El voluntariado universitario recupera su dinamismo
Siete de cada diez universidades han aumentado sus iniciativas. Girona, Santiago de Compostela y Rey Juan Carlos, las más activas
El regreso a la presencialidad en las aulas tras haberse superado lo peor de la crisis sanitaria ha favorecido que los centros universitarios recuperen el dinamismo en materia de voluntariado y acción social. Las universidades han aumentado el número de proyectos solidarios emprendidos a la vez que han visto crecer la nómina de voluntarios durante el curso académico 2021/2022, según se destaca el X Estudio sobre voluntariado universitario elaborado por la Fundación Mutua Madrileña.
Así, siete de cada diez universidades impulsaron más iniciativas que el año anterior, hasta superar los 2.100 programas (frente a los 1.822 en 2021 o los 2.071 de 2020), siendo las universidades de Girona (con 313 acciones), Santiago de Compostela (285) y Rey Juan Carlos (159) las que promueven más acciones. Asimismo, el número de estudiantes universitarios que realiza acciones de voluntariado creció un 60% durante el último curso, hasta superar los 16.900 alumnos, siendo las universidades CEU San Pablo, Girona y Granada las que aportan más voluntarios, con 3.387, 1.995 y 1.722 estudiantes, respectivamente.
Para Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, “estos datos revelan el interés de las instituciones universitarias por reducir la brecha de las desigualdades y por formar a jóvenes comprometidos con la equidad, las causas sociales y el progreso”.
El estudio de Mutua Madrileña apunta un cambio de tendencia, ya que por primera desde que se realiza este informe se alcanza la paridad de género en los estudiantes que llevan a cabo acciones de voluntariado, cuando el perfil del voluntario ha venido siendo mayoritariamente femenino, con una representatividad de hasta el 72%. Los datos recabados por las ONG consultadas constatan que uno de cada dos voluntarios es varón (el 51%), un porcentaje que se ha duplicado respecto al curso 20/21.
El informe constata un descenso pronunciado de estudiantes relacionados con la rama de ciencias y ciencias de la salud, que tuvieron un papel más activo durante la pandemia, y pasan de representar un 45% a un 18%. El protagonismo lo recuperan los alumnos de la rama de ciencias sociales y jurídicas, con un 53% de representatividad, un nivel similar al de antes de la pandemia. La mayoría (53%) destinan entre dos y cuatro horas a actividades altruistas durante la semana
La incertidumbre derivada de las intermitentes olas de Covid ha provocado que los proyectos hayan acortado su duración. Los programas con una duración inferior a tres meses han pasado del 14% al 26%, mientras que las iniciativas de entre 6 a 12 meses han descendido un 12%. Estos programas han vuelto en su mayoría a ser presenciales.
Colectivos vulnerables
El hecho de que las consecuencias económicas de la pandemia hayan impactado más en los colectivos más vulnerables ha motivado que las universidades hayan primado a este colectivo a la hora de ayudar. Así, el 87% de las universidades ha desarrollado programas dirigidos a este colectivo, desbancando por primera vez a las iniciativas enfocadas a los menores (72%).
Los proyectos de cooperación al desarrollo, muchos cancelados a causa del confinamiento, han vuelto a retomarse, pasando del 14% durante el curso 20/21 al 41% durante el curso 21/22.
La guerra de Ucrania ha motivado una ola de ayuda en favor de la población ucraniana de la que las universidades han sido partícipes activos. Así, nueve de cada diez universidades ha impulsado algún tipo de iniciativa solidaria, siendo la donación de diversos tipos de material y las ayudas económicas dirigidas a estudiantes ucranianos las más comunes.
El X Estudio sobre voluntariado universitario, en el que han participado 39 universidades (el 46% del total) y 65 ONG, se ha realizado con motivo de los X Premios al Voluntariado Universitario, unos galardones que buscan reconocer y dar visibilidad a la labor solidaria de los estudiantes, así como ayudar económicamente al impulso y sostenimiento de los proyectos. El 31 de octubre finaliza el plazo de candidaturas.
"Como generadora de conocimiento e impulsora de los cambios sociales, la universidad tiene ante sí la gran responsabilidad de enseñar a sus alumnos a reflexionar sobre los problemas sociales y a poner los medios necesarios para equilibrar las desigualdades que nos rodean", subraya Lorenzo Cooklin.