Francisco Marín pide dejar de lado "las emociones y los tribalismos" para renovar el CGPJ
El presidente del Tribunal Supremo afirma en el acto de apertura del año judicial que el estado de la institución es "desolador"
Con urgencia. La renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) exige que se dejen de lado "las emociones y tribalismos", ha dicho el presidente en funciones del Tribunal Supremo (TS), Francisco Marín, este jueves en la apertura del año judicial, la ceremonia anual que se celebra en el Salón de Plenos del Alto Tribunal presidida por el Rey Felipe VI y en la que también ha intervenido el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortíz.
Con contundencia, Francisco Marín ha descrito el panorama que afronta el Alto Tribunal: sin presidente titular, sin vicepresidente titular y con 23 vacantes de magistrados, distribuidas en sus distintas salas. Y es que precisamente hoy se jubilaba un magistrado de la Sala Quinta.
Esto, ha denunciado, repercute en una considerable disminución de resoluciones y ha obligado a adoptar medidas urgentes con el Ministerio de Justicia en las salas Tercera y Cuarta, donde el escenario es tan crítico que las previsiones indican que se registrarán cerca de un millar de sentencias menos en el año.
Marín ha calificado el poder judicial como "el más débil de los tres poderes" y recordó las palabras del Rey en enero, en Barcelona, con motivo de entrega de despachos: la independencia es la clave de bóveda de la función de los jueces.
Calidad democrática
En distintos momentos de su discurso, Marín puso el acento en el peligro democrático que supone la tardanza en la renovación del CGPJ y el hecho de que no se hayan cubierto las vacantes en el TS, algo que ha trascendido incluso hasta Europa. "Cuando las dilaciones son debidas a la ausencia de acuerdos políticos en los nombramientos, son los mismos cimientos del sistema constitucional los que se ven afectados", advirtió.
El magistrado Marín Castán también recordó durante su alocución la dimisión de su antecesor en el cargo, el magistrado Carlos Lesmes, que hace justo un año mencionaba que el Estado de Derecho debe ser preservado no solo por los jueces.
Posteriormente, ante la falta de acuerdo por parte de los principales partidos políticos para renovar el Consejo General del Poder Judicial, Lesmes presentaba su renuncia. Y después los vocales decidieron por primera vez apostar por una bicefalia para que fueran dos jueces distintos los que presidieran el Poder Judicial y el Tribunal Supremo, algo inédito en la historia democrática española. Actualmente, el cargo de presidente del CGPJ lo ocupa Vicente Guilarte.
"Los graves problemas que afectan al funcionamiento del nuestro Poder Judicial no han hecho más que empeorar", sentenció.
Independencia
El presidente del TS también indicó que la independencia judicial es fundamental para el sistema democrático. Aunque reconoció que la crítica es parte fundamental de la actividad política, pidió que se deje de etiquetar a los jueces cuando se les nombra como vocales del Tribunal Supremo o por las resoluciones que dictan.
En este sentido, ha denunciado que los ataques vienen de diferentes frentes. Pueden ser de intromisión directa en su actuación con el fin de influir en sus decisiones, pero también influyen los "comportamientos omisivos, mucho más sutiles" ha dicho, que son incluso más perjudiciales porque afectan el funcionamiento del propio sistema judicial.
Pero también ha hecho autocrítica al pedir a los propios miembros del poder judicial un esfuerzo "no solo con nuestras sentencias, sino con nuestras actitudes, en dejar bien claro que, como cualquier otro cuerpo profesional, somos plurales".
Imagen de España
Marín insistió en la necesidad urgente de llegar a acuerdos con visión de Estado ya que la no renovación del principal tribunal lo deja en una situación "casi de respiración asistida". A pesar de ello, pidió que la urgencia con la que se necesitan las designaciones no suponga que los agentes políticos caigan en la tentación de "aprovechar la ocasión para obtener ventajas políticas".
Pidió que los nombramientos se realicen con prudencia y reflexión, aportando savia nueva que se acople y renueve poco a poco una institución que supera los dos siglos de historia. El magistrado insistió que este funcionamiento anómalo del poder judicial también afecta a la imagen exterior del país e influye, incluso, en decisiones de inversión.
Corrillos comedidos
A pesar de que hay varios temas judiciales que están marcando la actualidad, como la petición de amnistía planteada por Carles Puigdemont para apoyar la investidura de Pedro Sánchez o la situación judicial de Rubiales, la tónica ha sido la discreción en los tradicionales corrillos que se forman tras la ceremonia de apertura del año judicial.
La prensa especializada suele acudir al cóctel posterior, donde es más fácil acceder a los máximos representantes del poder judicial, para aclarar algunas dudas y medir el pulso del sector sobre asuntos que marcan la actualidad política.
Sin embargo, este año ha sido algo diferente. Algunos jueces que en ocasiones anteriores se han explayado con sus opiniones sobre los acontecimientos políticos —pidiendo eso sí que los periodistas respeten el off the record— ahora se han mostrado más comedidos, salvo contadísimas excepciones.
Algunos han aludido, precisamente, a la necesidad de evitar que se identifique a unos o a otros con opiniones de los diferentes actores políticos para evitar pronunciarse sobre cómo ven los términos en los que se está desarrollando la negociación de la posible investidura del actual presidente del Gobierno en funciones y la amnistía que se pide desde Junts para dar sus siete votos.
Todo apuntaba a que tomaron nota de lo dicho por el magistrado Marín Castán sobre cuidar la imagen de los jueces y evitar actitudes que les identificasen con una opción política o con otra.