia familiar de ambición y poder de cuatro siglos -alcaldes, ministros en dos dictaduras, un gobernador del Banco de España, un marquesado- imprime carácter. En el caso de los Benjumea, el carácter se traduce en cierto arrojo para apostar por negocios de futuro. El patriarca fundador de Abengoa, Javier Benjumea Puigcerver, ingeniero industrial, requeté y bando nacional en la Guerra Civil, ya mostraba en los años 70 un perfil mucho más profesional y más moderno que la media de los empresarios andaluces. También su hijo Felipe.

Los Benjumea fueron de los pocos empresarios con un conocimiento razonable de las consecuencias de la incorporación de España al mercado común, aseguran fuentes que los trataron en aquel momento. En Felipe, particularmente, se notaba su enorme pasión y su ambición por abrir nuevos mercados y por consolidar su liderazgo en materia de renovables, con un esfuerzo notable en I+D+i. Abengoa llegó a emplear a 900 ingenieros. Pero Benjumea tenía, aseguran las fuentes consultadas, un flanco débil: no se dejaba asesorar fácilmente. Cosas de líderes.

Elegido con 33 años por el patriarca para dirigir Abengoa, el proyecto industrial constituido tras la guerra civil -1941-, Felipe Benjumea Llorente llevó a una empresa sevillana familiar, de tamaño mediano, dedicada a ingenierías e infraestructuras y con buena reputación a una de las más exitosas y emblemáticas empresas del Ibex 35, extendida por medio mundo. En el año cumbre 2014, un año antes de que saltaran las costuras del grupo, el gigante renovable creado en torno a la familia Benjumea y sus aliados ilustres -Olajangua, Abaurre, Solís y Sundhein- llegó a acumular activos por casi 28.000 millones de euros con actividad en 80 países y 32.000 trabajadores.

Escoltado siempre por su hermano mayor Javier -heredero del marquesado de Puebla de Cazalla, con una visión empresarial más conservadora-, Felipe impuso, no sin tensiones, su rol de paladín del desarrollo sostenible. Apostó por las tecnologías renovables, la termosolar y el biofuel y embarcó a Abengoa y a las familias andaluzas afines a través de una extraordinaria expansión internacional.

El empresario comenzó a asumir riesgos por el elevado apalancamiento de las inversiones, una tendencia que fue a más. El parón brusco al apoyo a las renovables por la primera norma aprobada por el Gobierno de Rajoy en 2012 fue determinante. El éxito de su primer despliegue internacional y de su evidente potencia tecnológica, le impidió probablemente analizar con objetividad los riesgos crecientes. Los dioses, dicen, ciegan a quienes quieren perder. Benjumea perdió la necesaria prudencia en los últimos años de su liderazgo al frente de Abengoa. Intentó compensar el declive con la incorporación al consejo de notables y expolíticos en busca de más y más negocio. No funcionó.

El pasado, pasado está. Benjumea vive ya en un futuro de negocios basados en energías limpias, apoyado en un núcleo de profesionales y amigos de confianza -además del círculo familiar más próximo-. Por supuesto, como líder, aunque sea desde el segundo plano. “H2B2 está bien posicionado para convertirse en un líder del mercado global en el despliegue de instalaciones de electrólisis y soluciones integrales de hidrógeno verde” asegura la compañía creada hace seis años y para la que fichó buena parte del talento profesional en el área del hidrógeno de Abengoa, caso del doctor ingeniero y presidente de la Asociación Española del Hidrógeno Javier Brey.

De momento, Benjumea sigue el patrón de alentar buenas ideas, pero con caída en blando. “H2B2 fue la única PYME española seleccionada por la Comisión Europea para participar en la mayor iniciativa europea vinculada con el hidrógeno, en la que en total se invertirán 5.400 millones de euros, convirtiéndose en empresa estratégica en el área de tecnología del hidrógeno”, detalla la compañía”. Del total de fondos, H2B2 podrá optar a subvenciones de hasta 25 millones de euros.

El empresario no quiere primeros planos. Hace apenas unas semanas cedió el puesto de consejero delegado de la compañía al director financiero Anselmo Andrade Fernández de Mesa. Y para encarnar la figura de piloto del proyecto, Benjumea ha elegido a Antonio Vázquez Romero (Córdoba, 1951), expresidente de IAG y de Iberia, compañía en la que -Benjumea fue consejero-. Vázquez es un experimentado ejecutivo, en el camino de vuelta, capaz de citar a San Agustín, de cantar rancheras o de debutar como tenor en el Casino de Madrid. Vázquez culminó en su día operaciones empresariales de calado. Vendió Altadis a Imperial Tobacco en 2007 y en 2010 fusionó la compañía aérea española Iberia con British Airways. Benjumea, reacio a ser asesorado, será su asesor estratégico.

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